20J | RSF pide al Gobierno que apoye al creciente exilio periodístico en España y a los medios, que valoren profesionalmente a los periodistas refugiados

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En los últimos años, el exilio de periodistas huidos de sus países en busca de seguridad y protección no ha dejado de crecer al mismo ritmo en que se deteriora la libertad de prensa en todo el mundo. Disuadidos de refugiarse en Estados Unidos, donde la Administración Trump da caza al migrante y cancela la ayuda a los medios perseguidos de América Latina, cada vez son más los reporteros de la región que eligen España para solicitar asilo. En vísperas del Día Mundial de las Personas Refugiadas, RSF España pide al Gobierno de Pedro Sánchez que adquiera un compromiso firme con los periodistas exiliados en España y los apoye activamente, porque protegerlos a ellos y su misión es proteger la democracia.

El 70% de los fondos de emergencia de RSF a nivel mundial se destinaron en 2024 a periodistas exiliados o desplazados. 716 profesionales de la información – esencialmente procedentes de Afganistán, pero también de países como Rusia, Irán o Nicaragua– recibieron ayudas urgentes de la organización principalmente destinadas a su reasentamiento en países de acogida.

 

  1. ¿Por qué el auge del exilio periodístico?

El éxodo creciente de periodistas es el resultado directo de  la expansión y el recrudecimiento de los regímenes autoritarios en todo el mundo, de conflictos mortíferos, del auge de los gobiernos militares, las amenazas del crimen organizado y las mafias, y otras persecuciones que desencadenan la huida.

Según la Clasificación de la Libertad de Prensa 2025 de RSF:

  • Menos del 1% de la población mundial vive en una zona donde las condiciones para ejercer el periodismo son “buenas”.
  • La situación de la libertad de prensa es “difícil” o “muy grave” en la mitad de los países del mundo, por primera vez desde que se publica el ránking.
  • En menos del 25% de los países del mundo, la libertad para informar es “buena” o “bastante buena”.
  • En más de seis de cada diez países (112 en total) las condiciones para ejercer el periodismo se han deteriorado el pasado año.

  1. No son casos aislados, son medios enteros.

Los datos de RSF muestran una tendencia preocupante: quienes huyen de sus países no son sólo periodistas aislados, sino redacciones enteras. En países como Cuba, Nicaragua o Venezuela, numerosos medios independientes tienen la totalidad de su redacción en el exilio, a menudo dispersa entre varios países. Es el caso, por ejemplo, del periodismo nicaragüense, diezmado por la represión del régimen Ortega-Murillo, y refugiado entre Costa Rica, Estados Unidos o España. El deterioro de la situación política en Centroamérica también se ceba con El Salvador, donde medios emblemáticos como El Faro sufren un recrudecimiento de la persecución por parte del régimen de Nayib Bukele.

“Salí del país porque sentí que me estaban echando, que nos estaban echando, no solo a los periodistas, sino a los ciudadanos de a pie. A muchos compañeros los agredían. Tuve un compañero chofer del diario al que asesinaron al regresar de una ruta nocturna llevando a compañeros que también resultaron heridos”, explica a RSF Andreína Monasterio, presidenta de la Asociación de Comunicadores Hispanoamericanos en España, con 20 años de experiencia ejerciendo en Venezuela. 

La suspensión de la ayuda exterior decretada por la Administración Trump mediante el desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAid) no ha hecho más que agravar la situación, pues numerosos medios independientes en el exilio dependían de su apoyo financiero. En Ucrania, por ejemplo, 9 de cada 10 medios funcionan gracias a la ayuda externa, de la cual  USAid era el principal donante. Los medios latinoamericanos en el exilio también han sufrido los drásticos recortes de la ayuda estadounidense, viéndose obligados, en algunos casos, a reducir drásticamente su plantilla.

 

  1. Las rutas del exilio

El exilio de periodistas es un fenómeno global, tal y como muestra el mapa de flujos migratorios elaborado por RSF, que constata que la mayoría de periodistas suele verse obligada a exiliarse en dos etapas. Si se encuentran en una situación de emergencia, buscan primero refugio en países vecinos, pero la situación política o económica de esos países no siempre les permite establecerse allí a largo plazo. Así, decenas de periodistas afganos y sus familias han huido al vecino Pakistán, que debía ser supuestamente solo un lugar de tránsito, como le sucede a Costa Rica, país en el que recalan temporalmente (en ocasiones, de forma definitiva) los periodistas nicaragüenses. En estos países en tránsito, los periodistas siguen sufriendo, a menudo, la persecución transnacional de sus países de origen. Así, el tándem Ortega-Murillo sigue amedrentando a los periodistas nicaragüenses (casi todos ellos, apátridas) en Costa Rica, mientras que el régimen de los ayatolás atenta directamente contra la vida de los periodistas huidos de Irán. Cuando no pueden amenazarlos directamente a ellos, los depredadores de la libertad de prensa amedrentan a los familiares en sus países de origen.

  1. España:  destino preferente

España fue, en 2024, el segundo país de la Unión Europea que más solicitudes de asilo recibió, solo por detrás de Alemania. Nuestro país concentró el 18% de todas las peticiones en suelo comunitario, lo que confirma su afianzamiento como destino preferente para quienes solicitan protección internacional. En el caso de los periodistas, RSF constata el crecimiento constante de la llegada a territorio español de profesionales de los medios, esencialmente procedentes de América Latina, y, más en concreto, de dos tipos de contextos de huida: el de las dictaduras (Cuba, Venezuela, Nicaragua…) y el de la  violencia (México, Colombia, Ecuador, Perú…). A ellos se suman los casos de países especialmente represores de mujeres periodistas, como el de Afganistán, de donde ya han hallado refugio en España una decena de reporteras.

“Salí de mi país porque en Cuba es ilegal ejercer el periodismo. El Gobierno tiene un sistema de medios propagandísticos en los cuales la figura del periodista queda relegada a la defensa a ultranza de sus intereses. Todo lo que tú intentes hacer como periodista fuera de ese sistema de propaganda es ilegal. Con penas de cárcel, ser reprimido, amenazas a tu familia. Elegí España porque dentro de los países hispanohablantes presenta los mejores índices de calidad de vida y venir acá no suponía la renuncia de la profesión”, afirma el periodista Alfredo Herrera, curtido en Diario de Cuba y colaborador de El Confidencial, que abandonó la isla con 24 años en 2021. Herrera se ha visto obligado a trabajar en la construcción y en el reparto de comida rápida, pero nunca ha abandonado del todo el periodismo.

“Yo dejé Colombia en agosto de 2024, acogida en un programa para periodistas latinoamericanos en riesgo que lidera RSF España con la Universidad Miguel Hernández de Elche. Me encontraba en una situación de amenazas contra mi vida. Escribí un libro que se titula ‘La Costa Nostra’, que cuenta la historia del clan político más poderoso de Colombia. Fui objeto de graves amenazas e intimidaciones”, explica Laura Ardila, reportera de investigación colombiana de gran prestigio.

RSF España calcula que al menos 400 profesionales de los medios en procedencia de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Siria y Afganistán, entre otros países, están actualmente ubicados en España para huir de la persecución en su tierra de origen.

  1. El duro proceso de adaptación

A su llegada, el proceso de adaptación es especialmente duro. A los desafíos de la nueva cultura y, en ocasiones, del idioma, se añaden el duelo por el desarraigo y, sobre todo, la pérdida del estatus, que obliga al periodista a abandonar su profesión y aceptar trabajos de menor cualificación para subsistir. 

“El llamado síndrome de Ulises nos habla del dolor extremo que se experimenta ante una situación de migración. En el caso de personas que practican el periodismo, pesa mucho la pérdida de estatus, es decir, la pérdida del entorno social, del capital humano, de la familia, de los amigos, en algunos casos, de las competencias lingüísticas, de los elementos culturales que envuelven a ese individuo”, explica Marta Guarch-Rubio, psicóloga, miembro del Grupo de Investigación de Psicología del Testimonio de la Universidad Complutense de Madrid.

Muchos se niegan a renunciar a su vocación o la ejercen a costa de su tiempo libre, trabajando en medios digitales que mantienen viva la llama de la información independiente para los lectores de su país.

“Creí que era necesario crear un medio en el que pudiera desempeñarme, sentirme útil para mi país y junto con tres colegas más fundamos ‘Despacho 505’. Significó un desgaste emocional, porque trabajábamos a destiempos, con ocho horas de diferencia respecto a Managua, por lo que nos despertábamos a las 2 de la tarde y nos dormíamos a las 5 de la mañana. Me afectó muchísimo a nivel emocional, al punto que tuve que renunciar a ese medio y desconectarme también un tiempo de la realidad de Nicaragua”, comenta a RSF José Denis Cruz, que tras 13 años de experiencia, dejó el país en 2018 y actualmente trabaja en Newtral.

Despacho 505 es uno de los medios nicaragüenses que, como La Lupa, opera desde el exilio español para seguir informando –gracias a colaboradores y fuentes que operan con enorme valentía en la clandestinidad– sobre un país donde el régimen ha erradicado el periodismo independiente, 

Los periodistas latinoamericanos tienen a su favor el dominio del idioma, que les permite esquivar la inmensa barrera lingüística que expulsa a numerosos periodistas del ejercicio de su profesión en España. “La integración es dificilísima, más para nosotras, porque la barrera del idioma es enorme. A mí me sigue costando expresarme bien y hablar de algunas cosas a pesar de que llevo cuatro años aquí. Yo estaba perdida y pensaba que era imposible, que no podría ser periodista en España e hice un curso de cocina. Ahora llevo cuatro años aquí y escribo para 20 Minutos”. La periodista afgana Khadija Amin hace balance de los años transcurridos desde que tuviera que huir de Kabul tras el regreso al poder de los talibanes, en agosto de 2021. Pese a la ausencia de su hijos y el sufrimiento que sigue experimentando, ha logrado crear una pequeña ONG de ayuda a las mujeres afganas, Esperanza de libertad y colaborar con medios de comunicación.

Aunque la barrera del idioma es un factor de descarte, no es el único. Los periodistas latinoamericanos tampoco quedan exentos de los prejuicios contra los migrantes. “La pérdida del oficio es algo gravísimo que no veo solo en mi caso, sino con periodistas latinoamericanas emblemáticas. Tenemos que salir para poder sobrevivir y no ser silenciadas. Y al final es España quien silencia a las periodistas, a través de falta de trabajo, o la condena por el acento. Es un país que puede ir a comprar comida o aceptar cuidadoras o limpiadoras con otro acento pero no acepta escuchar periodismo en otro acento”, sentencia Luciana Peker, periodista feminista y escritora con 28 años de experiencia. Peker es una de las víctimas del clima anti periodístico creado por Javier Milei en Argentina, donde se ha abierto un nuevo foco de exilio.

  1. El papel de los medios y el Gobierno en España

Todos los periodistas en el exilio español coinciden con Reporteros Sin Fronteras en la necesidad de que el Gobierno, pero también los medios españoles, reaccionen cuanto antes para proteger y apoyar a quienes pagan un precio altísimo por ejercer de contrapoder y defender la democracia en sus países.

Es urgente que el Gobierno de Pedro Sánchez entienda el valor que tiene el exilio periodístico en la defensa mundial de la democracia. España debe estar a la altura de quienes vienen buscando protección por informar. Ahora que Estados Unidos ha abandonado su tradicional defensa de la libertad de prensa, solo queda Europa. Y dentro de Europa, España debe jugar un papel impulsor fundamental en la protección de los periodistas refugiados. Este llamamiento se extiende a los medios de comunicación españoles, que a menudo les dan la espalda. El valor profesional y vivencial de estos periodistas debe ser tenido en cuenta”, afirma Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de RSF España y miembro del Consejo de Administración de RSF en París.

“En Madrid, uno de cada 7 habitantes nació en Latinoamérica. Esta comunidad necesita estar reflejada en la prensa española”, afirma el cubano Alfredo Herrera. “Hay que dar representación a lo que es la sociedad española hoy en día; una sociedad compuesta en gran medida por migrantes”, añade Andreína Monasterio, periodista venezolana.

Hay quien mira más allá de la prensa española y ve en la “cantera” de talentos latinoamericanos en nuestro país una oportunidad a mayor escala. “Creo que todo ese talento podría unirse bajo la sombrilla de una gran red latinoamericana. Incluso he soñado algo como la primera redacción iberoamericana migrante en el exilio, contando fenómenos que atraviesan a varios países. Porque, ojo, que al final ni siquiera se trata de contar lo que ocurre en un solo país, sino de contarnos como región”, señala la colombiana Laura Ardila.

El objetivo de todos: recuperar el estatus y dejar de limitar la identidad a la condición de refugiado. En palabras de la afgana Khadija Amin: “Los medios españoles deberían apoyar a las periodistas que hemos salido de esta situación mediante talleres o cursos, para que puedan prepararse y seguir formándose para seguir ejerciendo la profesión fuera de su país. Para sentir que has salido tu país y ha valido la pena, para no aceptar que solo eres una refugiada y nada más”.