INTERNACIONAL | ¡No a la impunidad! Diez rostros para recordar

0
1063
| ¡No a la impunidad! Diez rostros para recordar
22.11.2013 11:33

Con motivo del Día Mundial contra la Impunidad, que se celebra por tercer año consecutivo el 23 de noviembre, Reporteros Sin Fronteras difunde DIEZ retratos de periodistas y blogueros cuyos asesinatos siguen sin resolverse, o que no han llevado a la condena de sus autores materiales e intelectuales.

Samir Kassir | Líbano

Periodista en Beirut con doble nacionalidad francesa-libanesa, Samir Kassir era columnista del diario An- Nahar, corresponsal de la cadena francesa TV5 y colaborador de Le Monde Diplomatique. Fue asesinado el 2 de junio de 2005 por una bomba colocada en su coche, frente a su casa en el barrio de Achrafieh, al este de Beirut. Otros dos periodistas fueron blancos de atentados el mismo año.

Bien conocido por criticar al «estado policial» libanés y la intromisión siria en el Líbano, Kassir recibía amenazas a menudo amenazada, fue constantemente seguido por los servicios de inteligencia del Líbano y Siria , y su pasaporte había sido confiscado. Su última columna, publicada el 27 de mayo de 2005, se titulaba «Gaffe tras metedura de pata» y en ella criticaba la «continua represión en Siria».

Reporteros sin Fronteras reaccionó de forma activa ante su asesinato, instando repetidamente a las autoridades para esclarecer su muerte y personándose, junto con su familia, como acusación civil en la investigación judicial iniciada en Francia. Oficialmente, al menos , esta investigación sigue en curso. Se pusieron en marcha otras dos investigaciones sobre su asesinato, uno el Líbano y otra en ámbito internacional, pero ninguna ha dado ningún resultado .

Sattar Beheshti | Irán

El bloguero iraní de 35 años Sattar Beheshti fue arrestado por la policía informática de la República Islámica, conocida como TLC, el 30 de octubre de 2012. Lo acusaban de «acción contra la seguridad nacional». En su blog escribía artículos sobre los presos políticos y la represión. Murió menos de una semana después de una hemorragia cerebral interna causada por los golpes recibidos en la cabeza durante la detención. Su cuerpo fue enterrado apresuradamente el 8 de noviembre de 2012 contra los deseos de su madre y sin que ella estuviese presente.

A causa de una protesta pública, las autoridades se vieron obligadas a ofrecer una explicación de esta muerte, algo que es poco común en Irán. Al principio, trataron de probar que murió de causas naturales. El Alto Consejo para los Derechos Humanos (controlado por el gobierno) y la comisión parlamentaria de seguridad nacional anunció investigaciones. El presidente de este último organismo puso en duda públicamente que Beheshti fuese torturado. El fiscal estatal Gholamhossein Mohseni Ejei confirmó, sin embargo, el 12 de noviembre de 2012, que Beheshti había denunciado haber sido torturado por la policía en una carta que escribió al jefe de la prisión de Evin, al día siguiente de su detención.

La madre de Beheshti, Gohar Eshghi, publicó una carta abierta al presidente Hassan Rouhani el 4 de noviembre de 2013 en la que reiteraba su petición de justicia para su hijo y culpaba de su muerte a Akbar Taghizadeh, oficial de la policía informática. Las autoridades judiciales siguen presionando a la familia y a su abogado para que se avengan a aceptar la clasificación de su muerte como «homicidio involuntario por accidente o negligencia». Después de un año de dificultades procesales, Se iba a celebrar una primera audiencia de la causa de su muerte el 27 de octubre de 2013, pero se aplazó sine die.

La impunidad tiene muchas víctimas en Irán, incluyendo Zahra Kazemi, fotógrafa con doble nacionalidad canadiense e iraní que también murió en prisión en 2003 después de haber sido torturada.

Hrant Dink | Turquía

El prestigioso periodista turco-armenio, Hrant Dink fue asesinado a tiros fuera de la oficina de su semanario, Agos, en Estambul, el 19 de enero de 2007. La muerte de este infatigable defensor de la verdad histórica y la reconciliación entre turcos y armenios conmocionó a todo el  país y ayudó a llamar la atención sobre algunos de los problemas profundamente arraigados de la sociedad turca.

Sin embargo, casi ocho años después, queda mucha luz por arrojar sobre este asesinato, y esto sucede por una buena razón. El rastro conducía hasta el corazón del denominado «estado profundo», una oscura red supuestamente controlada por miembros de las fuerzas de seguridad, militantes ultranacionalistas y el crimen organizado.

Intelectual comprometido con la democratización de Turquía y el reconocimiento del genocidio armenio, Dink era muy conocido. Sus artículos y ensayos, además del hecho de perteneciese a la minoría armenia de Turquía le acarreó el odio de los ultranacionalistas turcos, que lo seguían amenazando y llevándolo ante los tribunales. A pesar de que había advertido de que se estaba planeando su asesinato, la policía no hizo nada para protegerlo.

Frente a la ocultación de ciertas pruebas, la familia Dink ha tenido que luchar para mantener la investigación en marcha. En enero de 2012 concluyó un largo juicio con la sola condena del asesino a sueldo y dos cómplices. A pesar de que se ha probado la complicidad de las altas esferas y de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a la inactividad del Estado turco, se han paralizado las investigaciones sobre miembros de alto rango de las fuerzas de seguridad.

Reporteros sin Fronteras ha seguido este caso emblemático de cerca, asistiendo a muchas audiencias e instando reiteradamente a las autoridades policiales y judiciales a identificar a todos los involucrados. En mayo de 3013 fue anulada el Tribunal de Casación revocó la sentencia, lo que ha hecho revivir algunas esperanzas, ya que se reconoce la participación del crimen organizado en el asesinato. La apelación se pone en marcha y es más importante que nunca exigir justicia para Hrant Dink.

Khadjimourad Kamalov | Daguestán (Cáucaso ruso)

Khadzhimurad Kamalov era uno de los periodistas más conocidos en la república de Daguestán. Fue abatido por un diluvio de balas en el centro de la capital, Makhachkala , poco antes de la medianoche del 15 de diciembre de 2011. Miles de personas asistieron a su funeral. Fundador del semanario independiente Chernovik, era una figura destacada en esta turbulenta república caucásica vecina de Chechenia. Se ganó un gran respeto por abordar asuntos de lo más delicado, como la corrupción, las desapariciones forzadas y los abusos de la policía y los soldados. Pero también fue blanco de amenazas y demandas judiciales frecuentes.

El periodismo independiente es una actividad de alto riesgo en Daguestán. Más de un tercio de los periodistas asesinados en Rusia en los últimos cinco años eran ciudadanos de esta pequeña república. El más reciente fue Akhmednaby Akhmednabyev, quien, al igual que Kamalov, estaba en una lista negra que circulaba por Makhachkala en 2009. Todos estos asesinatos han quedado impunes.

Tuvieron que ser los propios colegas de Kamalov lo que recogieron las grabaciones de las cámaras de vigilancia y enviarlas a los investigadores para que pudieran ser examinadas. A pesar de las frecuentes peticiones de la familia de Kamalov, inquietos por la posible complicidad o conflictos de intereses en el ámbito local, las autoridades federales siempre se han negado a hacerse cargo de la investigación. Después de perder un montón de tiempo siguiendo una pista falsa que implican a otro periodista independiente, la policía de Daguestán finalmente arrestó a dos sospechosos en diciembre de 2012, pero la investigación sigue abierta y los autores intelectuales siguen libres. Reporteros sin Fronteras sigue pidiendo una investigación federal.

Didace Namujimbo | República Democrática del Congo

Periodista de Radio Okapi en Bukavu, en la provincia oriental de Kivu del Sur, Didace Namujimbo fue mortalmente herido de un tiro en el cuello a pocos metros de su casa en la noche del 21 de noviembre de 2008. Todo apuntaba a que su asesinato era una ejecución. Le quitaron el teléfono móvil y el ordenador portátil, pero no el dinero. Había cubierto muchas atrocidades cometidas contra la población de Kivu del Sur y había recibido más amenazas de muerte durante su último año.

Namujimbo dejó una viuda, tres hijos y muchos oyentes consternados, ya que su asesinato se producía apenas cinco meses después de que el director de noticias en Kivu del Sur de Radio Okapi, Serge Maheshe, fuese asesinado en Bukavu. Al menos 11 periodistas han sido asesinados en la República Democrática del Congo en los últimos ocho años, y todos estos asesinatos siguen impunes.

La justicia militar se hizo cargo del caso Namujimbo con el argumento de que la bala que lo mató procedía de un arma de fuego militar. Un total de 15 hombres recibieron penas de entre siete meses en la cárcel a sentencia de muerte 17 meses después, pero entre ellos no había ningún instigador. La investigación concluyó con rapidez y, como resultado, nunca se identificó a quién estaba detrás del asesinato. El sistema de justicia se mostró encantado por castigar sólo a los peones. Reporteros Sin Fronteras denuncia la farsa judicial y continúa presionando a las autoridades para establecer el móvil del asesinato de Namujimbo.

Norbert Zongo | Burkina Faso

Su cuerpo fue hallado el 13 de diciembre de 1998 en un coche calcinado en Sapuy, una ciudad al sur de Uagadugú, en Burkina Faso. Director del semanario L’ Indépendant , Norbert Zongo había estado investigando la sospechosa muerte del conductor del hermano del presidente, François Compaoré. El descubrimiento provocó una protesta nacional e internacional, lo que obligó a las autoridades a iniciar una investigación.

El asesinato sigue sin resolver 15 años después. Durante años, las autoridades trataron en vano de comprar el silencio de la familia de Zongo. La investigación concluyó finalmente el 19 de julio de 2006 con todos los cargos desestimados. El fiscal se negó a aceptar las conclusiones de una comisión independiente de investigación que relaciona el asesinato de Zongo a su investigación de personas cercanas al presidente y la identificación de «seis sospechosos principales», todos los miembros de la guardia presidencial.

Reporteros Sin Fronteras ha podido demostrar que las conclusiones de la comisión habían sido «censurada «. L’ Evénement  ha sido demandado por difamación por publicar las pruebas que Reporteros Sin Fronteras presentó en rueda de prensa. Como protesta, en 2008, RSF puso pegatinas en las señales de una calle de Uagadugú para cambiarle el nombre por el de «Avenida de Norbert Zongo «. Las autoridades no han respondido a las reiteradas peticiones de RSF para que el caso sea reabierto y para que, finalmente, se haga justicia.

Guillermo Cano | Colombia

Figura de la prensa colombiana, Guillermo Cano fue asesinado el 17 de diciembre de 1986 en Bogotá. Director y cronista del diario El Espectador, no dudaba en denunciar la infiltración del narcotráfico en las altas esferas de su país. Aquel día, dos sicarios de un cartel lo esperaban a la entrada del diario.

En 1997, la UNESCO creó un premio a la libertad de prensa que lleva su nombre (premio UNESCO/Guillermo Cano). Sin embargo, 27 años después, su asesinato aún no se ha esclarecido. Se evitó que el crimen prescribiera cuando el Estado lo declaró de ‘lesa humanidad’, lo que lo convierte en imprescriptible según el derecho colombiano e internacional. Desgraciadamente, la mayoría de los crímenes cometidos contra profesionales de la información no reciben dicha calificación –en Colombia los casos de asesinato registrados antes del año 2000 prescriben veinte años después de que fueran cometidos–. El asesinato del periodista Eugenio Orejuela Micolta, cometido el 18 de noviembre de 1993, permanecerá impune para siempre.

 En nombre de la lucha contra la impunidad y el olvido, Reporteros Sin Fronteras espera que las autoridades colombianas incluyan los asesinatos de periodistas entre los numerosos crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto armado que mina al país desde hace más de medio siglo. Desde 1977, 142 profesionales de la información han perdido la vida en Colombia.

Aníbal Barrow | Honduras

El 10 de julio de 2013, las autoridades hondureñas confirmaron que el cuerpo que se había hallado desmembrado y parcialmente calcinado a orillas de una laguna del norte del país era el de Aníbal Barrow. La víctima, periodista de Globo TV, había sido secuestrada el 24 de junio de este año, cerca de San Pedro Sula. El asesinato provocó una auténtica conmoción entre la población y levantó una ola de indignación en la comunidad internacional.

 Fueron detenidas cuatro personas acusadas de ser los autores materiales del crimen. La policía aún busca a al menos otras cuatro. Según ciertas fuentes, en el crimen estarían implicados personajes “poderosos”, de ahí la lentitud de la investigación. Reporteros Sin Fronteras sigue de forma activa este caso, como todos aquellos que podrían estancarse debido a la debilidad de las instituciones judiciales de Honduras y el elevado nivel de inseguridad del país, que la  ONU considera uno de los más altos del mundo. La víspera del 24 de noviembre de 2013, la organización recordó a los candidatos electorales la necesidad de luchar contra la impunidad de los crímenes cometidos contra los trabajadores de los medios de información y los defensores de los derechos humanos. Después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 han sido asesinados en Honduras 26 periodistas. En nueve de estos casos se ha comprobado que el crimen estaba relacionado con su profesión.

Lasantha Wickrematunga | Sri Lanka

El director del semanario de Colombo Sunday Leader, Lasantha Wickrematunga fue abatido a tiros por unos hombres que iban en motocicleta el 8 de enero de 2009, sólo unos meses antes de que se declarase oficialmente el fin de la larga guerra contra los separatistas Tigres Tamiles. Llamado «periodista terrorista» por el presidente Mahinda Rajapaksa en 2008, Wickrematunga había dicho que su objetivo como periodista era «denunciar la codicia y las mentiras de los poderosos». Su estilo inusualmente franco y su cobertura de investigación de turbios negocios lo había convertido blanco de amenazas y demandas por difamación por allegados del presidente.

La investigación sobre su muerte apenas ha logrado nada a pesar de las aproximadamente 50 audiencias en Colombo, de la breve detención de varios funcionarios de inteligencia y del llamamiento de Reporteros Sin Fronteras para la participación de expertos internacionales. El gobierno es culpable directo de esto. Los ministros del gobierno han mostrado su complacencia -si no su complicidad- en el asesinato al bloquear una investigación que se enfocaba en los servicios de inteligencia, al despreciar a la familia y los compañeros de Wickrematunga, e incluso al decir que conocen, sin llegar a revelarlas, las identidades de los asesinos.

La muerte de Wickrematunga marcó un punto de inflexión para la libertad de prensa en Colombo. Los numerosos casos de periodistas que se censuran a sí mismos o huyen al exilio desde entonces ponen de relieve el creciente autoritarismo de un régimen que no se detiene ante nada para evitar tener que rendir cuentas. La desaparición del caricaturista Prageeth Eknaligoda un año más tarde y otros actos impunes de violencia contra periodistas han confirmado los peores temores de los medios de comunicación de Sri Lanka.

Syed Saleem Shahzad | Pakistán

Experimentado periodista de investigación radicado en Islamabad, Syed Saleem Shahzad trabajó para el diario online Asian Times, y la agencia de noticias italiana Adnkronos. Su cuerpo fue hallado junto a un canal a 100 kilómetros al norte de Islamabad el 31 de mayo de 2011, dos días después de su desaparición. Antes de su muerte, había estado escribiendo sobre los militantes paquistaníes y Al-Qaeda. Su último artículo trataba de un ataque talibán en una base naval en Karachi el 22 de mayo de 2011 en el que murieron 11 soldados y cuatro combatientes islamistas.

Muchos periodistas pakistaníes y varias ONG culpan de su muerte al Inter-Services Intelligence (ISI), una agencia de inteligencia militar incluida en la lista de Depredadores de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras. Según fuentes cercanas al periodista, éste había advertido de que había recibido varias advertencias de los organismos de seguridad por sus reportajes de investigación.

En junio de 2011, el primer ministro nombró una comisión judicial para investigar su muerte y llegar a conclusiones sustanciales en un plazo de seis semanas. Pero el desarrollo de la investigación y sus resultados demostró que el ISI es intocable. Aunque muchos testigos y participantes en la investigación se autocensuraron, del informe de la comisión se desprendía con claridad que los oficiales militares molestos por informes de Shahzad estaban probablemente implicados en su muerte. Nadie fue arrestado o interrogado como resultado de dicho informe. Los familiares de Shahzad continúan criticando la pasividad policial e intenta intimidarlos.