Ninguna emisora de radio independiente emite en Burundi desde que las autoridades las cerrasen hace dos años. El gobierno sigue acosando y persiguiendo a periodistas y medios, a pesar de que ahora trata de crear una apariencia de pluralismo con el fin de aplacar las críticas internacionales. En el país, nadie se deja engañar y, en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa 2017, publicada hace pocos días por Reporteros Sin Fronteras (RSF), Burundi está clasificado como un país donde la situación es “muy mala”.
El acceso a información es extremadamente limitado. Según un informe publicado por el diario Iwacu, el volumen de noticias e información disponible en las emisoras de radio en Burundi es un 73% menor que antes de que las autoridades cerraran Radio Publique Africaine (RPA) , Radio Bonesha, Radio-Télé Renaissance y Radio Isanganiro en mayo de 2015.
Radio Isanganiro reanudó las emisiones en febrero de 2016, pero sólo después de haber firmado un compromiso con el gobierno. Las demás radios siguen cerradas en por motivos oficiales: son objeto de una investigación que aún no ha concluido y puede que ni siquiera haya comenzado. Las redes sociales han llenado de alguna manera el vacío de noticias y opinión, pero no son inmunes a los rumores y tienden a ser algo parciales.
Decenas de periodistas siguen en el exilio mientras que aquellos que aún trabajan en Burundi a menudo están amenazados por causas profesionales y suelen ser acusados de trabajar para “medios de comunicación de fuera del país”. Están sujetos a restricciones constantes y, si viajar para hacer coberturas, deben primero notificar a las autoridades locales de su presencia.
La Unión de Periodistas de Burundi (UBJ) cerró en octubre de 2016, al mismo tiempo que los principales grupos de derechos humanos. Los pocos medios de comunicación que continúan en pie se ven obligados a seguir la línea marcada por el gobierno o tienen que tener mucho cuidado para evitar encolerizar a las autoridades.
Desde 2015 se escucha cada vez más el discurso de que los periodistas que son “colaboradores” de gobiernos extranjero o “enemigos de la nación”. El régimen tolera e incluso alienta ese tipo de retórica, que fomenta un clima de temor y autocensura entre los periodistas. También legitima las amenazas y agresiones contra ellos.
Durante los últimos dos años, la diversidad mediática que una vez caracterizó a Burundi no ha sido sino un recuerdo lejano.
Detrás de la fachada de pluralismo
Cuando a Radio Isanganiro se le permitió reabrir, en febrero de 2016, tuvo que comprometerse por escrito a cumplir con ciertas directrices editoriales y, en opinión de los periodistas y oyentes, lleva trabajando bajo coacción desde entonces.
Las autoridades intervienen a menudo para hacer que la emisora “corrija” sus informaciones o para disuadir a sus reporteros de cubrir ciertas historias. La reapertura de Radio Isanganiro fue, no obstante, una prueba de las buenas intenciones del gobierno hacia los medios de comunicación.
Los nuevos medios que siguen la línea gubernamental, como Ikihiro, han sido creados por los aliados del gobierno. El ex portavoz del Servicio de Inteligencia Nacional (SNR), Télésphore Bigirimana, dirige ahora la Burundian New Agency (APB). Y el gobierno no oculta su deseo de que algún día vuelva a abrir otros medios de comunicación que todavía están cerrados.
Pero si eso sucede, es casi seguro que no podrán contar con las antiguas plantillas. Sobre los directores de las principales emisoras de radio hay órdenes de detención pendientes, y el mero hecho de haber estado fuera del país durante mucho tiempo basta para tachar de culpables a los periodistas. El periodista Jean Bigirimana desapareció en julio de 2016, dos semanas después de regresar a Burundi tras asistir a un una formación en el extranjero. Nunca volvió a aparecer.
Este deseo de restaurar una apariencia de “normalidad” mediática estaba clara en los comentarios del ministro de Comunicación y Medios, Nestor Bankumukunzi, el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa. Aunque reconocía que los medios de comunicación seguían teniendo dificultades, instaba a los directivos a “aferrarse” hasta que los socios (internacionales) volvieran a proporcionar financiación. Una petición extraordinaria, dado que Burundi se niega a dar a la Unión Europea las garantías sobre derechos humanos necesarias para que se reanuden los subsidios estatales.
Gabriel Bihimugani, el jefe adjunto del Consejo Nacional de Comunicaciones (CNC), llegó incluso a afirmar que Burundi ha realizado importantes avances en la libertad de prensa en el último año.
Debe de haber olvidado la detención de dos periodistas franceses, en enero de 2016; la desaparición de Bigirimana, en julio de 2016; la detención de un periodista estadounidense en octubre de 2016; las detenciones de periodistas de Burundi por parte de la SNR y la policía, y la campaña de acoso y amenazas en Internet contra el corresponsal de la Voz de America y el coordinador de SOS Média Burundi, Willy Eloge Kaneza.
“En la actualidad existe el peligro de que una fachada de pluralismo cree la ilusión de una vuelta a la normalidad a pesar de que toda una generación de periodistas formados y profesionales está todavía en el exilio y no puede regresar”, señala Cléa Kahn-Sriber, responsable para África de Reporteros Sin Fronteras.
“Hacemos un llamamiento al gobierno de Burundi para que cese el acoso a los periodistas y emprenda investigaciones imparciales sobre los casos de periodistas que han sido atacados o que han desaparecido. En particular, debe esclarecerse la desaparición de Jean Bigirimana. Se abrió una investigación con el fin de apaciguar a sus colegas periodistas y familiares, pero parece haber sido abandonada. Con este fin, instamos a las autoridades a cooperar plenamente con la Comisión de las Naciones Unidas de Investigación sobre los Derechos Humanos en Burundi “.
Tras haber caído cuatro posiciones en el último año, Burundi ocupa ahora el puesto 160, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016 de Reporteros Sin Fronteras. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.
:: Firma la petición :: para pedir una investigación sobre la desaparición de Jean Bigirimana.