Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena los recientes ataques del Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad de Sudán (NISS) contra la libertad de información y los periodistas en plena escalada de la tensión social. Con renovados y brutales métodos de censura, las autoridades sudanesas prohíben toda información sobre las manifestaciones contra las subidas de precios de la energía.
El Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad de Sudán (NISS) secuestró el 14 de octubre la tirada completa del diario Al-Watan sin explicar los motivos. Según los periodistas que trabajan en este periódico, el NISS había pedido al redactor jefe que no publicase ningún artículo que criticase la decisión del gobierno de aumentar los precios de la gasolina y la electricidad. En la edición secuestrada, el diario no sólo publicaba artículos sobre la subida de los precios y su impacto para la población, sino que también había un artículo sobre las declaraciones del Ministro de Justicia negando la detención de 20 activistas políticos acusados de convocar manifestaciones para protestar contra de la subida de precios.
La víspera, el NISS detuvo al periodista Mohamed Abu Zeid, enviado por el periódico Al Siha a cubrir las manifestaciones de estudiantes en la Universidad Islámica de Omdurman. Agentes del NISS, supuestamente, confiscaron su teléfono móvil y lo detuvieron durante dos horas, amenazando con torturarlo si seguía produciendo contenido crítico con el gobierno.
«RSF condena, en los términos más enérgicos, las recientes detenciones y palizas a periodistas, así como el secuestro del periódico», manifiesta Clea Kahn-Sriber, responsable para África de Reporteros Sin Fronteras. «En lugar de participar en el diálogo, el gobierno, por medio del servicio de inteligencia, intenta más que nunca controlar los espacios de información y de expresión por temor a las consecuencias de sus políticas».
Estos sucesos se producen después de dos semanas de esfuerzos generalizados por reprimir la libertad de prensa en Sudán. El 10 de noviembre, el NISS detuvo a otros dos periodistas, Mohamed Al-Amin Abdel-Aziz del periódico Al-Jareeda, y Amal Habani de Al -Taghyeer, que había asistido a un juicio en Jartum. Habani explicó más tarde a Radio Dabanga que los funcionarios del NISS interceptaron su vehículo y le quitaron su teléfono antes de golpearla en la cara. Ella y una activista a la que acompañaba fueron detenidas durante dos horas.
Mohamed Al-Amin Abdel-Aziz fue golpeado y detenido en el centro de Jartum después de salir del trabajo, el jueves. Reporteros Sin Fronteras fue informado de que había sido puesto en libertad el domingo 13 de noviembre, después de tres días de detención.
A principios de este mes, el gobierno de Sudán recibió una condena generalizada después de confiscar las tiradas de tres periódicos locales sin dar razones. Miembros del NISS secuestraron por la noche las ediciones dominicales de Al-Jareeda, Al-Tayyar y Al-Watan, pocos días después de que el gobierno aumentara los precios del combustible y de la electricidad, en un intento de frenar la inflación. Los tres periódicos dedicaban su primera plana o sus editoriales a criticar las recientes directivas del gobierno.
La población sudanesa también han observado una ralentización de la conexión a Internet, que también se atribuye al NISS, en un esfuerzo por controlar los medios de comunicación y por evitar que se convoquen movilizaciones sociales desde las redes sociales.
El aumento de los precios de la energía sigue siendo un tema tabú para el gobierno de Sudán, que lo ve como una amenaza directa a su autoridad. En septiembre de 2013, las autoridades llegaron a bloquear por completo Internet y las comunicaciones móviles después de las violentas manifestaciones por la subida del 75% en el precio de la gasolina y del gas. La represión de estas protestas dejó al menos 50 muertos. El NISS realiza la función de censor absoluto, exigiendo examinar los artículos antes de su publicación e incautando cualquier diario que no satisfaga sus condiciones. Estos actos de censura, que se practican con total impunidad, derivan en una lenta asfixia financiera de los periódicos, que no pueden recuperar el coste de impresión con las ventas.
Sudán ocupa el puesto 174, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016 de Reporteros Sin Fronteras. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.