MARRUECOS | RSF pide que cese el hostigamiento y la expulsión de periodistas extranjeros
- Reporteros extranjeros de investigación son expulsados casi sistemáticamente por abordar temas espinosos para el país, como le sucedió al equipo de «Salvados»
- La organización denuncia el acoso que sufren periodistas españoles cada vez que hay una crisis con Marruecos
Las expulsiones de periodistas extranjeros se han disparado en Marruecos desde 2015. Afectan especialmente a profesionales que acuden al país para investigar temas considerados “sensibles” por las autoridades. Es lo que le sucedió a un equipo de cinco periodistas del programa “Salvados”, emitido por la cadena española de TV “La Sexta”, así como su traductor marroquí, que fueron retenidos e interrogados por la policía el 5 de julio, cuando se disponían a reunirse con familiares y allegados de las 29 personas fallecidas, ahogadas y electrocutadas, en un taller textil de Tánger, en febrero de 2021. Los reporteros españoles fueron expulsados del país poco después de ser interrogados.
El 16 de febrero de 2015, los periodistas franceses Jean-Louis Perez y Pierre Chautard, que realizaban un reportaje sobre economía y derechos humanos, fueron deportados a Francia. En abril de 2016, dos reporteros del programa “Le Petit Journal de Canal +”, Martin Weill y Pierre Le Beau, fueron obligados a retornar a su país, tras haber sido interrogados sobre la agresión a una pareja homosexual en Beni Mellal.
Meses más tarde, el 29 de septiembre de 2016, dos conocidos periodistas de investigación italianos, Luigi Pelazza y Mauro Pilay, del programa de televisión “Le Iene” (“Las hienas”) fueron retenidos e interrogados por diez policías de paisano en Marrakech, acusados de no haber obtenido las autorizaciones necesarias para realizar un reportaje sobre una red de prostitución infantil en la ciudad. La policía se incautó de su material y los expulsó de vuelta a Italia.
El 21 de septiembre de 2018, Sébastien Sabiron, periodista de France Inter, fue deportado en el primer vuelo hacia Francia, tras llegar a Marruecos para realizar un reportaje sobre la represión y el desplazamiento forzoso de migrantes subsaharianos hacia el sur del país.
De forma más generalizada, desde 2010, decenas de periodistas europeos han sido expulsados del Sáhara Occidental cuando intentaban cubrir el territorio, que es uno de los temas más espinosos para Rabat. Prácticamente ningún periodista extranjero ha logrado trabajar en el Sáhara Occidental sin hacerse deportar, como denunció RSF en su informe “Sáhara Occidental, un desierto para el periodismo”, publicado en junio de 2019.
«El trabajo en fábricas de explotación, el desplazamiento forzado de inmigrantes, la prostitución infantil, la homosexualidad, los derechos humanos y el Sáhara Occidental…. demasiados temas de investigación están prohibidos de facto en Marruecos», denuncia Souhaieb Khayati, director del área de RSF en el Norte de África. «No por ocultar estos temas de interés general van a desaparecer. Por el contrario, al permitir documentar la realidad, las autoridades podrán responder a estos delicados retos a los que se enfrenta la sociedad marroquí.»
Periodistas españoles, chivos expiatorios
La expulsión del equipo de La Sexta se produce, además, en un contexto de recrudecimiento de las tensiones del Gobierno marroquí para con los periodistas españoles que cubren la crisis diplomática entre el reino alauita y la Unión Europea, abierta por la hospitalización en España, el pasado mes de abril, del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, enfermo de Covid. Cada vez que se produce una crisis bilateral, los periodistas españoles se transforman en chivo expiatorio de las autoridades marroquíes.
El periodista del diario «El Confidencial” Ignacio Cembrero es una de las víctimas de estas presiones. Objetivo de las autoridades marroquíes desde hace años, ha sufrido campañas de difamación en las redes sociales, así como en diarios digitales próximos al Gobierno. “Menos mal que no estoy en Marruecos, podría acabar como [Suleimán] Raissouni”, advertía recientemente, en alusión al periodista marroquí condenado a cinco años de cárcel en un proceso sin garantías, y cuya salud está al limite tras más de 90 días de huelga de hambre.
Marruecos ocupa el puesto 136 de los 180 países analizados en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF 2021.