Reporteros sin Fronteras manifiesta su preocupación por las recientes amenazas y agresiones de las que ha sido víctima Gabriel Bustamante, periodista de la radiodifusora FM Ayolas y corresponsal de los periódicos La Nación y Crónica, en la región de Ayolas, fronteriza con Argentina.
La semana pasada el periodista fue víctima de reiterados intentos de asesinato de la parte de Francisco y Valentín Vera, hermanos del director de acción social de la empresa binacional de energía eléctrica Yacyretá, Isidro Vera. El 22 de julio pasado Francisco Vera se presentó en el domicilio del periodista anunciándole que tenía la misión de matarlo. Afortunadamente los vecinos se interpusieron evitando el drama. Al día siguiente, el mismo agresor fue a los locales de FM Ayolas, donde se encontraba Gabriel Bustamante, afirmando que venía a “terminar su trabajo”. Gabriel Bustamante alcanzó a escapar.
Estos atentados de asesinato estarían ligados a las críticas por corrupción contra Isidro Vera que el periodista ha hecho en su programa de radio.
El periodista presentó una denuncia ante las autoridades, que interpelaron a Francisco Vera, pero tras algunas horas de detención el agresor fue puesto en libertad por “falta de pruebas”.
El sábado 24 de julio el otro hermano de Isidro Vera, Valentín Vera, ingresó al domicilio de un vecino de Gabriel Bustamante, a mano armada, creyendo encontrarse en casa del periodista. Fue arrestado por la policía y puesto a disposición de la justicia. Tras esta última agresión, Francisco Vera fue finalmente inculpado por el procurador José Llano por “presunta lesión grave”, pero actualmente se encuentra prófugo.
Reporteros sin Fronteras solicita a las autoridades paraguayas que hagan lo que corresponde para arrestar y condenar a los autores de estas agresiones, así como a quien las ha ordenado. Es intolerable que un periodista sea obligado a vivir bajo el constante temor de ser asesinado por el simple hecho de haber hecho críticas a un personaje público.
El 54º país de entre 175, Paraguay ocupa una buena posición en la clasificación mundial de la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras. Sin embargo, no hay que olvidar que la impunidad es moneda corriente. Recordamos los asesinatos de dos periodistas, el de Tito Palma en agosto de 2007 y el de Martín Ocampos Páez en enero de 2009, quienes perdieron la vida por haber denunciado actos de corrupción; estos crímenes permanecen impunes.
