VIVIR PARA CONTARLA | El adiós a David Beriain y a Roberto Fraile. T2-Capítulo 6
“Cantaba el poeta Mikel Laboa su amor por un pájaro y el dolor por su pérdida. Y se lamentaba: ‘quizás si le hubiera cortado las alas, aún estaría aquí conmigo’”. Con estas líneas, que despidieron hace un año a David Beriain en su localidad natal de Artajona (Navarra), arranca su viuda, Rosaura Romero, el relato sobre la pasión de Beriain por el periodismo, que no era sino la pasión de contar al otro siempre, sin juzgarlo nunca. “No pienso en ellos nunca”, dice Rosaura Romero sobre los asesinos de su marido. “No siento rabia, ni me he conectado con ese sentimiento. La investigación no me aporta nada nuevo. Saber quiénes son me da igual. No fueron a por ellos específicamente. Cayeron David y Roberto, como podían haber caído otros”, añade.
Reporteros Sin Fronteras y RNE han querido hacer coincidir la segunda entrega del podcast ‘Vivir para Contarla‘ con el aniversario del asesinato de David Beriain y Roberto Fraile, abatidos en el Parque Nacional de Arli (Burkina Faso) por terroristas del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), próximo a Al Qaeda, cuando preparaban un documental sobre caza furtiva. Se trata de un homenaje a su memoria y a la de todos los periodistas perseguidos, en vísperas del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra el próximo 3 de mayo.
En este primer capítulo, Rosaura Romero repasa su profunda unión emocional y profesional con el reportero, cuya voz acompaña a la de su mujer, en una suerte de reflexión conjunta sobre el periodismo, la vida y la condición humana. Conocer los entornos de violencia por sus trabajos con David Beriain ha ayudado a Rosaura Romero a contextualizar su asesinato: “Si tú hubieras nacido en Sinaloa, probablemente te dedicarías al crimen y querrías a tu madre igual. Es la complejidad del ser humano, que determina dónde te crías y tu entorno. No somos tan especiales, ni tan distintos”, dice.
Desde el asesinato de Berain y Fraile, el mundo se ha transformado en un lugar aún más inhóspito para el ejercicio del periodismo, por la proliferación de regímenes depredadores de la libertad de prensa. En tres cuartas partes del planeta, los periodistas son amenazados, hostigados, acosados, agredidos, despedidos, secuestrados, encarcelados o asesinados por ejercer su profesión. Los encarcelamientos de periodistas se dispararon un 20% en 2021, elevando a casi 500 los informadores presos en todo el mundo, mientras los asesinatos bajaron del umbral de 50 a nivel global, pese a la dolorosa excepción de Beriain y Fraile.