YEMEN | Los hutíes torturan y niegan la asistencia médica a cuatro periodistas yemenís

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Retenidos por los hutíes desde 2015 y sentenciados a pena de muerte desde 2020, cuatro periodistas yemenís se encuentran en condiciones inhumanas y en riesgo de morir. Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena este trato degradante y exige su inmediata puesta en libertad para que puedan recibir atención médica. 

«Exigimos que estos cuatro periodistas sean liberados y la anulación de sus condenas», afirma Sabrina Bennoui, jefa del área de RSF para Europa del Este. «Incluso si los hutíes no ejecutan sus sentencias de muerte, se está haciendo todo lo posible para matarlos lentamente mediante tortura, maltrato psicológico y denegación de atención médica. Haremos responsables a los Houthis de su destino». 

Los incesantes llamamientos de sus familias no han supuesto ningún cambio. Los cuatro periodistas yemenís, condenados por espiar para Arabia Saudí, enfrentan problemas de salud y son víctimas de negligencias médicas. A pesar del recurso presentado por su abogado, sus casos no han avanzado. Tawfik Al-Mansouri, Abdulkhaleq Amran, Akram Al-Walidi y Hareth Humaid siguen esperando a conocer su destino. En 2015, cuando los hutíes los raptaron en Sanaa, los periodistas estaban trabajando para medios de comunicación cercanos al Partido Islámico, la rama yemení de los Hermanos Musulmanes vinculada al Gobierno internacionalmente y enfrentada con los Houthis.

Al-Mansouri colaboró con el diario Al-Masdar hasta su cierre en 2015 por la intervención de la coalición árabe. De acuerdo con su familia, «informes confirmados señalan que su vida corre grave peligro y que necesita ser trasladado al hospital, algo que los hutíes le han negado durante meses». Sus problemas de salud se remontan a, por lo menos, dos años atrás, cuando RSF advirtió que padecía diabetes, problemas respiratorios y reumatismo. En junio de 2022, Cruz Roja consiguió visitarlo en su celda y entregar una carta manuscrita por él a su familia, pero no lograron convencer a los hutíes de proporcionarle asistencia médica.

Al-Walidi, que trabajó para el sitio web Alrabie-ye.net y la agencia de noticias SABA, logró comunicarse por teléfono con su familia hace unos meses. «Tengo un dolor insoportable en todas mis articulaciones», afirmó entonces. Amran, editor de la web Al-Islah Online y director de Yemen Revolution Press, fue aislado de sus tres compañeros de prisión en 2021. Al igual que Al-Walidi, también consiguió enviar una carta describiendo lo que ha tenido que soportar en la cárcel. Humaid, que cubría los abusos de los hutíes para el mismo medio de comunicación, fue obligado bajo tortura a confesar actos que él no había cometido.

Mientras su salud continúa empeorando, los malos tratos les están provocando a todos ellos serias complicaciones. Los métodos empleados son tan variados como crueles, incluyendo privación de alimentos y exposición prolongada a la luz solar, al tiempo que les niegan la atención médica.

A menudo, los hutíes los amenazan. «Os volveréis a ver en el lugar donde os cuelguen», les dijeron en septiembre de 2021. «El alcaide de la prisión, Abu Shehab Al-Mortada, dijo a los detenidos que acabaría con sus vidas tranquilamente, y creemos que la negación de asistencia médica es la forma en que se está cumpliendo esta amenaza», afirma la familia de Al-Mansouri. Mientras tanto, el director de la prisión y del Comité Nacional de Presos, Abdulqader Mortada, sostiene que ha recibido «directrices para tratar a los prisioneros como invitados». 

Más de 100 ONG, entre ellas RSF, hicieron un llamamiento para salvar a los cuatro periodistas en mayo de 2020. Las negociaciones entre los hutíes y el Gobierno internacionalmente reconocido, celebradas bajo la supervisión de Naciones Unidas, concluyeron con un acuerdo de intercambio de prisioneros en marzo de 2022. RSF exige que los cuatro periodistas yemenís sean incluidos en este pacto, pero todavía continúan siendo rehenes de los hutíes.

Yemen ocupa el puesto 169 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 de RSF.