HONG KONG | Los nuevos medios independientes intentan defender la libertad de prensa 21 años después de la devolución a China

0
1165

Más de dos décadas después de la devolución a China y en un contexto de creciente censura, los habitantes de Hong Kong están recurriendo a una nueva generación de diarios digitales e información independiente dedicados a revitalizar la ética periodística.

El 1 de julio de 2018 se cumplía el 21 aniversario de la devolución de Hong Kong a la República Popular de China. En la antigua colonia británica, que una vez fue un bastión de la libertad de expresión en Asia, los medios de comunicación han sido objeto en los últimos años de una creciente interferencia por parte de Pekín: inversores chinos han comprado medios como el diario matutino South China Morning Post, el semanario Ming Pao, el canal TVB o han adquirido parte de i-Cable; ha habido presiones sobre los editores, se han producido chantajes vía presupuestos publicitarios…

Cuando en 2002 Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó por primera vez la Clasificación Mundial de la libertad de prensa, Hong Kong ocupaba la posición 18. En la edición más reciente, publicada en abril de este año, la excolonia británica está en el puesto 70 en la tabla de 180 países y territorios incluidos.

En su último informe, la Asociación de Periodistas de Hong Kong (HKJA) señala que el nivel de confianza pública en la prensa nunca ha sido tan bajo, pero también destaca el desarrollo de una nueva generación de medios de comunicación digitales cuyas cabeceras son toda una declaración de intenciones: Hong Kong Free Press, Citizen News, FactWire, Stand News… Después de años de lucha, estos medios independientes acaban de obtener el reconocimiento del gobierno para asistir a acontecimientos oficiales, lo que es una muestra de su creciente popularidad.

«Los habitantes de Hong Kong saben muy bien que la libertad de prensa es la mejor protección contra el riesgo de abuso por parte de sus líderes y las autoridades chinas», señala Cédric Alviani, director de la oficina de Reporteros Sin Fronteras en el Este de Asia. «Aplaudimos el coraje de estos medios que, al cultivar los valores del periodismo a pesar del contexto difícil, demuestran su determinación a resistir la censura y la propaganda».

Medios nacidos en tiempos revueltos

La primera ola de medios ciudadanos hizo su aparición en 2004, cuando bajo presiones de Pekín se despedía a muchos editorialistas partidarios de la democracia, y pocos meses después de una manifestación en la que medio millón de personas –casi uno de cada diez adultos hongkoneses- mostraron su rechazo a la ley de seguridad nacional, que se consideraba teledirigida por Pekín.

La segunda camada de nuevos medios de comunicación apareció en 2014 como consecuencia del movimiento prodemocrático conocido como «la revolución de los paraguas», cuya represión dejó más de 2.000 heridos, entre ellos 30 periodistas.

Un periodista local, Tom Grundy, puso en marcha el diario digital en inglés Hong Kong Free Press (HKFP) en 2015 como reacción a esta ola de violencia y a la tendencia general de los medios tradicionales a alinearse con Pekín. Este medio asociativo y gratuito está dedicado al sector que habla chino y cubre asuntos considerados tabúes por Pekín, como los derechos humanos, las libertades, o los movimientos políticos y sociales.

Al año siguiente, un grupo de veteranos profesionales agrupados en torno a Kevin Lau, ex reportero del diario Ming Pao, lanzó un medio similar en chino. El proyecto había nacido dos años antes, en una cama de hospital, cuando Lau se recuperaba de un ataque con arma blanca en represalia por sus actividades periodísticas.

El valor añadido de estas nuevas cabeceras radica en su capacidad para dar voz a las minorías. En solo unos años, Citizen News se ha ganado una reputación de gran independencia editorial: fue el medio que el disidente chino Liao Yiwu eligió el mes pasado para publicar una entrevista con Liu Xia , viuda del Premio Nobel de paz Liu Xiaobo, mantenida bajo arresto domiciliario en China sin estar acusada de ningún delito ni ofensa.

Volver a los fundamentos del periodismo

Para diferenciarse de los medios tradicionales y ganarse la confianza de sus lectores, los nuevos medios de Hong Kong declaran sus intenciones de volver a los fundamentos del periodismo. Por ejemplo, HKFP tiene como lema «contar los hechos, sin miedo, favor o injerencia». La búsqueda de transparencia también implica la adopción de un estatuto ético o la publicación de las cuentas del medio, incluso teniendo que pagar una auditoría externa a un coste significativo.

Para preservar la independencia editorial, se suele constituir una asociación, lo que imposibilita una futura adquisición hostil y reduce el riesgo de presiones. El sitio House News, que tuvo que cerrarse en 2014 tras el acoso gubernamental y las amenazas anónimas contra su fundador y su familia, reabrió seis meses más tarde bajo el nombre de Stand News con la forma jurídica de organización sin fines de lucro dirigida por un colectivo de periodistas.

El modelo no comercial también permite a los medios ciudadanos liberarse de las limitaciones por beneficios y compensación a los accionistas, y dedicar todos sus ingresos a la producción de información y a la inversión. En su informe de 2016, HKFP indica que el 86% de su presupuesto se asigna a costos de personal, principalmente a periodistas.

Crowdfunding

Sin acceso a los principales anunciantes, que prefieren mantener un perfil bajo frente a China, los medios independientes se financian principalmente mediante suscripción pública. El sitio Inmedia, lanzado en 2004 y activo desde entonces, ha dado el ejemplo al rechazar cualquier publicidad y basar su modelo financiero en la generosidad de sus lectores.

Diez años más tarde, HKFP y FactWire se inspirarían en este modelo y su forma de recaudación de fondos, que se ve facilitada por la aparición de plataformas de crowdfunding como FringeBacker, una web dedicada a proyectos de caridad y edición artística muy popular en Hong Kong.

Hong Kong Free Press consiguió recaudar 600,000 dólares de Hong Kong (64,000 euros) para financiar su puesta en marcha en 2015, seguido por otras iniciativas de recaudación de fondos más ambiciosas. Al año siguiente, FactWire, Citizen News e Inmedia también lograron obtener sumas significativas, del orden de 3 a 5 millones de dólares de Hong Kong cada uno (300 a 500,000 euros), gracias a las plataformas de crowdfunding.

La viabilidad financiera parece residir en un tamaño modesto, del orden de una docena de personas, que ya es una carga significativa para los medios de comunicación jóvenes dado el alto costo de la vida en la ciudad. Initium Media, que basó su modelo en la gratuidad y los ingresos publicitarios, llegó a tener 90 empleados, pero estuvo al borde de la bancarrota en abril de 2017. Tuvo que reducir su plantilla en dos tercios y cambiar a suscripciones para garantizar un presupuesto equilibrado. El sitio de investigación de FactWire, célebre por la calidad de sus investigaciones, también tiene problemas de liquidez que ponen en duda su supervivencia para fin de año.

Un futuro incierto

Si bien los nuevos medios han encontrado su público, su futuro está lejos de estar asegurado. Con el desarrollo del mercado de información digital, corren el riesgo de ahogarse en la gran cantidad de cabeceras favorables a Pekín. El sitio de HK01, lanzado en 2016 en pleno furor de medios ciudadanos, es propiedad de la sociedad de inversión Nan Hai Corp, estrechamente ligada a China, y se le critica que algunos de sus artículos sean complacientes con las autoridades locales y el régimen de Pekín.

Finalmente, aunque la violencia contra los periodistas ha disminuido en los últimos años, los medios independientes siguen siendo vulnerables y con frecuencia son objeto de llamadas telefónicas y amenazas anónimas. En julio de 2016, FactWire tuvo que mudar su sede después de amenazas particularmente insistentes. El año pasado, un periodista de Inmedia fue atacado por un desconocido durante una manifestación a favor de la democracia durante la visita del presidente chino, Xi Jinping.

Estos medios independientes están a merced de una intervención de Pekín, que en cualquier momento puede recurrir a métodos expeditivos para poner fin a sus actividades. En 2015, al secuestrar a cinco colaboradores de una editorial independiente, el gobierno chino demostró que no tenía miedo de atacar fuera de su jurisdicción. Uno de ellos, Gui Minhai, sigue detenido en China.