SUIZA | Los votantes suizos salvan la radiotelevisión pública al rechazar la iniciativa ‘No Billag’

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La financiación de los medios públicos es un debate recurrente en casi todos los países democráticos

Si los votantes suizos hubieran dicho “sí” a la iniciativa «No Billag», que proponía acabar con los fondos de los contribuyentes para los medios audiovisuales estatales, Suiza se habría convertido en el primer país de Europa en rescindir sus servicios públicos de radio y televisión.

Las autoridades suizas y las emisoras estatales respiraron alivio tras el referéndum del domingo 4 de marzo, en el que el 71.6% de los electores rechazó la propuesta de privatizar todos los medios estatales de radio y televisión y decidió seguir pagando el canon anual que financia la Corporación de Radiodifusión Suiza (SRG / SSR), con al menos 34 emisoras de radio y televisión locales y regionales de propiedad privada.

No obstante, la corriente de apoyo a la iniciativa «No Billag» -que recibe su nombre de la empresa que recauda el impuesto en nombre del estado, Billag-, ilustra un creciente rechazo a la financiación obligatoria de los contribuyentes a la radiodifusión pública, tanto en Suiza como en otros países europeos. La radiodifusión de servicio público se cuestiona en casi todas partes.

Un panorama mediático cambiante

El sector de los medios está evolucionando y la tecnología digital ha traído una amplia gama de nuevos servicios de vídeo, tanto en emisión como bajo demanda, que ofrecen una enorme variedad de contenido de todo el mundo. La idea de una ​​única emisora financiada por contribuyentes y que ocupe un lugar fijo en el mercado parece ahora obsoleta. El crecimiento de operadores globales como Google, con un inmenso poder económico, ha derivado en un exceso de contenido extranjero. Pero invierten solo el 2% en contenido original, mientras que los operadores de servicios públicos invierten entre el 50 y el 60%.

Muchos se preguntan si los medios audiovisuales financiados por los contribuyentes todavía tienen un lugar en la era digital. Un informe de la Unión Europea de Radiodifusión dice que, dados todos estos cambios, los nuevos servicios ahora disponibles para el público podrían terminar eclipsando a los medios de difusión públicos.

Sin embargo, los medios audiovisuales públicos aún desempeñan un papel esencial en la era digital como fuente fiable de noticias e información independientes. Sin embargo, para llevar a cabo su misión de interés público, deben seguir recibiendo los fondos adecuados. Es algo que suele enfatizar el Consejo de Europa, que dice que los organismos de radiodifusión de servicio público pueden obtener los recursos necesarios de diversas maneras, entre ellas «contribuciones directas del Estado, cánones tarifarios, actividades generadoras de ingresos o una combinación de estas fuentes».

Los medios de difusión de servicio público no son de naturaleza comercial y no intentan generar beneficios. Tienen un presupuesto que viene determinado por su misión de servicio público. Además de los programas de deportes y entretenimiento, deben emitir noticias de calidad y programas de actualidad, además de una variedad de programas originales de especial interés social y cultural (en respuesta a cuotas específicas que incluyen noticias, niños, minorías e idiomas).

«En casi cualquier lugar de Europa se critica o cuestiona a los medios de servicio público, lo que da lugar a debates sobre el coste estas emisoras de radio y canales televisión, sobre el uso de fondos públicos y cuál es su contribución real al sector mediático», señala Pauline Adès-Mével , responsable del departamento para la Unión Europea y los Balcanes de Reporteros Sin Fronteras (RSF). «Sin embargo, estos medios cumplen una función esencial, ayudando a garantizar la democracia, la cohesión social y los valores culturales. Por este motivo, aplaudimos la decisión de los votantes de Suiza de preservar una herramienta clave para la libertad de información».

En Francia, casi todo el mundo parece estar de acuerdo en que hay demasiada difusión pública. En la era del streaming, el debate ya no puede limitarse a la transmisión terrestre tradicional. La radiodifusión de servicio público debe reconstruirse sobre la base de su misión de servir y educar al público. Como en Suiza, la polémica recae sobre todo sobre la televisión pública. El gobierno francés ya no oculta su deseo de reformar un sector que consume 4.500 millones de euros al año y que está financiado en parte por un canon de 139 euros que unos 20 millones de ciudadanos pagan anualmente en hogares «equipados con un televisor o dispositivo similar». El gobierno actual dice que el sector debe aprender a mejorar con menos, en parte porque cada vez más ciudadanos franceses escriben al departamento de impuestos para decir que ya no ven la televisión y que, por lo tanto, se niegan a pagar este canon.

Los altos estándares de la BBC en el Reino Unido y la calidad de sus programas son un modelo en todo el mundo. Pero el canon de televisión (pagado por cada hogar británico con un televisor) se ha reducido, y la BBC ha sufrido recortes presupuestarios que han llevado a despidos. Según una enmienda de septiembre de 2016, el canon es ahora universal, independientemente de cómo se consuman las emisiones. Será idéntico en Suiza el próximo año, ahora que la iniciativa «No Billag» ha fracasado. Al igual que la SRG / SSR, «Auntie» (como a veces se llama a la BBC) obtiene el 70% de su presupuesto del canon de televisión pero, en lugar de publicidad, compensa el déficit vendiendo documentales, películas y series a otros países.

La situación es similar en Bélgica, donde tanto la radiodifusión pública en general como el papel de la publicidad en la RTBF (la radiodifusora de lengua francesa de Bélgica) son objeto de debate. Debido a que se habla más de un idioma en Bélgica, el sector mediático se parece ligeramente al de Suiza. Pero hay muchas diferencias. Bélgica no tiene una corporación nacional de radiodifusión como la SRG / SSR suiza y, a diferencia de la cadena de televisión en lengua francesa de Suiza, la RTBF tiene un competidor importante en las áreas francófonas de Bélgica: la RTL-TVI, un canal de televisión comercial propiedad del grupo RTL. Este microcosmos también está preparado para cambios por parte de TF1, el canal de televisión comercial francés, que en breve introducirá anuncios belgas en sus emisiones a las áreas francófonas de Bélgica.

La financiación de RTBF también es diferente del sistema suizo. No hay canon de televisión, y la RTBF obtiene el 70% de sus fondos de la Federación de Valonia-Bruselas, el gobierno de la comunidad francófona. Un tercio de su presupuesto de 316 millones de euros procede de la publicidad y de otras fuentes de ingresos.

«En un momento en el que los medios se ven amenazados por la desinformación y las noticias falsas, es esencial que cada país tenga medios de radiodifusión de servicio público independientes y con suficientes fondos para poder cumplir su cometido, con independencia de la naturaleza de estos fondos, ya sea un canon o una asignación directa de las arcas del Estado».

En los Países Bajos, por ejemplo, el canon anual fue reemplazado en el año 2000 por una subvención directa del presupuesto del gobierno. Sin embargo, el control gubernamental directo del presupuesto de la Public Broadcasting Holandesa (NPO) condujo casi inmediatamente después a una serie de recortes drásticos en el presupuesto de la entidad.

En algunos países, los mecanismos de financiación pública se han modificado. Finlandia y Alemania implementaron importantes reformas en 2013 debido a que el mecanismo de recaudación de impuestos existente (basado en la posesión de un televisor o un aparato de radio) se consideraba obsoleto y desconectado de la realidad. Finlandia introdujo un impuesto público de radiodifusión, conocido como el impuesto Yle, que se recauda anualmente de particulares y que varía según con los ingresos. Alemania ahora recauda un impuesto de radiodifusión pública de todos los hogares y entidades comerciales (excepto ciertas categorías sociales) sobre la base de que, independientemente de su ubicación, todos ellos tienen algún tipo de dispositivo que les da acceso a los medios de radiodifusión de servicio público disponibles.

En otros países se han encontrado soluciones innovadoras para complementar la financiación pública básica. España, por ejemplo, decidió gravar los ingresos de los operadores de telecomunicaciones. Cambios similares han ocurrido fuera de Europa, en el hemisferio occidental y en Asia.

La televisión continúa siendo la principal fuente de noticias para el 50% de los ciudadanos en Estados Unidos pero, con Internet y en la era del cable, los principales cadenas de informativos como ABC , CBS y NBC son cada vez más «sensacionalistas y superficiales», según a Rodney Benson, profesor de medios, cultura y comunicación en la Universidad de Nueva York.

Benson explica a RSF que en la mayoría de las democracias sería lógico que el Estado interviniera para contrarrestar el hundimiento económico de este sistema hipercomercial, marcado por la subproducción de noticias de calidad y la sobreproducción de noticias sensacionalistas y engañosas. «Pero, en Estados Unidos», añade, «cualquier intervención estatal provocaría una oposición feroz de una coalición de conservadores y periodistas profesionales antigubernamentales impulsada por una lectura estricta de la Primera Enmienda, que en su opinión, prohíbe cualquier intervención gubernamental en los medios».

La desconfianza en la intervención del gobierno federal es la razón por la cual los medios obtienen un apoyo financiero mínimo del gobierno estadounidense. Según Benson, la financiación del gobierno para los medios públicos «representa alrededor de 1 dólar por habitante, frente los entre 50 y 200 de la mayoría de los países europeos». Un aumento en el apoyo del gobierno ayudaría a mejorar la calidad de los medios públicos, asegura. Pero Estados Unidos no se está moviendo en esa dirección. Al contrario, incluso este nivel de respaldo, ya escaso, está ahora en peligro.

Japón está desarrollando servicios en línea con el objetivo de «proporcionar al público acceso inmediato a la información en cualquier lugar y en cualquier momento», señala Ryoichi Ueda, presidente de NHK, la emisora ​​pública de Japón. NHK no tiene publicidad y obtiene el 96.8% de sus fondos de una canon por recepción pagado por los televidentes. Esta financiación pública también permite a la NHK proporcionar un servicio obligatorio de información pública sobre desastres naturales en un país propenso a terremotos y tifones. No obstante, el 20% de los hogares con televisores se negaron a pagar el canon de recepción en 2017, en muchos casos porque creen que NHK sigue la línea del gobierno.

Los debates impulsados ​​por la iniciativa «No Billag» reflejan que las turbulencias no se limitan  a Suiza. La controvertida propuesta para abolir la radiodifusión pública ha sido objeto de un gran debate a nivel europeo e incluso a nivel mundial, lo que indica que, para mantener su papel y su estatus, los medios públicos audiovisuales deberán aprender a reinventarse a sí mismos.