GAZA | Asesinato de Ismail al-Ghoul: ataques dirigidos y campañas de descrédito, el doble castigo de los periodistas
El 31 de julio, Ismail al-Ghoul y Rami al-Rifi, periodistas de Al Jazeera, perdieron la vida mientras realizaban su labor informativa en Gaza. Al día siguiente, el Ejército israelí afirmó que Al-Ghoul formaba parte del ala militar de Hamás, grupo con el que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están en guerra. No es la primera vez que las FDI utilizan esta acusación para justificar ataques contra periodistas, sin aportar pruebas sustanciales. Reporteros Sin Fronteras (RSF) exige una investigación independiente sobre estos asesinatos e insta a Israel a poner fin a los ataques contra reporteros. Desde el 7 de octubre, el Ejército israelí ha asesinado en Gaza a más de 130 profesionales de los medios de comunicación, de los que al menos 31 ha podido constatarse ya que lo hicieron durante el ejercicio de su profesión.
Cuando se le pregunta por sus ataques a periodistas, el Ejército israelí suele responder que esas acusaciones «son falsas», a pesar del creciente cúmulo de pruebas que sugieren lo contrario. Sin embargo, tras el ataque al vehículo de Ismail al-Ghoul, el Ejército asumió la responsabilidad de la muerte del joven de 27 años, declarando en X (antes Twitter) que habían eliminado a un «terrorista» y «periodista». Desde entonces, la postura oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se ha centrado en desacreditar a Al-Ghoul, sin mencionar a su compañero, el camarógrafo Rami al-Rifi, también fallecido en el ataque. Estas acusaciones, según un análisis de Reporteros Sin Fronteras, se basan en pruebas cuestionables.
Las fuerzas israelíes identificaron a Ismail al-Ghoul como miembro del ala militar de Hamás, el grupo palestino que gobierna la Franja de Gaza, afirmando que era un «terrorista» vinculado a Nukhba, la unidad de élite de Hamás. Según las FDI, Al-Ghoul habría participado en el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023. Para respaldar estas acusaciones, publicaron una captura de pantalla de una lista de nombres de 2021, supuestamente «hallada en ordenadores de Hamás incautados en Gaza», según la declaración oficial. Este documento, afirman, muestra que en 2021 al-Ghoul era ingeniero en la brigada de Hamás en Gaza. Cuando Reporteros Sin Fronteras (RSF) solicitó más información sobre la procedencia del documento, las fuerzas de seguridad israelíes se limitaron a reiterar que fue encontrado en la Franja de Gaza. Al ser preguntadas sobre el supuesto papel de Al-Ghoul en la «difusión de ataques contra las tropas de las FDI», la respuesta fue que se trataba de información clasificada. A pesar de no aportar pruebas adicionales, el Ejército de Israel continuó acusando a Al-Ghoul de haber participado en el ataque del 7 de octubre, sosteniendo que cualquier miembro del ala militar de Hamás es un objetivo legítimo, incluso si trabaja como periodista para Al Jazeera.
Sin pruebas para sustentar estas acusaciones, el ataque deliberado contra el coche de Ismail al-Ghoul constituye «un claro crimen de guerra», según Rafaëlle Maison, profesora de Derecho en la Universidad de París XI y experta en justicia penal internacional. «Incluso si este periodista hubiera sido ingeniero de Hamás en 2021, eso no justifica que se le persiga tres años después. Este documento es claramente una prueba insuficiente, especialmente considerando que llevaba equipo de protección periodística y ejercía una labor claramente vinculada al periodismo», explica Maison. Según la Convención de Ginebra, al-Ghoul habría perdido su protección como civil y, más específicamente, como periodista, solo si «hubiera participado directamente en las hostilidades durante ese periodo, lo cual claramente no es el caso«, afirma la experta.
«El asesinato selectivo de Ismail al-Ghoul, corresponsal de Al Jazeera, es uno de los actos más flagrantes de impunidad que hemos presenciado en la guerra de Gaza. Las fuerzas israelíes han admitido haber atacado directamente a un periodista, lo cual constituye un crimen de guerra, justificando su acción con acusaciones de terrorismo contra Al-Ghoul, sin aportar pruebas legítimas. No se ha ofrecido reconocimiento ni explicación alguna por la muerte de Rami al-Rifi, el camarógrafo que falleció junto a Al-Ghoul en el ataque. Este acto brutal no solo aumenta el número de periodistas asesinados en Gaza, sino que también reduce aún más la capacidad de quienes quedan para informar sobre el conflicto. Es imperativo que se exijan responsabilidades por estos crímenes atroces y que se ponga fin de inmediato al sistemático asesinato de periodistas».
Rebecca Vincent | Directora de Campañas de RSF
Ismail al-Ghoul, corresponsal palestino de la cadena catarí Al Jazeera desde noviembre de 2023, era uno de los pocos periodistas que permanecían en el norte de la Franja de Gaza, una zona inaccesible para los periodistas internacionales. El 31 de julio, tras realizar un reportaje en directo frente a la casa de Ismail Haniyeh, líder de Hamás asesinado ese mismo día en Teherán, Al-Ghoul contactó con la redacción de Al Jazeera para informar que él y su camarógrafo, Rami al-Rifi, estaban evacuando la zona debido a un bombardeo cercano, según Raed Fakih, responsable de noticias de la cadena. Pasados varios minutos sin noticias, el canal intentó comunicarse con al-Ghoul sin éxito. «Nuestro otro corresponsal, Anas al-Sharif, nos alertó sobre rumores de que Ismail había sido atacado«, relató Fakih a Reporteros Sin Fronteras.
Un vídeo del ataque, difundido en redes sociales, recoge los gritos de pánico del periodista freelance Osama al-Ashi, que corre hacia un coche envuelto en humo mientras la gente comienza a congregarse alrededor. «Sabía que era Ismail. Reconocí su chaqueta y su coche de inmediato«, declara Al-Ashi a RSF. Las imágenes revelan el interior del vehículo, donde los cuerpos de Al-Ghoul y Al-Rifi están irreconocibles, decapitados por la violencia del impacto. Sin embargo, la chaqueta azul de Al-Ghoul, con la palabra «prensa», es claramente visible.
Numerosas incoherencias
Las alegaciones de las IDF, formuladas al día siguiente del atentado, pronto mostraron varias incoherencias. Fakih destaca que Al-Ghoul fue detenido e interrogado durante 12 horas en marzo de 2024. Según Fakih, All-Ghoul declaró que el agente que lo detuvo lo llamó por su nombre, «indicando claramente que sabían que estaban deteniendo a Ismail al-Ghoul«. «Si realmente fuera un terrorista, como afirman, ¿por qué lo habrían liberado?» exclama Fakih. Al ser cuestionado sobre estos hechos, el Ejército israelí negó los hechos y afirmó que Al-Ghoul nunca había sido detenido.
Además, la captura de pantalla de la lista de nombres proporcionada por las FDI revela una incongruencia notable: Al-Ghoul figura con un rango militar otorgado el 1 de julio de 2007, cuando él tenía apenas 10 años. Curiosamente, otra columna de la misma lista indica que All-Ghoul fue reclutado en 2014. Al ser cuestionado por estas discrepancias, el Ejército israelí alegó que no era responsable de las incoherencias en un documento de Hamás.
Según Fakih, «el documento también contradice la afirmación inicial de que Al-Ghoul era miembro de una unidad de élite, ya que se le clasifica como parte del grupo de ingenieros. ¿Cómo podría un menor de edad ser ingeniero? Y en cualquier caso, ¿cómo podría ser miembro de una unidad de élite o ingeniero a la edad de 16-17 años?«.
Dos expertos políticos y académicos en Hamás, que desean permanecer en el anonimato, indicaron a RSF que resulta poco probable que Ismail al-Ghoul haya sido reclutado a una edad tan temprana, incluso si se hubiera unido al grupo en 2014. Un experto explicó que, aunque Hamás organizó campamentos de verano en el pasado, estos no constituyen un verdadero proceso de reclutamiento ni permiten convertirse en miembro del grupo. Además, unirse a una unidad de élite como Nukhba requiere varios años de entrenamiento y pruebas rigurosas, y el reclutamiento suele tener lugar en torno a los 20 años, según ambos expertos.
En cuanto a la autenticidad del documento, uno de los expertos señaló que nunca había visto una lista similar en el transcurso de sus investigaciones sobre Hamás. Aunque esto no descarta la existencia de documentos similares, todos los especialistas consultados por RSF coincidieron en que, sin más detalles o contexto, las acusaciones basadas en el documento son altamente inciertas. «Cuando se publican documentos de este tipo con afirmaciones de pertenencia a Hamás, la Yihad Islámica Palestina, etc., rara vez recibimos el documento completo o documentación adicional que lo respalde. En otras palabras, nos vemos obligados a aceptar las afirmaciones y supuestas pruebas israelíes al pie de la letra«, afirma uno de los investigadores..
Irene Khan, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, condenó enérgicamente tanto el ataque como las acusaciones contra Al-Ghoul. «El Ejército israelí parece lanzar acusaciones sin pruebas sustanciales como una licencia para asesinar periodistas, lo cual contraviene completamente el derecho internacional humanitario«, declaró en un comunicado publicado el 6 de agosto.
Acusaciones recurrentes
No es la primera vez que Israel publica documentos sin fundamento convincente para justificar los asesinatos selectivos de periodistas. En enero de 2024, tras la muerte de Hamza al-Dahdouh y Mustafa Thuraya, periodistas de Al Jazeera que fueron asesinados en un ataque con un dron que alcanzó su vehículo en Rafah, el Ejército israelí alegó que los reporteros estaban vinculados a la Yihad Islámica Palestina (YIP) y a Hamás, respectivamente.
Al igual que en el caso de Al-Ghoul, Israel no proporcionó detalles adicionales sobre el documento que supuestamente comprometía a Al-Dahdouh, ni hizo público el documento relacionado con Thuraya. «Es una práctica común que, después de atacar a nuestros periodistas, los israelíes publiquen versiones contradictorias y formulen acusaciones infundadas para justificar sus acciones injustificables: asesinar a periodistas que trabajan para informar sobre la realidad en el terreno. Lo mismo ocurrió con Shireen Abu Akleh, Samer Abu Daqqa y Hamza al-Dahdouh», declara Fakih.
Más recientemente, Anas al-Sharif, otro corresponsal de Al Jazeera próximo a Al-Ghoul, fue condenado por un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel , quien recurrió a la conocida afirmación de que el reportero de la cadena catarí era «periodista» y «terrorista». El 10 de agosto, en X, tras el ataque contra la escuela de Tabi’een en el centro de Gaza, que resultó en la muerte de al menos 80 personas, el portavoz acusó a Al-Sharif de «encubrir los crímenes de Hamás y de los terroristas de la yihad que se esconden en las escuelas» y sugirió que Al-Sharif «probablemente conocía a muchas de las personas asesinadas en esta escuela». Al Jazeera condenó enérgicamente estas acusaciones dirigidas contra sus periodistas.
El medio catarí ha llevado estos casos ante tribunales internacionales con el objetivo de «obtener justicia, revelar la verdad y garantizar la protección«, en palabras de Fakih. Dado que ningún medio internacional puede acceder a Gaza para cubrir la guerra, Al Jazeera está más comprometida que nunca en exigir justicia para los periodistas que viven y trabajan en la región pero no tienen la posibilidad de salir. «En este momento, solo podemos esforzarnos por presionar a Israel para que cumpla sus obligaciones morales y legales en relación con el principio de libertad de prensa y la protección de los periodistas», declara Fakih.
Reporteros Sin Fronteras ha presentado tres denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI) solicitando una investigación sobre los crímenes cometidos contra periodistas palestinos. En una declaración a RSF fechada el 5 de enero de 2024, la Fiscalía de la CPI aseguró que «los crímenes contra periodistas están siendo examinados, entre otros crímenes potenciales, como parte de la investigación en curso sobre la situación en el Estado de Palestina. Los objetivos y acciones de RSF son esenciales y deben ser apoyados en Gaza y en otros lugares. Los periodistas están protegidos por el Derecho Internacional Humanitario y el Estatuto de Roma, y no deben ser objeto de ataques en el ejercicio de su importante misión».
Hasta la fecha, el Ejército israelí ha asesinado a más de 130 profesionales de los medios en Gaza desde el 7 de octubre; al menos 31 de ellos murieron mientras realizaban su trabajo.