Siete años después de la sacudida mediática desencadenada por la primera investigación periodística sobre el caso Weinstein en Estados Unidos, Reporteros Sin Fronteras (RSF) publica el informe: “El periodismo en la era del #MeToo”.  Al calor de este movimiento empoderador, que adoptó distintos eslóganes en todo el mundo, han surgido nuevos medios, las redacciones se han replanteado sus prácticas y se han creado redes de periodistas. Sin embargo, investigar sobre los derechos de las mujeres sigue siendo peligroso. A la luz de este estudio exclusivo, RSF formula una serie de recomendaciones para apoyar a las y los periodistas que trabajan sobre los derechos de las mujeres y las violencias de género.

“El periodismo en la era del #MeToo” (Francés)

(Próximamente disponible la versión en inglés)

Es un hecho irrefutable: el movimiento para empoderar las voces de las mujeres está teniendo un impacto significativo en los medios de comunicación. De 113 periodistas encuestados para el informe de RSF en casi otros tantos países, más del 80 % señalan un aumento significativo del número de temas relacionados con los derechos de la mujer, las cuestiones de género y las violencias machistas y sexuales, desde 2017. Aunque el lema #MeToo nació en Estados Unidos ese año, se ha traducido a diferentes idiomas y ha adoptado diferentes apelativos -al menos cuarenta contabilizados por RSF- en todo el mundo: #EuTambém, en Brasil; #EnaZeda en Túnez; #Cuéntalo, en España o #YeWoShi, en China.

Sin embargo, aunque las informaciones sobre los derechos de las mujeres y las violencias de género parecen haber ganado mayor legitimidad y visibilidad, RSF expresa su preocupación por la violenta represión que sufren las y los periodistas que tratan estos temas, y que van desde el ciberacoso y los ataques físicos, a un riesgo muy real de detenciones y muerte, en algunos países. Para más del 25% de los encuestados en el informe, trabajar sobre estos temas resulta peligroso. 

Por ello, RSF pide que se adopten o se refuercen las medidas que protegen y garantizan la libre información sobre la violencia de género y los derechos de las mujeres sin temor a represalias. Entre las 16 recomendaciones que formula la organización figuran la tipificación como delito de determinadas formas de ciberacoso, la movilización de las plataformas digitales para prevenir y combatir este tipo de violencia y la creación de responsables editoriales encargadas de las cuestiones de género. 

«Aunque en algunos países ha tenido poco impacto en la sociedad, la ola del #MeToo ha impulsado la aparición de nuevos temas y nuevos medios en todo el mundo. Si bien algunos pioneros ya habían allanado el camino -desde la publicación de Awa en Senegal, en los años 70, hasta la de Sharika Wa Laken en Líbano en 2012, pasando por la revista Axelle, nacida en Bélgica, en 1998-, incluso ellos se han beneficiado de esta nueva oleada. Además del auge de nuevos medios, RSF constata que el movimiento ha favorecido el desarrollo de mejores prácticas periodísticas y de nuevas redes de periodistas. No obstante, a pesar de todos estos avances, las y los periodistas especializadas/os en los derechos de la mujer y las violencias de género siguen siendo blanco de agresiones que van desde campañas de ciberacoso hasta el asesinato. Estos ataques deben cesar. Para ello, RSF emite varias recomendaciones a los gobiernos y a sus autoridades policiales y judiciales, a las plataformas digitales y a las redacciones, para que se garantice el derecho a la información sobre los derechos de las mujeres y la violencia de género».

Anne Bocandé | Directora Editorial de RSF

Los datos clave del informe: 

  • Un impulso mediático internacional: más de 40 hashtags para empoderar las voces de las mujeres

En casi dos tercios de los 112 países representados en la encuesta de RSF, ha surgido un movimiento empoderador sobre los derechos de la mujer, las cuestiones de género y/o las violencias machistas y sexuales bajo el lema #MeToo o bajo otro apelativo (según 72 de las 113 personas encuestadas, es decir, el 64%). La cobertura mediática de estos temas ha crecido en Rusia, al calor de #яНеБоюсьСказать (“No me da miedo a decirlo”), en Marruecos, con #Masaktach (“No me callaré”) o mediante reivindicaciones más concretas, como en Yemen, con يزاوج نودب ةياصو (“Mi pasaporte sin tutela”) o en Tailandia, con #DontTellMeHowToDress (“No me digas cómo vestir”).

  • De 113 periodistas entrevistados en un número similar de países, más del 80% constatan un aumento de los temas relacionados con los derechos de la mujer, las cuestiones de género y las violencias machistas y sexuales, desde 2017

Algunas coberturas informativas han espoleado especialmente este movimiento empoderador, como la investigación del New York Times sobre el caso Weinstein, un hito en el camino del #MeToo en Estados Unidos. En Corea del Sur, la cobertura dada en 2018 por los medios a la denuncia de la fiscal Seo Ji-hyeon, que confesó en televisión haber sido agredida por un superior, desencadenó el #MeToo local. En Brasil, TV Globo, la mayor cadena de televisión del país, reveló ese mismo año, en una investigación de gran impacto, que varios cientos de mujeres habían sido agredidas sexualmente por el famoso médium Joao de Deus.

  • Nuevos medios y reportajes de portada

Numerosos medios de comunicación han surgido con el fin de reivindicar los derechos de las mujeres y las cuestiones de género en todo el mundo: Bilan en Somalia; La Déferlante, en Francia o Jeem en Líbano y el resto del mundo árabe, son algunos ejemplos, sin olvidar la oleada de medios que se difunden únicamente en las redes sociales. Todos ellos siguen la estela de pioneros que gozan de nueva visibilidad desde 2017, como Axelle Magazine, en Bélgica; AzMina, en Brasil o Sharika Wa Laken, en Líbano. La prensa generalista también se ha vuelto más proclive a sacar las violencias machistas contra las mujeres de los titulares de sucesos, darles una cobertura transversal y a llevar reportajes e investigaciones sobre el tema a portada.

  • Creación de un puesto de responsable editorial de género/igualdad

El New York Times detonó la onda expansiva del #MeToo, y también estuvo en el origen del puesto de editora de género o editora de igualdad: Jessica Bennett fue la primera periodista responsable de garantizar que las mujeres y las minorías de género estén debidamente representadas. Según la encuesta de RSF, el 27% de los entrevistados sabe de la creación de al menos un nuevo puesto de editora de género en su país. La llegada de estas especialistas a las redacciones está mejorando la cobertura mediática de los temas relacionados con los derechos de la mujer. También se están elaborando códigos éticos en las redacciones para garantizar que las cuestiones de género se tengan más y mejor en cuenta en los medios, tanto en las prácticas internas como en los temas tratados.

  • Para el 27% de los encuestados, es peligroso trabajar cubriendo los derechos de la mujer, las cuestiones de género y/o las violencias machistas y sexuales

La represión de periodistas y medios que abordan estas cuestiones no sólo no cesa, sino que a veces empuja a las y los periodistas a la autocensura o incluso al exilio. Otras son encarceladas, como Huang Xueqin, la impulsora de #WoYeShi, el #MeToo chino. Las represalias pueden llegar hasta el asesinato: varios periodistas que trabajan sobre las violencias contra las mujeres han sido asesinados en el Kurdistán iraquí, en Afganistán, en México…

  • Cerca del 60% de los encuestados conoce al menos un caso de periodista que cubre los derechos de la mujer, las cuestiones de género y/o las violencias machistas y sexuales víctima de ciberacoso

Desde que la directora del diario chileno El Ciudadano, Josefa Barraza Díaz, reveló la existencia de “La Manada”, un grupo de oficiales investigados por agresión sexual, sigue siendo acosada en las redes sociales. El mismo castigo sufren la periodista turca Hale Gönültaş, amenazada de muerte por cubrir la situación de la minoría yazidí, en particular las mujeres, perseguida por Estado Islámico, o Kiki Mordi tras publicar su investigación “Sex for grades” (“Sexo a cambio de notas”) en Nigeria. La periodista francesa Salomé Saqué, por su parte, ha sido víctima de deepfakes de carácter pornográfico.

  • Una represión feroz en los regímenes autoritarios

Si bien la “primavera feminista” ha florecido en muchos países, lo ha hecho con un coste para las y los periodistas, sobre todo en los regímenes autoritarios. Tanto en Rusia, donde el exilio es, a veces, el único recurso, como en Afganistán, donde, desde el regreso  de los talibanes al poder, las mujeres periodistas han sido simplemente borradas del paisaje mediático u obligadas a exiliarse. En Irán, las periodistas que cubrieron la muerte de la joven Mahsa Amini y el movimiento “Jin, Jiyan, Azadî” (”Mujer, vida, libertad»), en septiembre de 2022, han sido encarceladas o están amenazadas con ir a prisión.

  • Las 16 recomendaciones de RSF tienen como objetivo apoyar a las y los periodistas que trabajan sobre los derechos de la mujer y las violencias de género

RSF formula 16 recomendaciones dirigidas a los gobiernos, sus autoridades policiales y judiciales, plataformas digitales y redacciones para garantizar que las y los periodistas que trabajan sobre los derechos de la mujer, las cuestiones de género y/o las violencias machistas y sexuales estén plenamente protegidas/os.


Este informe ha sido redactado por RSF en colaboración con la periodista francesa Laurène Daycard, especializada en derechos de las mujeres y violencia de género. El informe incluye contribuciones de las periodistas Bettie Johnson Mbayo (Liberia), Kiki Mordi (Nigeria), Mariana Iglesias (Argentina), Ghazal Golshiri (Francia-Irán), Zahra Nader (Afganistán), Hinda Abdi Mohamoud (Somalia), Marie Barbier (Francia), Jessica Lopez (Francia), Julie Bianchin (Suiza), Jovanna Mariám Garcon (Guatemala), entre otras.