Estados Unidos | La visión de Donald Trump de la «libertad de expresión» se hace a costa de la libertad de prensa

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Entre sus primeros actos oficiales tras regresar a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump emitió una orden ejecutiva destinada a «restaurar la libertad de expresión y poner fin a la censura federal». Sin embargo, este documento, ambiguo en su redacción, elimina de manera implícita los esfuerzos para combatir la desinformación y la propagación de noticias falsas en Internet. Además, lejos de adherirse al espíritu de su propio decreto, Trump intensifica su ofensiva contra los medios estadounidenses en varios frentes. El 6 de enero de 2021, concedió el indulto a al menos trece personas condenadas o acusadas de ataques a periodistas. Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena enérgicamente la visión distorsionada de Trump sobre la libertad de expresión, que perjudica gravemente a la libertad de prensa.

El decreto «Restoring Freedom of Speech and Ending Federal Censorship» («Restaurar la Libertad de Expresión y Poner Fin a la Censura Federal») representa la última victoria para los  propagadores de la desinformación en línea. Cediendo a las presiones de Donald Trump, el magnate de la tecnología Mark Zuckerberg, cuyas plataformas de Meta ya eran hostiles al periodismo, eliminó el sistema de verificación de Facebook en Estados Unidos, equiparándolo falsamente con la censura y prescindiendo de los periodistas encargados de esta tarea. Por su parte, Elon Musk, aliado cercano de Trump, desmanteló las pocas garantías de confianza y seguridad existentes tras asumir el control de X (antes Twitter), llegando incluso a prohibir arbitrariamente el acceso a periodistas que le criticaban.

«La libertad de expresión no implica que el discurso público deba estar desprovisto de hechos. Donald Trump, junto con sus aliados en las grandes tecnológicas como Elon Musk y Mark Zuckerberg, están desmantelando las pocas salvaguardas que existían en Internet para proteger la integridad de la información. Resulta especialmente irónico  que Trump se autoproclame el mayor defensor de la «libertad de expresión» mientras ataca de forma directa la libertad de prensa, un pilar fundamental de la Primera Enmienda, y promete instrumentalizar al gobierno federal contra las expresiones que le desagradan. Si realmente Trump quisiera honrar las palabras de su propia orden ejecutiva, debería empezar por retirar sus demandas contra los medios».

Clayton Weimers | Director de la oficina de RSF en Norteamérica

Donald Trump resolvió recientemente un litigio fuera de los tribunales con Disney, la empresa matriz de ABC News. Sin embargo, mantiene su proceso judicial contra Des Moines Register y a su empresa matriz, Gannett, por publicar una encuesta que considera desfavorable, así como contra el Centro Pulitzer por premiar la cobertura sobre los supuestos vínculos entre su campaña de 2016 y Rusia. Es fundamental que Trump retire de inmediato estas demandas y se abstenga de emprender cualquier otra acción legal mientras ocupe el cargo de presidente.

Tras una campaña marcada por ataques constantes a la prensa, el presidente ha continuado denigrando a los medios y cuestionando su legitimidad para criticarle. En una rueda de prensa celebrada al día siguiente de su toma de posesión, arremetió contra el periodista de NBC, Peter Alexander, por preguntarle sobre los indultos generales otorgados a los implicados en los disturbios del 6 de enero. Trump respondió: «Miren las cifras de las elecciones. Hemos ganado estas elecciones de forma contundente, porque la opinión pública estadounidense está harta de personas como usted, parciales y terribles en términos de delincuencia».

Una política de libertad de prensa incoherente

El decreto firmado por Trump choca con su retórica agresiva  hacia la prensa y los periodistas. En el texto, se afirma que, durante la administración Biden, “el gobierno federal ha vulnerado los derechos de expresión constitucionalmente protegidos de los ciudadanos estadounidenses en todo el país de manera que ha promovido la narrativa del gobierno sobre importantes temas de debate público”. Además, señala: “Es política de Estados Unidos garantizar que ningún funcionario, empleado o agente del gobierno federal participe o facilite conductas que restrinjan inconstitucionalmente la libertad de expresión de ningún ciudadano estadounidense”.

Esta declaración de principios, que podría parecer loable inicialmente -incluso si la Primera Enmienda la vuelve redundante- carece de fundamento cuando se contrasta con las amenazas explícitas de Trump de utilizar al gobierno contra los medios. Estas amenazas incluyen recientemente propuestas de revocar licencias de radiodifusión como represalia política, investigar a las organizaciones de noticias que lo critican e incluso encarcelar a periodistas que se niegan a revelar fuentes confidenciales. En realidad, su política parece estar diseñada más para amplificar la desinformación, lo que beneficia a un presidente de Estados Unidos dispuesto a difundir información errónea que favorezca sus intereses políticos, tanto en temas menores como mayores.

Si Trump realmente se toma en serio su compromiso declarado con la libertad de expresión, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) sugiere que empiece por asegurarse de que sus acciones promuevan la protección de una prensa libre, en lugar de censurar o castigar a los medios. En la última década, Estados Unidos ha experimentado un declive constante en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF, situándose actualmente en el puesto 55 de 180 países que conforman la lista. Este retroceso se ha producido bajo la presidencia de líderes de ambos partidos. Si bien Trump no es el único responsable de esta caída, sus ataques frecuentes a los medios han contribuido sin duda al deterioro de la confianza pública en la prensa, exacerbado por actitudes partidistas hacia el periodismo. Además, la retórica violenta de Trump parece haber tenido un impacto en la violencia real: las agresiones a periodistas casi se duplicaron en 2024, cuando su campaña alcanzaba su punto máximo, en comparación con 2023.