Egipto, dentro de la fábrica de desinformación rusa en árabe
En El Cairo, una oficina de los medios estatales rusos RIA Novosti y Sputnik lleva una década centralizando la cobertura de la actualidad internacional en árabe. Estos medios aprovechan las críticas a la prensa occidental para amplificar la visión del mundo que promueve el Kremlin en la región. Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha investigado su impacto en la audiencia de habla árabe y advierte sobre las amenazas que supone para el acceso a una información fiable.
Es como si los cerrojos de la cárcel siria de Saidnaya nunca se hubieran roto. En la versión árabe de Sputnik, el medio estatal ruso y piedra angular propagandística del Kremlin, no hay un solo artículo sobre la liberación de miles de prisioneros tras la caída del régimen de Bashar al-Assad el 8 de diciembre de 2024. Durante las últimas 48 horas del dictador en el poder, los artículos en árabe de Sputnik se limitaron a repetir el discurso oficial de las autoridades sirias, negando los reveses militares y el plan de exfiltración del presidente.
Aliado clave de Vladimir Putin en Oriente Medio, Bashar al-Assad fue, hasta su caída, protegido por los medios controlados por Moscú. Para impulsar su campaña de influencia entre el público arabófono, el aparato de propaganda del Kremlin estableció en 2015 una oficina en El Cairo, la capital egipcia. Diez años después, en el barrio de Dokki, su plantilla se ha duplicado hasta llegar a una decena de redactores, en su mayoría egipcios, encargados de cubrir la actualidad internacional para la agencia estatal RIA Novosti y el medio digital Sputnik, siempre bajo el prisma de los intereses rusos en la región.
«Los medios rusos tienen vía libre para difundir su propaganda en la mayoría de los países árabes. En contextos autoritarios, donde los periodistas locales están amordazados, RIA Novosti y Sputnik amplifican exponencialmente su capacidad de desinformación, aprovechando la desconfianza generalizada hacia Occidente. Sólo un panorama mediático libre garantizará al público arabófono un acceso a información de calidad».
Anne Bocandé | Directora Editorial de RSF
En una región donde la desconfianza hacia el imperialismo de Estados Unidos y sus aliados occidentales es habitual, la audiencia de los contenidos en árabe de los medios de propaganda rusa está lejos de ser insignificante. Para ponerlo en perspectiva, el canal de Telegram de Sputnik en árabe supera los 155.000 suscriptores, mientras que los de la cadena qatarí Al Jazeera y el canal saudí Al-Hadath cuentan con apenas 35.000 y 26.000, respectivamente.
Autocensura bajo la influencia de la política exterior del Kremlin
Desde la apertura de esta oficina, que coincidió con la intervención militar rusa en apoyo al presidente Bashar al-Assad en septiembre de 2015, Siria se convirtió en una prioridad para el equipo recién formado. La línea editorial es clara y sigue la narrativa del régimen baasista en Damasco.
“Tuvimos que referirnos a los “cascos blancos” (la fuerza de defensa civil siria que opera en zonas controladas por los rebeldes) como “terroristas”, evitar cualquier mención a los ataques químicos del régimen y omitir cualquier información que pudiera incriminar a Bashar al-Assad”, afirma un periodista que trabaja desde hace varios años en la oficina de El Cairo.
Pero “no emanan órdenes directas de la sede central en Moscú”, asegura esta fuente, que reconoce que las personas contratadas están influenciadas por la orientación de los medios estatales rusos, lo que lleva a una forma de autocensura. Un ex trabajador relata que, durante su entrevista, se le preguntó por la política de Rusia en Oriente Próximo. “Cubríamos los breafings del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, y eso nos proporcionaba las pautas a seguir”, explica esta fuente, quien también menciona que la única instrucción directa de Moscú se produjo en marzo de 2022: tras la invasión a gran escala de Ucrania, se prohibió a los periodistas de toda la cadena referirse a Volodymyr Zelensky como «presidente» de Ucrania.
Empañar la imagen de Estados Unidos y sus aliados
En cuanto a otros temas regionales, esta línea editorial lleva a la redacción de El Cairo a centrarse en noticias negativas sobre Estados Unidos y sus aliados, algo que es habitual en todos los medios rusos. “Durante la intervención militar de la coalición internacional contra la organización Estado Islámico en Siria e Irak, nuestras publicaciones destacaron el número de víctimas civiles de los ataques de la coalición”, detalla el periodista que lleva varios años en el puesto.
Además de la oficina de El Cairo, un equipo de habla árabe en la sede de Moscú cubre Rusia y el antiguo bloque soviético. Este equipo se encarga de traducir artículos del ruso al árabe, incluyendo los relacionados con la «operación militar especial» en Ucrania, término utilizado frecuentemente por otros medios de la región.
Este reparto de responsabilidades entre Moscú y El Cairo también permite a la sede controlar la cobertura de temas considerados sensibles que, según la organización de la cadena, deberían ser cubiertos por la oficina egipcia. Este fue el caso, según una fuente interna, de la crisis de abastecimiento de trigo que afectó gravemente a Egipto tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022, ya que Ucrania era un importante proveedor de este cereal para El Cairo. Otro tema delicado que no se abordó por los editores egipcios fue la presencia en África de mercenarios del grupo paramilitar ruso Wagner, ahora rebautizado como Africa Corps. Una «línea roja», según uno de los periodistas entrevistados.
Estrechar lazos en Oriente Próximo
Dentro de la misma oficina, RIA Novosti y Sputnik no se encuentran en igualdad de condiciones, aseguran todas las fuentes internas. Las principales tareas de los equipos de la agencia de noticias consisten en seguir la actualidad, centralizar la información de los periodistas freelance establecidos en la región y redactar resúmenes informativos. Este trabajo ha sido calificado de «técnico», y atrae en menor medida la atención de la sede central.
Sin embargo, RIA Novosti desempeña un papel crucial en la difusión de la visión del Kremlin en la región. Aunque no tiene el alcance global de agencias como la Agence France-Presse (AFP), Reuters o Associated Press (AP), cuenta con suscriptores clave, como las cancillerías de los países árabes en Rusia y varias organizaciones de prensa de la región. Entre ellos figuran el diario estatal egipcio Al-Ahram desde 2015; la antigua agencia de propaganda del régimen sirio Syrian Arab News Agency (SANA), Algeria Press Service y el canal libanés pro-Hezbolá Al-Mayadeen desde 2016; la Emirates News Agency, la agencia de noticias palestina WAFA y la agencia de noticias marroquí Maghreb Arabe Presse (MAP) desde 2018; y la Saudi Press Agency (SPA) desde 2023.
Ambición regional
A pesar de los evidentes prejuicios impuestos a los periodistas, la oficina de El Cairo consigue atraer a profesionales competentes y cualificados gracias a unos salarios superiores a los de la profesión en Egipto, según la información recogida por RSF.
Algunos de los antiguos empleados de RIA Novosti y Sputnik en El Cairo han hecho carrera en prestigiosos medios internacionales. Aprovechando la devaluación regular de la moneda egipcia desde 2016, la organización mediática rusa ha podido expandir constantemente sus equipos en Egipto. Según nuestras fuentes, tres periodistas están en proceso de contratación, lo que refleja una clara y persistente ambición de influir en la región.
Además, este podría ser un momento oportuno para las operaciones mediáticas del Kremlin, ya que la brecha entre Occidente y el mundo árabe, agravada por la guerra en Gaza, comienzan a revelar sus profundidades.