KAZAJISTÁN | El periodista Alexander Kharlamov se enfrenta a una posible condena por «difundir pensamientos ateos»
El periodista y defensor de los derechos humanos Alexander Kharlamov, lleva detenido cuatro meses en Kazajistán por sus informaciones críticas con las autoridades y el sistema judicial de su localidad, la ciudad de Ridder. La fiscalía le acusa de «difundir pensamientos ateos» e «incitar a una actitud negativa hacia la religión». Kharlamov podría ser condenado a siete años de cárcel bajo el artículo 164 del código penal.
Reporteros Sin Fronteras condena firmemente los cargos presentados contra Kharlamov, que constituyen una violación a la libertad de información. «No hay ninguna evidencia de este periodista haya incitado al odio en sus escritos», añade RSF.
La organización no sólo pide la retirada de todos los cargos presentados contra Kharlamov, sino la revisión del artículo 164 del código penal que permite, en la actualidad, encarcelar a cualquier persona por expresar su opinión.
Alexander Kharlamov lleva exponiendo sus puntos de vista ateos en un blog, para un público limitado, desde 2005. También ha escrito dos libros que han sido publicados en Internet. En septiembre de 2012, las fuerzas de seguridad le acusaron de «difundir llamamientos al odio religioso» y «promover nuevas tendencias religiosas». El periodista, sin embargo, alegó escribir como hobby. Kharlamov dirige la agencia Secret Service, que defiende «los derechos del hombre contra la corrupción», y publica sus críticas a las autoridades locales en dos periódicos locales, Flash! y Ridderskiï vestnik.
Dos evaluaciones oficiales han concluido que no hay ninguna evidencia de que los textos de Kharlamov inciten al odio, pero las autoridades judiciales siguen considerando que «pueden provocar el odio religioso y la formación de una actitud negativa hacia la religión, lo que contribuye a crear conflictos entre personas».
El pasado mes de enero, Kharlamov escribió un artículo denunciando el comportamiento de un magistrado en un juicio contra un policía. El periodista afirmaba haber sido advertido en varias ocasiones que no debía comentar el caso. El 25 de enero se presentaron cargos contra él y, el 6 de febrero, la policía revisó su oficina, confiscando dos ordenadores y varios documentos.
Fue detenido, sin orden judicial, el 14 de marzo, cuando fue a la policía a reclamar lo que le había sido confiscado, y, tres días depués fue trasladado a la cárcel. Tras una investigación psicológica, hecha en contra de su voluntad, fue trasladado a un psiquiátrico, en la capital, Astana, donde estuvo un mes antes de ser declarado mentalmente apto.