El periodista Aníbal Barrow, secuestrado el 24 de junio, cerca de San Pedro Sula, ha aparecido muerto, el 9 de julio, cerca de Villanueva (Cortés), a unos veinte de kilómetros del lugar en que había sido secuestrado. Reporteros Sin Fronteras manifiesta su solidaridad hacia su familia y compañeros y recuerda que, a pesar de que la investigación del crimen haya dado ya algunos frutos, la impunidad seguirá reinando en Honduras hasta que no se identifique y juzgue a los autores intelectuales de este asesinato. «La pista profesional –que el crimen esté relacionado con su oficio periodístico– parece muy probable en esta tragedia”, denuncia RSF.
Las autoridades confirmaron, el 10 de julio, que el cuerpo hallado desmembrado y parcialmente calcinado a orillas de una laguna era de Aníbal Barrow, que habría sido asesinado el mismo día de su secuestro y por el que nunca se llegó a pedir ningún rescate.
La investigación ha detenido a cuatro personas acusadas de haber sido los autores materiales del crimen, pero la policía busca a otras cuatro, mientras asegura que este crimen no quedará impune. Según un testigo protegido, una banda de delincuentes que opera en la zona habría recibido 400,000 lempiras (unos 15,000 euros) por matar al periodista, suma que habría sido pagada por un personaje “poderoso”, según algunos medios de comunicación.
Con el homicidio de Aníbal Barrow se eleva a 36 el número de periodistas asesinados en Honduras en una década, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh). Reporteros Sin Fronteras ha registrado 26 asesinatos en el periodo posterior al golpe de Estado del 28 de junio de 2009.
