- Asesinan a un portavoz del movimiento campesino
A principios de mes fueron las amenazas de muerte contra Itsmania Pineda Platero. Ahora le toca a Gilda Silvestrucci, otra representante del colectivo “Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión”, quien recientemente fue víctima de amenazas telefónicas.
Las dos mujeres encabezaron, junto con otros colegas, una manifestación contra los ataques a la libertad de expresión y contra la impunidad, protesta que fue reprimida de manera violenta en las inmediaciones de la Casa de Gobierno el 13 de diciembre de 2011. Ocho días después, Gilda Silvestrucci, así como otras catorce mujeres del colectivo, presentaron una denuncia contra el presidente Porfirio Lobo Sosa, así como contra los generales René Osorio Canales, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerzas Armadas, y Andrés Felipe Díaz, jefe de la Guardia de Honor Presidencial. Desde entonces, la periodista es vigilada de manera constante.
“Reporteros sin Fronteras está en contacto con el colectivo y planea establecer un sistema de alerta permanente al servicio de sus representantes amenazadas, a quienes pedimos hacernos llegar todo elemento, grabación o testimonio que pudiera sustentar el expediente de la demanda presentada el 21 de diciembre. Reiteramos que consideramos las autoridades como responsables de la vida de estas periodistas y de la de sus allegados”, declaró la organización.
Amenazas telefónicas
“Ya sabemos que tenés tres hijos, que la mayor tiene 15 años, que ahorita andás en la calle con tu hijo de siete años, y que la mayor está en tu casa, cuidando a la niña de un año, y te vamos a matar». Con esas palabras un mensajero anónimo amenazó a la periodista, a través de su teléfono móvil, la mañana del 23 de enero de 2012. Tres días antes la madre de Gilda Silvestrucci había recibido la llamada de un individuo que quería conocer los horarios de su hija, sus idas y venidas, los lugares frecuentados por ella, así como el número de su teléfono móvil.
Gilda Silvestrucci es editora del diario online El Patriota y directora del programa “En la plaza” de Radio Globo, transmitido por la mañana de lunes a viernes. La periodista acababa de terminar su programa –dedicado al muy polémico proyecto de ley de explotación minera, a punto de ser aprobado por el Congreso–, cuando recibió vía telefónica una amenaza de muerte contra ella y sus hijos. Cabe recordar que los dos medios de comunicación a los que Gilda Silvestrucci pertenece habían manifestado desde el principio, su oposición al golpe de Estado del 28 de junio de 2009, cuya lógica represiva nunca ha cesado.
Masacres a puerta cerrada
En Honduras han sido asesinados 24 periodistas en una década, 17 de ellos desde el golpe de Estado. No se ha registrado ningún avance serio en el esclarecimiento de estos crímenes. La impunidad persiste también en los casos de asesinatos de colaboradores de los medios de comunicación, de ciudadanos defensores de una información plural y de defensores de los derechos humanos.
Tres días después del asesinato del abogado Ricardo Rosales, ocurrido después de que éste denunciara ante la prensa abusos cometidos por la policía, Matías Valle, dirigente campesino comunitario de 55 años de edad, fue abatido a balazos el 20 de enero en una parada de autobús del departamento de Colón por dos desconocidos que circulaban en motocicleta.
Matías Valle era un reconocido representante del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), región bajo control militar desde 2010, teatro de intensos conflictos agrarios entre terratenientes y comunidades locales. La víctima denunciaba públicamente la constante –y mortífera– represión en contra de los campesinos. En teoría, gozaba de medidas cautelares debido a los riesgos que corría, como recuerda el Comité por la Libre Expresión (C-Libre), organización colaboradora de Reporteros sin Fronteras.
“Si estas medidas de protección hubieran sido aplicadas en realidad, sin duda Matías Valle no se habría encontrado solo en la parada de autobús a merced de sus asesinos. Este caso agrava aún más la lista de las masacres cometidas a puerta cerrada en el Aguán. Una situación tan grave amerita, como mínimo, que se envíe al lugar una comisión de investigación internacional con amplios poderes”, declaró Reporteros sin Fronteras, que rinde homenaje a Matías Valle y a su valor personal al servicio de una información desesperadamente ignorada.