IRÁN | RSF urge a las autoridades carcelarias a dejar de negar asistencia médica a los periodistas presos

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| RSF urge a las autoridades carcelarias a dejar de negar asistencia médica a los periodistas presos
21.01.2016 19:33
Reporteros Sin Fronteras condena las condiciones de encarcelamiento a la que están sometidas varios periodistas en Irán y pide a las autoridades del país que dejen de negarles asistencia médica. 
RSF manifiesta su profunda preocupación por el estado de salud de estos periodistas presos. La organización ya escribió en mayo de 2015 al Comisario de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra’ad Al Hussein, para pedirle que interceda en el asunto.
Entre las víctimas de este trato en prisión se encuentra Hossien Ronaghi Malki, periodista ciudadano que ha sido operado varias veces del riñón, fue detenido en diciembre de 2010 y puesto en libertad bajo fianza en junio de 2015 por motivos de salud. Pero ha sido de nuevo citado para ingresar en prisión y ayer reanudó su condena a 17 años de cárcel sin ningún cuidado médico. Su vida corre peligro.
Debería haber sido puesto en libertad bajo el artículo 134 del código penal islámico (modificado en 2013) que estipula que un criminal condenado por distintos cargos debe cumplir sólo el de la condena más alta.
También Said Razavi Faghih, periodista detenido desde febrero de 2014, debería haber sido puesto en libertad tras completar su condena a un año de cárcel en marzo de 2015, pero fue de nuevo condenado a tres años y medio de cárcel por cargos de propaganda antigubernamental e insultar al Líder Supremo y a la Asamblea de Expertos.
Tras despertar en un charco de sangre en su cama del hospital después de una operación al corazón, en enero de 2015, pidió ser devuelto a su celda en la prisión de Rajaishahr. Su hermano asegura que ha alertado a las autoridades judiciales varias veces sobre su estado de salud. “Si le pasa algo, lo consideraremos un asesinato”, afirma.
Narges Mohammadi, periodista y portavoz del Centro de Defensa de los Derechos Humanos, ingresó en la prisión de Evin en mayo de 2015 para cumplir su condena a seis años de cárcel donde tampoco recibe el tratamiento médico que necesita. Su marido Taghi Rahmani, periodista exiliado en Francia, asegura que no tiene acceso regular a sus medicinas lo que puede poner en riesgo su estado de salud.
Se espera que sa juzgada de nuevo por varios cargos, incluida la “colaboración en el Estado Islámico”, pero su juicio ha sido pospuesto tres veces desde junio. En octubre fue trasladada al hospital de la capital iraní donde estuvo diez días antes de volver a prisión en contra de la opinión de los médicos. No ha podido tener contacto con su marido ni sus hijos.
Roya Saberi Negad Nobakht, periodista ciudadana de doble nacionalidad, iraní y británica, cumple una sentencia a cinco años de cárcel en la prisión de Evin. Ha tenido varios desmayos y fue trasladada en diciembre a la enfermería de la cárcel donde el médico dijo que su estado de salud era “normal” y le inyectó un tranquilizante. Al día siguiente tuvo convulsiones y pedió la conciencia. Según un neurólogo sus desmayos se debieron a un prescripción errónea en la enfermería y solicitó su traslado a un hospital especializado. Los oficiales de la cárcel de Evin rechazaron el traslado, presumiblemente para encubrir los fallos de la prisión. 
“En Reporteros Sin Fronteras recordamos que bajo los artículos 102 y 103 del reglamentos carcelario de Irán, adoptados por el sistema judicial que supervisa el sistema de prisiones, los responsables de las cárceles deben deben dar a los presos cualquier medicamento necesario”, afirma Reza Moini, responsable de la oficina de Oriente Medio de Reporteros Sin Fronteras. 
“Además, según el Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del que forma parte Irán, privar a los encarcelados de medicamentos constituye una violación de la prohibición de tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes”, concluye Moini.