El periodista, en el punto de mira

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04.05.2016 09:21

La Sección Española de Reporteros sin Fronteras presenta su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016

Vivimos tiempos extremos de violencia. De grandes barbaridades. De atentados diarios contra los derechos humanos. Guerras,  terrorismo radical, abusos de poder, escándalos de corrupción.  Los medios de comunicación informan a diario de tales atrocidades a través del trabajo de los periodistas. Trabajo que cada día más se configura como el más peligroso del mundo. Baste recordar la matanza el año pasado del semanario Charlie Hebdo en París con 8 periodistas muertos. 

Desgraciadamente la situación empeora cada año y las agresiones contra los informadores, especialmente contra los fotorreporteros y periodistas de investigación son continuas y van al alza en todo el mundo. No siempre a través de métodos tan expeditivos como el asesinato o encarcelamiento. Hay otros más sutiles pero encaminados al mismo fin: no dejar que las agresiones contra los derechos humanos y la identidad de sus autores lleguen la opinión pública. Denunciar estas situaciones  es una de las razones de ser de Reporteros Sin Fronteras y a ello va encaminada la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016 que la Sección española presentó este 20 de abril en Madrid.

Habría mucho que comentar respecto a la intensidad creciente de las acometidas de los Estados, grupos radicales e intereses privados contra la esencia de los valores del periodismo: respecto a la verdad en primer lugar. La Clasificación anual de Reporteros sin Fronteras, establecida desde el año 2002, valora el pluralismo, la independencia de los medios de comunicación y la seguridad de los periodistas en 180 países.

En líneas generales, poco ha variado  la evolución global de la Clasificación respeto al año anterior. Como es usual los países del norte de Europa ocupan los primeros puestos, seguidos de otros como Nueva Zelanda (5), Costa Rica (6) o Jamaica (10). China, Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea ocupan los cinco últimos puestos de la lista. Oriente Medio y Magreb se llevan la palma en la estrategia del terror contra los periodistas. Irán, China y Arabia Saudí, la de encarcelamientos y torturas.

Sin embargo aprovechando esta tribuna, desearía destacar que las agresiones contra la libertad de prensa no sólo se dan en países en guerra, dictaduras, teocracias o países del llamado Tercer Mundo.  También, en países tan garantistas como Canadá, en donde la justicia ha ordenado  a un periodista revelar a la policía sus fuentes sobre el ISIS  so pena de ir a la cárcel.  Tampoco vive mejores tiempo la prensa libre en España,  Italia,  Francia, Reino Unido por citar algunos países del entorno. Los últimos atentados jihadistas sufridos en el corazón de Europa han propiciado incluso leyes liberticidas amparadas en la lucha antiterrorista. Es el caso de Francia con la pérdida de 7 puestos en la Clasificación mundial 2016 o del Reino Unido con la pérdida de cuatro.

En otros ámbitos, en el mismo seno de la UE, se encienden luces rojas sobre el rol esencial de los periodistas en lo referente a informar de temas de interés general sin revelar sus fuentes. La aprobación el pasado 14 de abril de la Directiva de Secretos Comerciales, nos preocupa hondamente. Por cuanto bajo su amparo se pude coartar el periodismo de investigación, al contemplar la obligación de los periodistas y sus fuentes a demostrar que “la difusión de la información se ha dado con objetivo de proteger el interés general”. Curiosamente esta normativa se ha adoptado paralelamente a las revelaciones de los papeles de Panamá.

España, aun cuando sólo ha retrocedido un lugar en el ranking mundial (puesto 34 sobre 180) seguramente por el deterioro general del acoso a las libertades, nos preocupa la situación de los periodistas.  Los cambios legislativos producidos el año pasado, como la aprobación de la llamada “Ley Mordaza” (Ley de Seguridad ciudadana) o la modificación de la Ley de Enjuiciamiento criminal o la reforma de la Ley orgánica del Poder Judicial que amparaba la justicia universal, ya han tenido sus consecuencias negativas para el ejercicio libre del periodismo. Y prueba que las alarmas hechas públicas en su momento por nuestra entidad estaban justificadas son los recientes casos sufridos por dos periodistas de “ABC”, por un periodista de la revista “Argia” y un fotoperiodista de “Diario independiente digital”. 

“Estamos profundamente alarmados por la petición de la fiscalía de  Madrid de dos años y medio de cárcel para los periodistas de “ABC”, Cruz  Morcillo y Pablo Muñoz por presunta revelación de secretos. Esta decisión iría en contra de la doctrina del Tribunal Constitucional que hace prevalecer la libertad de información cuando lo publicado sea veraz y de interés general, dos condiciones que se darían en este caso”, en palabras de la presidenta de Reporteros sin Fronteras, Malén Aznárez.   El temor es que ambos periodistas pueden entrar en prisión con una condena de tres años si el juez avala la acusación.

La revelación de secretos consistió en una información publicada en “ABC” el 11 de julio de 2014 en la que se recoge una conversación telefónica entre un miembro de la Camorra napolitana y el ex tesorero el Partido Popular, Luis Bárcenas. Cabe decir que si llegan a llevarse a cabo los encarcelamientos de Morcillo y Muñoz tal hecho sentaría un gravísimo precedente para la libertad de prensa en España. Igualmente graves son las multas de 601 y 1.260 €  para los periodistas  Axier López y Raúl Calpín, en cumplimiento de la “Ley de Seguridad ciudadana” que coarta el trabajo de los informadores en la calle con la prohibición de fotografiar, por ejemplo, a las fuerzas policiales y del orden en sus represiones sobre manifestantes o protestas ciudadanas  para así proteger su identidad y cubrirles judicialmente. Profesionales de otros colectivos periodísticos ya han sido sancionados en nuestro país bajo el amparo de dicha ley por acciones tan diversas como fotografiar el coche de las fuerzas policiales o denunciar sus, a veces, desproporcionadas  actuaciones.

Sin duda, estas  circunstancias tienen a la libertad de información en el punto de mira y conducen en el caso del trabajo de los periodistas a la autocensura por miedo a las represalias.

María Dolores Masana Argüelles

Ex presidenta de Reporteros Sin Fronteras y miembro  de la Junta Directiva