¿Quién ordenó el asesinato de Anna?
| Politkóvskaya, un crimen más en la impunidad |
Nunca se sabrá quién quien dio la orden de asesinar a la periodista rusa de Nóvaya Gazeta, Anna Politkóvskaya. Ya es definitivo. Un crimen más en la impunidad. Casi ocho años después, esta semana, un juez de Moscú ha dictado sentencia contra el autor material de los disparos a bocajarro y el necesario colaborador de la logística requerida. La periodista rusa fue asesinada el 7 de octubre de 2006, en el rellano de su domicilio. Allí la esperaba un pistolero a sueldo.
Cuatro chechenos y un policía moscovita han sido condenados, a lo largo de un juicio dilatadísimo y carente de garantías, a diversas penas de cárcel. Pero ellos son únicamente las caras visibles de lo que fue, sin duda alguna, un crimen por encargo. Sin embargo, con estas últimas sentencias ya nunca se sabrá quién fue el cerebro, el verdadero autor del vil asesinato de Anna. El silencio, la oscuridad son norma en estos casos.
La misma Nóvaya Gazeta ha declarado tras conocerse la sentencia: “Los principales actores de este caso no están aquí”, refiriéndose a quién hizo el encargo y los mediadores para llevarlo a cabo. ¿Cómo llegar hasta quien entonces podía y estaba interesado en acallar la voz más discordante y acusadora a la vez contra la política rusa en Chechenia? Politkóvskaya era especialmente incómoda porque su trabajo de investigación periodística estaba sobre todo enfocado en dos direcciones igualmente molestas: la guerra de Chechenia y los procedimientos más que irregulares del gobierno de Putin. Dos líneas de inteligente, rigurosa y valiente tarea que en definitiva conducían a un mismo punto de origen: el Kremlin. Los hijos de la periodista, Ilya y Vera Politovsky, lo han repetido. “No descansaremos hasta que la persona o personas que lo ordenaron sean condenados”.
Recordemos que Anna no fue la primera víctima de esta profesión en Rusia desde la subida al poder del presidente Putin en marzo del año 2000. Veinte colegas la precedieron igualmente muertos en parecidas circunstancias. Sobre ninguno de estos crímenes se ha hecho la luz oficialmente. Es por ello que desde Reporteros Sin Fronteras consideramos más necesario que nunca que se diluciden responsabilidades, no sólo en el caso de Anna. También en el de sus veinte colegas, igualmente asesinados aquel año así como en los de todos los que les han seguido hasta hoy en el resto del mundo a causa de su actividad profesional.
La nobleza y el heroísmo de la que fue conocida como “la conciencia moral de Rusia” merecen que persistamos en el esfuerzo de pedir justicia. Anna y los demás sirven de manera singular como bandera en defensa del libre ejercicio de la profesión periodística, absolutamente imprescindible si queremos que la libertad y los derechos fundamentales sean norma universal e insobornable de la convivencia humana.
María Dolores Masana Argüelles
Ex presidenta y vocal de Reporteros sin Fronteras
Vicepresidenta de la Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE