ARGELIA | En lugar de combatir la Covid-19, las autoridades se dedican a perseguir a los periodistas
Reporteros Sin Fronteras (RSF) lamenta el hecho de que, en lugar de combatir la propagación de la Covid-19 en el país más afectado por el norte de África, las autoridades argelinas utilicen la pandemia para hostigar a periodistas y medios independientes y limitar la libertad de prensa.
Se ha recurrido a procedimientos judiciales, encarcelamiento, leyes draconianas, bloqueo de webs y acoso en internet para aumentar la presión sobre los últimos periodistas independientes y medios de comunicación en Argelia, donde, según informaciones oficiales, ha habido más de 550 muertes por coronavirus y casi 7.200 casos desde que se reportase el primero el 25 de febrero.
Los periodistas que han estado cubriendo la ola de protestas callejeras antigubernamentales «Hirak», que comenzó hace más de un año, se han visto particularmente expuestos a la represión del gobierno contra la disidencia.
Entre ellos figura el director del Casbah Tribune y corresponsal en Argelia de RSF y TV5 Monde, Khaled Drareni, que fue detenido el 7 de marzo mientras cubría una de las protestas pacíficas de Hirak en Argel. Está en prisión desde el 29 de marzo por un cargo que podría acarrearle una condena de diez años de cárcel. El 6 de mayo se rechazó una solicitud inicial de libertad provisional.
Drareni no es el único periodista que ha sido encarcelado. Sofiane Merakchi, corresponsal del canal de televisión libanés Al Mayadeen, que también trabaja como productor para otros canales de televisión extranjeros como France 24 y RT, está en prisión desde septiembre y fue condenado el 5 de abril a ocho meses de cárcel por importar material sin permiso y evadir los derechos de aduana. Fue el primer periodista encarcelada desde el inicio de las protestas de Hirak.
Además de la presión judicial, las autoridades también han utilizado el bloqueo de webs para censurar a los medios de comunicación, y en las últimas semanas, muchos ya no son accesibles en Argelia. Maghreb Emergent y Radio M llevan bloqueados desde el 10 de abril. Más tarde, Interlignes y DZVid se volvieron inaccesibles. La dirección de Matin d’Algérie ha acusado a las autoridades de «prácticas… de los viejos tiempos», es decir, asociadas a los dos decenios de presidencia de Abdelaziz Bouteflika.
El digital Tout sur l’Algérie (TSA) fue bloqueado repetidamente de manera similar en 2017 y nuevamente en 2019. Por temor a represalias, el periódico satírico El Manchar ha optado por dejar de publicar: su personal determinó que el clima opresivo y los arrestos constituían una gran amenaza.
El ciberacoso también ha estado creciendo desde que Abdelmayid Tebune asumiera el cargo de presidente en diciembre. Cada vez más periodistas se han convertido en el blanco de campañas de odio excepcionalmente violentas en las redes sociales por comentarios ofensivos. Cuando no se usa el arresto sin un cargo específico, como fue el caso de Drareni, se utiliza cualquier otro tipo de método para acosar o silenciar a los críticos del gobierno.
«Cualquiera que se atreva a juzgar -aunque sea de forma pintoresca pero poco específica- o a criticar las acciones del gobierno en funciones desde mediados de diciembre, es acusado de hacerle el juego a ‘manos extranjeras’ y de servir a los intereses de quienes conspiran para desestabilizar Argelia», declara un periodista que solicitó el anonimato por temor a las represalias del gobierno.
«El aumento de los ataques contra los periodistas y los medios de comunicación es extremadamente peligroso», advierte Souhaieb Khayati, jefe de la oficina de RSF en el norte de África. «Las autoridades argelinas están persiguiendo al enemigo equivocado porque la información proporcionada por los periodistas es vital durante la pandemia». Persiguiendo a Khaled Drareni, muestran su desprecio por las libertades y por lo que queda de una prensa libre en Argelia. Por eso RSF pide la inmediata liberación de este periodista, cuyo único delito fue hacer su trabajo».
Una ley draconiana y vagamente redactada
La pandemia de coronavirus ha sido como agua de mayo para el gobierno argelino. Ha socavado el movimiento de protesta y las autoridades han aprovechado para tomar medidas drásticas contra el suministro de noticias e información.
El 22 de abril, los parlamentarios votaron a favor de un proyecto de ley que tipifica como delito las «noticias falsas» que «atentan contra el orden público y la seguridad» o «la seguridad del Estado y la unidad nacional». Esta enmienda del código penal prevé penas de uno a tres años de prisión, el doble en caso de un delito posterior, e incluso cinco años de prisión para un primer delito si tiene lugar «en un momento de bloqueo de la salud pública o de una catástrofe natural, biológica o tecnológica o cualquier otra forma de catástrofe»
RSF emitió un comunicado de prensa en ese momento condenando la hipocresía de la legislación destinada, sobre todo, a censurar a los medios de comunicación digitales y a los usuarios de las redes sociales. Según la constitución de Argelia, los delitos de prensa no pueden ser castigados con prisión y, en su primera reunión de gabinete en enero, el presidente Tebune pidió que se consolidara la libertad de prensa.
Argelia ocupa el puesto 146, de 180 países y territorios, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 de RSF. Ver también el Informe Anual de la organización.