CHINA / CORONAVIRUS | Continúan detenidos seis defensores chinos de la libertad de prensa
Reporteros Sin Fronteras (RSF) exige a Pekín la liberación inmediata de los seis periodistas, comentaristas y defensores de la libertad de prensa actualmente detenidos por compartir información relacionada con la epidemia de la Covid-19.
De los nueve periodistas y comentaristas arrestados por las autoridades chinas desde el comienzo de la epidemia del coronavirus, seis de ellos permanecen retenidos hasta el día de hoy: el documentalista Chen Jiaping, los periodistas Fang Bin, Zhang Zhan y Chen Qiushi, y los defensores de la libertad de prensa Cai Wei y Chen Mei.
«No es delito ayudar al público a acceder a información sobre esta crisis sanitaria sin precedentes», defiende el jefe de la oficina de RSF en Asia Oriental, Cédric Alviani, quien insta a Pekín «a detener inmediatamente la represión contra las voces críticas y liberar a todos los periodistas y comentaristas que están todavía detenidos».
Chen Jiaping, de 50 años, fue arrestado el 5 de marzo en Pekín por entrevistar a un comentarista político que cuestionó la gestión de la crisis por parte del presidente Xi Jinping y se encuentra bajo arresto domiciliario. Un eufemismo para las «cárceles negras » chinas en las que los detenidos son privados de sus derechos y corren el riesgo de ser torturados.
Cai Wei y Chen Mei, ambos de 27 años, fueron arrestados el 19 de abril y continúan s bajo arresto domiciliario por publicar artículos y entrevistas censurados sobre la Covid-19 en la plataforma de código abierto GitHub.
Zhang Zhan, de 37 años, exabogada y actual periodista, fue arrestada en Wuhan el 15 de mayo. Permanece detenida en Shanghái tras opinar en Twitter sobre las contramedidas de las autoridades para contener el virus.
El abogado de 34 años Chen Qiushi, y el empresario de 57 Fang Bin, son los dos periodistas detenidos a principios de febrero en Wuhan por documentar el colapso del sistema hospitalario. Ambos permanecen detenidos en paradero desconocido.
Las autoridades también han arrestado a casi 900 usuarios de Internet que compartieron información sobre el virus. La última ha sido una mujer de 55 años detenida durante siete días por difundir información descrita por las autoridades como «rumores falsos».
Desde el comienzo de la crisis del coronavirus, Pekín ha hecho todo lo posible para para silenciar a los medios y a las redes sociales y para lanzar una campaña de desinformación global con el fin de desviar las críticas que afirman que la censura de los medios permitió que el virus se extendiera sin conocimiento público durante semanas antes de que el gobierno tomara medidas.
China ocupa el puesto 177 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa RSF 2020 y es la prisión más grande del mundo para periodistas, con al menos 113 detenidos o desaparecidos según el recuento más reciente realizado por RSF. Ver también el Informe Anual de la organización.