ARABIA SAUDÍ | Arranca la presidencia saudí del G20 con 32 informadores presos en el país

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Arabia Saudí se hizo cargo ayer de la presidencia de G20 pero sigue espiando y persiguiendo a periodistas y blogueros, como demuestra la oleada de detenciones de la semana pasada.

Las detenciones entre los días 16 y 21 de noviembre demuestran que el régimen saudí todavía no ha aprendido la lección tras el asesinato de Jamal Khashoggi el año pasado y sigue violando los derechos de los periodistas.

Las autoridades han puesto en libertad a nueve personas el mes pasado, incluido siete periodistas y escritores. Pero los informadores han sido sometidos a interrogatorios y han tenido que firmar que «no interferirán en temas con los que no tengan relación». En otras palabras, que han tenido que renunciar a su derecho básico a la libertad de expresión.

«La presidencia saudí del G20 no debe desviar la atención del hecho de que haya 32 periodistas encarcelados por razones arbitrarias», afirma Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. «No permitiremos que el aparato diplomático oculte la realidad de los métodos represivos del régimen. Es una cruel ironía que el número de periodistas detenidos, 32, sea el mismo que el número de países que participan en el foro.

Arabia Saudí recibe el primer “Saudi Media Forum», destinado en teoría a discutir el actual rol de los medios de comunicación y los retos del futuro. Las autoridades saudíes aseguran la presencia de cerca del millar de «periodistas y expertos de 32 países» los dos días que dura el evento que termina hoy.

El foro entregará premios de seis categorías: medios impresos, producción de imagen, de sonido, aplicaciones móviles, innovaciones y personalidad de los medios. La ocasión podría haber sido una oportunidad para hacer progresar la libertad de prensa, pero, desafortunadamente, se ha perdido.

Arabia Saudí ocupa el puesto 172 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras. El país es la mayor cárcel del mundo de periodistas junto a China y Egipto.