BIELORRUSIA | La Unión Europea debe reaccionar al acoso a la prensa en Homyel

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| La Unión Europea debe reaccionar al acoso a la prensa en Homyel
17.04.2016 14:33
Reporteros Sin Fronteras condena el acoso de las autoridades judiciales de la ciudad de Homyel a los periodistas freelance Kastus Zhukouski y Larysa Shchyrakova y urge a la Unión Europea a condicionar su acercamiento a Bielorrusia al progreso de la libertad de prensa en el país. 
Un tribunal de Homyel ha ordenado el pago de una multa de 330 euros a Zhukouski y Shchyrakova por trabajar para un medio de comunicación con sede en el extranjero.
Ambos han sido multados varias veces en los que va de año. En total, Zhukouski lo ha sido siete veces, y Shchyrakova tres. Cada una de las multas ha excedido el salario mínimo bielorruso de 274 euros. De no pagar, los periodistas podrían ver incautados sus bienes.
“En nivel de acoso los periodistas en Homyel es tal que parece una prueba. Si la comunidad internacional  no reacciona, el régimen del Presidente Lukashenko asumirá que tiene las manos libres para perseguir a la prensa”, afirma Johann Bihr, responsable de la oficina de Europa del Este y Asia Central de Reporteros Sin Fronteras. 
Además Zhukouski no ha podido tener un abogado en la audiencia del 14 de abril y se ha negado por ello responder ante los jueces portando una mordaza como protesta.
“Fue una farsa, no un juicio”, ha contado a RSF. “El tribunal ha recibido la orden de castigar a los periodistas. Hoy la policía nos persigue a nosotros, mañana perseguirá a otros si nos rendimos”, añade.
Zhukouski trabaja principalmente para Belsat TV, un canal con sede en Polonia. La información que ha sido llevada a juicio en este caso se refiere a los refugiados ucranianos en Homyel y a la visita del representante de la agencia de refugiados de Naciones Unidas UNHCR.
Shchyrakova también filmó la visita del representante de la ONU, pero borró accidentalmente su fotomontaje. Sin embargo, ello no impidió al tribunal condenarla por haber mandado las imágenes a Besat TV. “El juez ni siquiera se ha molestado en pedir las pruebas de mi contribución a Belsat TV”, cuenta.
Zhukouski y Shchyrakova son las últimas víctimas de una hipócrita política de censura del gobierno bielorruso, que además tiene prohibidos la mayoría de medios independientes y les obliga a operar desde fuera del país. A ello se suma la negativa a acreditar a periodistas que trabajan para ellos, de modo que son perseguidos por “producir y difundir contenidos ilegalmente”.
En lo que va de año se han producido 28 condenas, la mayoría concentradas en Homyel. “Pido a la comunidad internacional que defienda los principios que proclama y deje de actuar con una doble vara de medir. No pido sanciones, pero deben ponerse condiciones para los acuerdos”, demanda Kastus Zhukouski.
El gobierno bielorruso intenta mejorar las relaciones con la Unión Europea, que ha pedido la puesta en libertad de los prisioneros políticos en 2015 a cambio de reducir las sanciones impuestas al país en los cuatro años anteriores.