El reportero del grupo audiovisual Rede Bandeirantes, Gelson Domingos da Silva, cubría una operación policial en la favela de Antares, al oeste de Rio de Janeiro, cuando recibió un disparo letal en el pecho y murió, a pesar de llevar chaleco antibalas, el día 6 de noviembre. Domingos da Silva es el primer periodista asesinado en las favelas de Rio de Janeiro en 2011, y eleva a cinco el número de periodistas asesinados en Brasil en lo que va de curso por causas probablemente relacionadas con su activiadad profesional.
«Reporteros Sin Fornteras expresa sus sinceras condolencias a la familia y a los colegas de Gelson Domingos da Silva, cuya muerte recuerda que las zonas más peligrosas para los periodistas no se encuentran necesariamente en países en guerra abierta. Esta tragédia levanta interrogantes dirigidos,tanto a las autoridades, como a los medios de comunicación. En el centro de la polémica está la repercusión mediática de las intervenciones policiales, cada vez más frecuentes a medida que se apróximan la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Una política de seguridad de este tipo está alimentada por la mediatización. Esta dependencia crea riesgos para los periodistas enviados a las favelas, algunos de cuales incluso viven allí. La seguridad de los periodistas, testigos y habitantes de las favelas es más importante que la cultura del resultado y la carrera de imágenes», considera Reporteros Sin Fronteras.
El envío de 80 policías militares de élite, donde destaca el celebre BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), desencadenó un gran tiroteo con narcotraficantes de la favela de Antares, en la mañana del 6 de noviembre. Las fuerzas del orden anunciaron la muerte de cuatro sospechosos, la captura de otros nueve, y la incautación de un volúmen considerable de drogas y armas. Gelson Domingos da Silva, a pesar de ir equipado con un chaleco antibalas, no sobrevivió a un tiro en pleno pecho.
Reporteros Sin Fronteras espera que la investigación aclare rápidamente la identidad del autor del disparo y se une a la Unión de Periodistas de Rio de Janeiro en abogar por la necesidad de un ámplio debate sobre los riesgos profesionales en la cobertura del crimen organizado.
