CLASIFICACIÓN 2022 | Una represión al alza en EUROPA DEL ESTE y en ASIA CENTRAL

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Reporteros asesinados y heridos sobre el terreno, una censura inédita desde el período soviético, desinformación masiva… en el este de Europa, la guerra de Rusia (155º) contra Ucrania (106º), más allá del drama humano que supone, está teniendo consecuencias devastadoras sobre la libertad de prensa en la región. Al menos cinco periodistas y profesionales de los medios han sido asesinados por disparos durante el primer mes de la ofensiva rusa, que arrancó el 24 de febrero de 2022. El ejército ruso ha apuntado deliberadamente a fuentes de información en los territorios que ha ocupado e intentado obtener la colaboración de los medios locales mediante presiones.

En Rusia, el poder ha asumido el control total de la información, instaurando una censura de guerra creciente, el bloqueo a los medios y la caza a los periodistas críticos, que los empuja al exilio masivo. Este recrudecimiento ya había comenzado en 2021, tras el endurecimiento de la Ley de Agentes Extranjeros y las persecuciones ligadas a la cobertura del opositor Alexei Navalny, actualmente en prisión.

Este control de la información no se limita a las fronteras rusas. El Kremlin impone su visión de la guerra en algunos países vecinos, especialmente en Bielorrusia (153º), donde los periodistas independientes siguen siendo masivamente perseguidos por su trabajo y una veintena se encuentra en prisión, desde la polémica reelección, el 9 de agosto de 2020, de Aleksander Lukashenko. El presidente bielorruso no dudó en desviar, el 23 de mayo de 2021, un avión para detener a un periodista opositor que había optado por el exilio. Cada vez más medios son tildados de “extremistas”, mientras que leer y compartir sus contenidos en las redes sociales puede ser objeto de un proceso penal.

Los medios de los países del Cáucaso son bloqueados, en ocasiones, por el regulador mediático ruso cuando sus artículos incomodan al poder, y los de Asia Central reciben presiones para realizar una cobertura más “neutra” del conflicto. En Turkmenistán (177º), uno de los países más herméticos del mundo y siempre a la cola de la Clasificación, los medios -totalmente controlados por el Estado- ignoran la guerra.

En Turquía (149º), el sistema “hiperpresidencial” de Recep Tayyip Erdogan y su autoritarismo se plasman en una clara negación de la libertad de prensa y en la injerencia en la justicia. Aunque los tribunales dictan encarcelamientos cuando lo ordena Erdogan, algunos se han manifestado recientemente contra “una represión que va demasiado lejos”: algunos periodistas han sido, de hecho, absueltos de acusaciones abusivas, como “insultos al presidente”, “pertenencia a organización terrorista” o “propaganda”. El control judicial sigue, no obstante, prevaleciendo para que se encarcelen periodistas. En julio de 2021, la profesión se manifestó, por primera vez desde el estado de emergencia, tras la brutal detención del fotorreportero de AFP Bülent Kiliç.

En dos años, dos periodistas han sido asesinados en Turquía (149º): Güngor Arslan, redactor jefe de Ses Kocaeli, el 19 de febrero de 2022, y Hazim Özsu, presentador de un programa en Radio Rahmet FM, abatido en Bursa, en marzo de 2021, por uno de sus oyentes. El presunto asesino fue arrestado seis días después del crimen.