CHINA | China exporta su censura y su política de represión a todo el mundo
Mientras el presidente de China, Xi Jinping, continúa la visita oficial de una semana a Estados Unidos que comenzó el 22 de septiembre, Reporteros Sin Fronteras denuncia la política de exportación del modelo chino de control de la información y censura a los cuatro confines del planeta, una política que avanza a pesar de que el gobierno chino prefiere ser discreto.
«La lucha por la libertad de información y la libertad de prensa en China ya no se limita a la defensa de los periodistas y blogueros censurados, hostigados o detenidos», afirma Benjamin Ismaïl, responsable de Reporteros Sin Fronteras para Asia y el Pacífico.
«China está librando una guerra cada vez más internacionalizada contra la libertad de información. Su éxito ‘exportador’ de esta campaña se debe, sobre todo, a la pasividad de los países occidentales, preocupados por hacer negocios con este gigante económico. En el pasado, la comunidad internacional trataba de cambiar China. Ahora es todo lo contrario. Ahora debemos resistir con el fin de evitar que China nos amordace e imponga su propaganda más allá de sus fronteras. Se necesita una respuesta urgente».
Durante años, China ha perseguido con decisión el objetivo no del todo oficial de establecer un nuevo orden mundial en la información y los medios en la que ocuparía una posición central y sería capaz de moldear la opinión según sus deseos.
Dicho objetivo y la estrategia para lograrlo fueron descritos en un artículo de opinión en The Wall Street Journal en 2011 firmado por Li Congjun, director de la agencia de noticias china Xinhua hasta 2014 y ahora miembro del Comité Central del Partido Comunista Chino. El artículo se titulaba «Hacia un nuevo orden mundial de los medios de comunicación».
El presidente Xi, que también dirige una rama del Comité Central llamada Grupo Dirigente Central para la Seguridad en Internet y la Informatización, señaló su deseo de ser asertivo en este nuevo frente de la tecnología de la información al comenzar su visita con una escala en Seattle, donde se reunió con los consejeros delegados de gigantes de la industria tecnológica como Microsoft, Apple y Amazon.
China ha seguido esta estrategia por diversos caminos en los últimos cinco años. Es responsable de la Cumbre Mundial de Medios de Comunicación, que reúne a ejecutivos del sector mediático internacional y que ha sido bautizada como las «Olimpiadas de los medios», en alusión a la estrecha relación de China con el Comité Olímpico Internacional. Iniciadas en 2009, estas reuniones han estado organizadas y financiadas por Xinhua.
Lo mismo ocurre con la Conferencia Mundial de Internet, centrada en el negocio digital, lanzada el año pasado y auspiciada por China. El primero de los encuentros, celebrado en Wuzhen del 19 al 21 de noviembre, atrajo a un millar de personas del mundo de los negocios de más de 100 países, entre ellos los líderes mundiales de las TIC. Hasta Facebook estuvo representado, a pesar de que no se puede acceder a esta red social desde territorio chino.
Sin inmutarse ante una contradicción tan obvia, las autoridades suspendieron la censura de Internet en Wuzhen durante la conferencia para que los asistentes pudieran conectarse a las redes sociales y publicar vídeos en YouTube. Por supuesto, no se dijo una palabra sobre el centenar de periodistas y blogueros que siguen languideciendo en las prisiones chinas por tratar de eludir la censura online del régimen.
Mediante la infiltración en medios emergentes y en el mundo de la información por la vía económica – comprando acciones en medios de comunicación o estableciendo alianzas- China se asegura una presencia y legitimidad que luego le permitirá filtrar con mucha más eficacia la información sensible y las críticas sobre sí misma, sus líderes y el partido.
Se está utilizando el señuelo del tamaño de su mercado para seducir a las compañías internacionales de Internet, que – en su deseo de ser parte de este nuevo El Dorado – no dudarán en liberar a China de ciertas «obligaciones» con respecto a la libertad de información.
Cada día se perciben nuevos ejemplos de los considerables esfuerzos que China despliega para exportar su modelo y su forma de comunicación más allá de sus fronteras.
En la India, el gobierno del primer ministro Narendra Modi anunció en marzo su intención de crear una escuela de periodismo basada en la Universidad de Comunicación de China, que inculca la línea del partido en los jóvenes aspirantes a periodistas y que está dirigida por antiguos miembros del Departamento de Propaganda.
En septiembre de 2014, la cadena pública alemana Deutsche Welle anunció su intención de establecer una asociación en circuito cerrado de televisión con CCTV, uno de los pilares del sistema de propaganda estatal chino. La alianza contemplaba un acuerdo de intercambio de contenidos que extendería el alcance de DW en China.
Meses antes del anuncio, Su Yutong, una bloguera y periodista china residente en Alemania que trabajaba para DW desde 2010, fue despedida porque, según los motivos oficiales, había divulgado ilegalmente información interna, aunque la razón real parece estar en sus comentarios sobre el régimen chino.
Su afirmó que DW había comenzado censurar su cobertura sobre China tras el nombramiento de Peter Limbourg como director general. La cadena alemana dio finalmente marcha atrás a los pocos meses y puso fin a su cooperación.
Baidu, un gigante chino de servicios de Internet y punta de lanza de la censura online China, penetró en el mercado brasileño en julio de 2014 con el lanzamiento de un motor de búsqueda en idioma portugués llamado Busca. Brasil se convirtió así en el segundo país extranjero en «beneficiarse» de sus servicios de búsqueda, después de Japón.
Sin embargo, se supo enseguida que las búsquedas de términos como «Plaza de Tiananmen», «Tankman» o «Falun Gong» estaban siendo purgadas de todos los «contenido sensibles» y que en su lugar se ofrecían un montón de enlaces a People´s Daily. Esta censura internacional terminó después de las protestas de muchos internautas tanto en Brasil como en el resto del mundo.
La victoria de Baidu en 2014 en una demanda colectiva – Zhang et al v Baidu.com Inc. – que un grupo de activistas defensores de la democracia interpusieron contra la empresa china en Nueva York fue un hito para el avance internacional de la censura china.
La demanda acusaba a Baidu de suprimir ilegalmente contenidos sobre la democracia en China, que se volvían inaccesibles para los usuarios de Internet en Estados Unidos. El fallo del tribunal, el 28 de marzo de 2014, determinó que Baidu tiene derecho a ejercer su «juicio editorial» cuando decide qué contenidos publica el buscador, lo que reforzó la inmunidad de la compañía china.
El gobierno chino también puede estar haciendo sentir su influencia en los círculos académicos estadounidenses. El conocido abogado y disidente chino Chen Guangcheng afirma que la Universidad de Nueva York, que los acogió a él y a su familia desde que huyeron China en mayo de 2012, los obligó a abandonar el campus después de recibir presiones de China.
Algunos medios de comunicación han relacionado el desahucio de Chen a la apertura de un campus de la NYU en Shanghái en 2013 bajo el programa de la Global Network University.
Las democracias del mundo no pueden permanecer pasivas frente a esta ofensiva. Sus principios les obligan a defender la libertad de información, la lucha contra la censura y a resistirse a la creciente influencia de China, sobre todo cuando se trata de exportar sus prácticas autoritarias al resto del mundo.
China ocupa el puesto 176, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.