CHINA / HONG KONG | ‘Occupy central’ y la lucha por la libertad de información
Ante las grandes manifestaciones en Hong Kong, Reporteros Sin Fronteras analiza el estado de la libertad de información en la ciudad. Este 2014 ha visto las peores amenazas a la libertad de prensa desde que Hong Kong fue devuelto a China en 1997.
«Un país, dos sistemas» – detrás de esa descripción común del estatus de Hong Kong como una «zona administrativa especial» de China, se encuentra una lucha por las libertades básicas. La libertad de prensa y la libertad de información están especialmente amenazadas.
Mientras que el gobierno de Pekín señala que el acuerdo contempla un solo país, los ciudadanos de Hong Kong deben estar seguros de que mantienen su llamado ‘segundo sistema’. Hasta ahora, eso es lo que ha permitido a los periodistas, blogueros y defensores de los derechos humanos a -más o menos- expresarse libremente y difundir información sin censura en toda regla.
Los medios de comunicación con sede en Hong Kong siguen pudiendo cubrir temas sensibles relacionados con la isla y la China continental. Pero la necesidad de luchar por la continua libertad de expresión y la libertad de prensa es cada vez más fuerte. ‘Occupy central’, la revolución de los paraguas, es parte de esta lucha. Se ha pasado de un conflicto latente y esporádico a una lucha abierta, muy extendida, entre los defensores de la democracia por un lado, y el gobierno chino y sus representantes políticos y económicos por el otro.
El conflicto lleva tiempo gestándose. Durante los últimos 12 años, Hong Kong ha caído del puesto 18 al 61 en la Clasificación Mundial de la libertad de prensa, en la que figuran 180 países. Los periodistas de Hong Kong que ayudan a establecer la lista han sido testigos de la caída; y también la Asociación de Periodistas de Hong Kong.
Los principales indicadores de la erosión de las libertades fundamentales que RSF ha observado incluyen:
Control de la información y censura indirecta.
Hong Kong sigue siendo en gran parte libre de las políticas de censura impuestas por Pekín, a pesar de siete años de constante deterioro bajo Donald Tsang. Pero el inicio en 2012 de la administración de CY Leung, el jefe del Ejecutivo favorable a Pekín, de inmediato demostró que representaba un peligro adicional para las libertades de prensa y expresión.
Para afianzarse, no impulsó una legislación muy controvertida sobre seguridad nacional que establece penas de prisión por traición, secesión, sedición, subversión y robo de secretos de Estado. Pero el jefe del Ejecutivo rechaza con desprecio las críticas contra él y contra el gobierno de Pekín.
Un año después de su toma de posesión, sus compromisos en materia de libertad de prensa siguen sin cumplirse. Es muy importante recordar que éstos incluyen la redacción de una ley de libertad de prensa que los periodistas y los ciudadanos siguen esperando. Mientras tanto, Leung ha aprovechado todas las oportunidades para establecer la censura del Partido Comunista en Hong Kong, por la restricción de información sobre las visitas de funcionarios del gobierno a Pekín; se niega a dar conferencias de prensa, o sólo invita a los operadores de cámara y fotógrafos con el fin de evitar turnos de preguntas.
Violencia e intimidación.
Hasta hace poco, la violencia contra los periodistas era extremadamente rara. Ahora, RSF señala un creciente número de agresiones físicas. El pasado 25 de febrero, un violento asalto contra el periodista Kevin Lau, del diario Ming Pao conmocionó a la comunidad periodística. Los periodistas ya estaban indignados por un ataque a los empleados de Apple Daily en junio de 2013, y la paliza a Chen Ping, redactor jafe de iSun.
La actitud de la policía de Hong Kong hacia los medios de comunicación y periodistas se ha endurecido en los últimos años. Las detenciones y los abusos de la policía durante las manifestaciones son cada vez más frecuentes. Los periodistas y cámaras que cubren la revolución de los paraguas han sido blanco de ataques físicos y acoso, incluido acoso sexual .
Autocensura e influencia china.
La colaboración activa entre el jefe del ejecutivo y el gobierno central, además de la creciente violencia –en la que algunos periodistas ven una decisión política-, al parecer, no satisfacen al gobierno chino. Las autoridades del continente refuerzan el control de los medios de comunicación extranjeros y locales en Hong Kong.
En consecuencia, los periodistas de ambos grupos están practicando la autocensura . Hablando de forma anónima, muchos periodistas de Hong Kong han dicho a RSF que sus empresas están practicando la autocensura, hasta el punto de que violan gravemente la ética periodística, con el fin de evitar «problemas con Pekín». En julio pasado, de Tony Tsoi, fundador de House News, anunció que echaba el cierre por temor a represalias, es decir, de ser detenido en China en alguna de sus frecuentes visitas.
Desafortunadamente, la tónica mayoritaria es la autocensura, en la que ni los casos de mayor descaro suscitan la indignación generalizada y hace falta señalarlos para que se vean. El 4 de junio, el South China Morning Post decidió en el último sacar de la primera plana el rally anual, al que asistieron unas 200.000 personas. Dicha decisión apenas suscitó comentarios periodísticos.
Del mismo modo, Reuters y The Wall Street Journal esperaron un día o dos antes de cubrir el inicio de las manifestaciones en favor de la democracia en sus ediciones en chino, aunque las protestas fueron noticia de primera plana en los medios de comunicación extranjeros.
La participación directa del gobierno de Pekín en control de los medios es creciente. Con la ayuda de las autoridades de inmigración de Hong Kong, China impide instalarse y trabajar en el país a los periodistas a los que considera peligrosos para el Partido Comunista.
En 2013, a Hong Kong Television Network se le denegó una licencia de transmisión. El gobierno de Hong Kong no ofreció razones para esta decisión, dando a los ciudadanos razones para pensar que las autoridades se están moviendo para controlar los contenidos de la televisión, pero que no están siendo claros sobre sus acciones.
Actualmente, la presencia en las manifestaciones, la censura de manifestaciones de Hong Kong por los medios de comunicación de la China continental, el bloqueo de las imágenes por el gobierno de Pekín, las detenciones de partidarios de la parte continental en estas reuniones pro-democracia se suman, junto con otras violaciones, a la innegable influencia de China en los asuntos de Hong Kong.
Recomendaciones de RSF
Se supone que Hong Kong disfruta de una amplia libertad de expresión, una garantía expresa en el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que es aplicable a Hong Kong. Estos derechos también están protegidos por el artículo 27 de la Ley Fundamental, el equivalente de una constitución para la Región Administrativa Especial.
RSF condena el creciente control de la Región Administrativa Especial por parte de la China continental. La organización insta a que se tomen en cuenta las demandas de la gente y que se proteja la libertad de expresión y la libertad de prensa. Reiterando su apoyo a la Asociación de Periodistas de Hong Kong , Reporteros Sin Fronteras pide:
A los cuerpos de seguridad:
- que detengan a todos los que atacan a los miembros de la prensa durante manifestaciones públicas, y permitan a los periodistas cubrir estos eventos con seguridad;
- que se tomen medidas para poner fin a la violencia contra los periodistas, y adoptando todas las medidas necesarias para detener y procesar a todos los responsables de la ejecución y la planificación de ataques y amenazas contra los profesionales de la información.
Al Gobierno:
- Que, de una vez, cambie su política sobre la libertad de prensa, sobre todo que permitan que los medios de comunicación obtengan las licencias se soliciten de acuerdo con las regulaciones;
- que prepare, tan pronto como sea posible y en estrecha colaboración con las asociaciones de de defensa de la prensa, una ley sobre la protección de la libertad de información;
- que deje de obstaculizar el derecho a informar y ser informado, y deje de discriminar a determinados medios de comunicación, así como la censura en varias formas, incluyendo el control arbitrario de la información, especialmente en las ruedas de prensa; así como regulaciones abusivas del tipo de la «ordenanza sobre las empresas».
A los medios de comunicación locales y extranjeros:
- que hagan todo lo necesario para trabajar libres de toda influencia externa, ya sea política o económica, que denuncien cualquier tipo de presión en contra de ellos;
- que tomen todas las medidas necesarias para proteger a sus empleados víctimas de tales presiones, y para proteger la seguridad física de los periodistas y de los contribuyentes a los contenidos periodísticos que se consideren sensibles.