En una comparecencia ante la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos este 7 de abril, Reporteros Sin Fronteras (RSF) llamó la atención sobre la irresponsabilidad de la Unión Europea en lo relativo a Eritrea e instó a la Comisión a tomar medidas.
A cambio de los 200 millones de euros ofrecidos a Eritrea en virtud de un programa de desarrollo para el período 2016-2020, la UE debería haber exigido información sobre el paradero de los alrededor de 15 periodistas que el régimen mantiene incomunicados desde 2001.
Los periodistas –entre los que se cuenta Dawit Isaak, apadrinado por periodistas españoles en el marco de la campaña de apoyo a encarcelados de RSF España- están detenidas sin cargos ni juicio, y no se les ha concedido el derecho a visitas o hablar con un abogado.
RSF insta a la Comisión a prestarles especial atención, en consonancia con el espíritu de la Declaración de Windhoek de 1991.
58ª Sesión Ordinaria de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos
Banjul, Gambia
Sesión pública / Situación de derechos humanos en África
Abril de 2016
Declaración realizada por Reporteros Sin Fronteras (Sección Sueca)
«Respetados Comisarios, representantes de los Estados, y miembros de ONG,
Comparezco ante ustedes un poco avergonzado de ser un ciudadano de la Unión Europea.
Esta experiencia subraya aún más la importancia misma de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, y de la labor en derechos humanos que realiza en este continente.
Hace algunos meses, la Unión Europea decidió conceder a Eritrea 200 millones de euros de ayuda al desarrollo para 2016-2020.
Ésa es la causa de mi vergüenza.
Durante años, Eritrea ha sido el último de todos los países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras.
Y, según el Comité para la Protección de los Periodistas, Eritrea es el país con más censura del mundo.
Como bien conoce la Comisión, mi conciudadano sueco y colega Dawit Isaak es uno de los periodistas encarcelados desde 2001 en Eritrea. Él y sus colegas nunca han sido sometidos a un juicio. Ni siquiera han sido acusados de un delito.
Como ciudadano europeo y activista de la Libertad de Expresión, esperaba que la Unión Europea llevara su caso ante los eritreos en la negociación de esos millones para ayuda.
Poniendo sobre la mesa el caso de uno de sus propios ciudadanos, la UE podría podría haber presionado además por todos los demás periodistas detenidos.
Escribí a la Comisión Europea para pedirles que lo hicieran.
Su respuesta fue vergonzosa.
Ni siquiera habían mencionado el nombre de Dawit Isaak en las negociaciones con Eritrea. Y mucho menos los nombres de todos sus compañeros encarcelados.
Yo digo que esto equivale a abandonarlos.
La UE no defendió la Libertad de Expresión.
Y por eso me siento avergonzado.
Esto pone de manifiesto por qué su papel, respetados miembros de la Comisión, es tan crucial. Aquí tienen el caso de Dawit Isaak. Si la UE no les ayuda a él y a sus colegas, ustedes sí pueden hacerlo.
Otra fuente de inspiración es la Declaración de Windhoek de 1991. Esa conferencia africana puso las bases de lo que ahora se celebra como el Día Internacional de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo.
En la 57ª reunión, el pasado noviembre, el representante de Eritrea ya nos respondió a nosotros y a Defensores de los Derechos Humanos en África Oriental y el Cuerno de África. Sus declaraciones demuestran la dificultad de este problema. El representante de Eritrea se refirió a Dawit Isaak, Seyoum Tsehaye y a sus colegas como los ‘presuntos’ periodistas. Se trata de una extraña observación ante los numerosos artículos, libros, películas y fotografías de Dawit y Seyoum que han sido publicados. Seyoum Tsehaye llegó incluso a dirigir la televisión nacional en Eritrea.
El representante llegó a decir que ninguno de los detenidos había sido encarcelado por hacer uso de su libertad de expresión.
Bueno, nunca han sido acusados de nada. Y fueron encarcelados cuando el Gobierno cerró todos los medios de comunicación independientes de la noche a la mañana en 2001. Eso es, de hecho, un ataque frontal a la libertad de expresión.
La carga de la prueba recae plenamente en las autoridades de Eritrea.
A los periodistas se les niega su derecho a ver a un abogado. Se les mantiene en aislamiento. Las autoridades no van a decir dónde. Dawit Isaak ha estado en prisión desde hace casi 15 años. A su familia – que ahora vive en mi país – no se le ha permitido a verlo desde entonces.
Me gustaría subrayar que esta detención infringe numerosas convenciones africanas e internacionales.
Eritrea ha negado el acceso a la Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y también le han negado la entrada a la comisión de investigación del Consejo.
Una nota más positiva es que Asmara parece haber aceptado una visita de otro Comité de la ONU no hace mucho. Porque tiene que haber alguna oportunidad de salvar las vidas de las personas detenidas.
Me gustaría terminar con una cita de la declaración de la Relatora Especial dirigió al Consejo de Derechos Humanos en marzo sobre por qué tantos menores no acompañados huyen de Eritrea. Según informó, un factor importante además del servicio nacional indefinido, es el miedo de los niños, y cito sus palabras, a la «detención arbitraria por ejercer libertades fundamentales como la libertad de expresión o de religión».
Ya que la UE no lo hace, ustedes representan una esperanza para ellos.
Gracias.»