ESPAÑA | Día de Libertad de Prensa: apoyo a los periodistas encarcelados y reivindicación del periodismo de conflictos
“Para los que están en la cárcel, no hay mayor desesperación que la de sentirse olvidados”. Las palabras de la periodista Soledad Gallego-Díaz expresaron la razón por la que Reporteros Sin Fronteras celebró este sábado 3 de mayo de 2014 el Día Mundial de la Libertad de Prensa con un nuevo acto de apoyo a los periodistas encarcelados en todo el mundo. No se les olvida, sus nombres y la causa de su libertad siguen vivos.
En esta ocasión, la organización quiso mirar más de cerca la situación en África, y en especial, de los periodistas enterrados en vida en las prisiones de Eritrea, el país del mundo con menos libertad de información. La celebración se convirtió también en una reivindicación del periodismo de guerra y de la necesidad de seguir contando, con la libertad y aproximación necesarias, lo que ocurre en cada conflicto.
El acto, que tuvo lugar en el patio del centro cultural La Casa Encendida de Madrid, contó con la participación de las actrices Verónica Forqué y Elvira Mínguez, los testimonios de periodistas que han sufrido la cárcel y la persecución –el eritreo Amanuel Ghirmai y el cubano Ricardo González-, y las intervenciones de los periodistas españoles secuestrados en Siria y recientemente liberados: Ricardo García Vilanova, Javier Espinosa y Marc Marginedas.
Los también periodistas Rosa Montero (El País) e Hilario Pino (Noticias Cuatro) actuaron como presentadores. La presidenta de Reporteros Sin Fronteras España, Malén Aznárez estuvo acompañada del vicepresidente de la organización, Alfonso Armada (ABC) y del periodista Julián Salgado (RNE) así como de compañeros de profesión, que también son padrinos y madrinas de periodistas encarcelados: Soledad Gallego-Díaz, de El País, José Antonio Guardiola (TVE).
Durante el acto se escucharon diversos textos referidos a la libertad y a la profesión periodística. Julián Salgado, abrió la celebración con la lectura del poema Invictus, de William Ernest Henley, un texto de referencia para Nelson Mandela durante su cautiverio. La actriz Elvira Mínguez, ganadora de un premio Goya, emocionó al público con su lectura de diversos textos, entre ellos, escritos del periodista polaco Ryszard Kapuściński.
Eritrea, un pozo tan profundo como olvidado
Después de hacer una introducción sobre el estado de salud de la libertad de información en el mundo, que según aseguró “no es que sea preocupante, es que es calamitoso”, Malén Aznárez, presidenta de RSF España, explicó por qué el acto se centraba en Eritrea. “Es una de las mayores cárceles del mundo de periodistas, un auténtico horror del que nadie habla”, lamentó. “En estos momentos hay unos 30 periodistas encarcelados, pero a diferencia de China, de Irán o Turquía, que todo el mundo conoce, nadie habla de este país, es como si no existiera”, añadió.
Dos periodistas eritreos apadrinados en España simbolizaron la situación del periodismo en el país: Dawit Isaak, fundador del primer medio independiente en Eritrea, y detenido en 2001, y Yirgalem Fisseha, detenida en 2009 junto con todos sus compañeros de Radio Bana.
“Están encarcelados sin acusación formal, ni juicio, sin que les permitan ver a sus familiares, ni tampoco a La Cruz Roja”, recordó Aznárez al describir las terribles condiciones carcelarias de los periodistas eritreos: barracones en el desierto, asfixiados por el calor durante el día y helados de noche, encadenados durante muchas horas, con largas etapas de aislamiento.
Amanual Ghirmai, periodista eritreo huido del país hizo una crónica viva de cómo la situación en Eritrea se fue convirtiendo en un pozo para los periodistas desde los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y de cómo el dictador Issaias Afewerki eliminó los medios privados, asfixiando la capacidad de informar y encarcelando en sucesivas oleadas a los periodistas. De ellos, explicó, “sólo sabemos donde están, en qué prisión, pero no lo que pasa dentro”.
“Yo era un periodista joven y tenía mucho miedo de lo que el gobierno pudiera hacerme”, narró como testigo directo de la situación de los periodistas en Eritrea. Tras huir y pasar por un campo de refugiados, Ghirmai dirige hoy Radio Erena, que emite desde París y está financiada por RSF. “Esta radio está luchando para contar a la gente lo que está pasando”, afirmó, y destacó la importancia de dar a contar sucesos silenciados en Eritrea, como la Primavera Árabe o la tragedia de Lampedusa del pasado octubre, en la que murieron 300 inmigrantes africanos.
Malén Aznárez se refirió, además, a una situación que se agrava por momentos, la de los periodistas en Ucrania, y apuntó las estrecheces de la libertad de información en el país, con cierres de medios y emisiones, y cada vez más frecuentes secuestros. “Es como si hubieran aprendido que lo primero que hay que hacer en una guerra es silenciar a los periodistas”, aseguró.
‘Son refugiados, refugiados políticos’
Soledad Gallego-Díaz arrancó un aplauso a los asistentes al referirse a los profesionales eritreos que huyen de situaciones como las descritas y esperan tras las vallas de Ceuta o Melilla. “Se les considera inmigrantes ilegales y son refugiados, refugiados políticos”, afirmó. Madrina de Yirgalem Fiseha, durante su intervención aseguró que para quienes, como la periodista eritrea, están en la cárcel “no hay mayor desesperación que la de sentirse olvidados”.
Hilario Pino habló de la periodista que apadrina, la iraní Narges Mohammadi, que entra y sale de prisión y de la que se teme que no resistiría un encarcelamiento más. “Hay que tener mucho valor para enfrentarse a un régimen como el de Irán”, alabó su padrino.
Rosa Montero no quiso olvidarse de la terrible situación que viven los periodistas venezolanos y explicó que había recibido muchos mensajes en su perfil de Facebook pidiéndole: “no os olvidéis de nosotros, estamos amordazados”. Madrina de la periodista ruandesa Agnès Uwimana, reafirmó su compromiso con la campaña de apadrinamiento de Reporteros Sin Fronteras, “que realmente sirve”, aseguró.
Expresarse desde la celda
“Desde que se comienza a hacer la campaña se siente que todo va mejor”, aseguró el periodista cubano Ricardo González Alfonso, uno de los 75 disidentes del régimen de Castro que fue a parar a la cárcel en 2003 durante la Primavera Negra. Pasó en prisión siete años y estuvo entre los apadrinados por periodistas españoles hasta puesta en libertad, junto con otros 15 compañeros, en 2010.
“En la celda siempre se puede ejercer el periodismo y la libertad de expresión, bastan unas tiras de papel y cigarrillos para hacerlas salir”, afirmó González. Exiliado en España, explicó que no ha renunciado “a luchar por la libertad de expresión en su país”. “Nuestra profesión”, dijo, “además de digna es inevitable”, y añadió que volvería a una Cuba verdaderamente democrática porque “también en un régimen democrático hay que denunciar abusos, con menos riesgo, pero con igual necesidad”.
Julián Salgado leyó “El brazo de una muchacha en Ruanda”, la reflexión que el periodista Alfonso Armada hizo el pasado 18 de abril de sus impresiones -20 años después- del genocidio de Ruanda. El propio autor del texto reivindicó la cobertura de conflictos; apuntó que “los medios hemos estado ensimismados con el poder”, y que “bajo el pretexto de la crisis, se están dejando de cubrir las guerras”.
Armada habló también del periodista al que apadrina, el azerbayano Avaz Zeynalli, al que ha dedicado un post en su blog. Zeynalli está encarcelado, el gobierno de Azerbaiyán –cuya publicidad lucen las camisetas del club Atlético de Madrid- “ha desatendido todas las peticiones, y el diario ha dejado de publicarse”, lamentó su padrino.
Tras escuchar en la inconfundible voz de la actriz Verónica Forqué la historia de Amira, escrita por el desaparecido Manu Leguineche en el libro ‘El club de los faltos de cariño’, el director del espacio En portada, de TVE, José Antonio Guardiola, hizo una defensa del periodismo de conflictos.
“Es la mejor manera de que nos podamos poner en el lugar del otro”, dijo Guardiola, para lamentar a continuación que los bandos ya no intentan, como hace 20 años, llevar a los periodistas a su versión y que hoy “en vez de ser objetos de seducción nos hemos convertido en objetivos”. Padrino de la ruandesa Agnès Uwimana, expuso los muchos silencios que rodean en Ruanda a cualquier información sobre el genocidio.
El secuestro: la otra cárcel de los periodistas
“El secuestro es uno los peores encarcelamientos, porque no siguen leyes, ni siquiera las de las dictaduras”, afirmó Rosa Montero al introducir el momento más optimista y esperanzador del acto: las intervenciones de los tres periodistas españoles que recientemente recuperaron la libertad tras seis meses de secuestro en Siria.
El fotógrafo freelance Ricardo García Vilanova, capturado el 16 de septiembre y puesto en libertad el 30 de marzo, llamó la atención sobre la cada vez menor cobertura de conflictos, “incluso en medios anglosajores” y la precariedad que acecha a los periodistas independientes. No obstante, defendió su propia condición de periodista sin medio con libertad y “capacidad de poder decidir dónde, cuándo y cómo voy”.
Aseguró estar “absolutamente abrumado” por la iniciativa de publicar un libro con fotografías suyas sobre Libia sufragado por suscripción popular y cuyos beneficios están destinados a paliar las deudas ocasionadas por su secuestro. Expresó su deseo de que sirva para abrir camino a proyectos similares para ayudar a freelances o nuevas formas de cobertura informativa.
El corresponsal de El Mundo en Oriente Medio, Javier Espinosa – secuestrado junto con García Vilanova y liberado a la vez-, pidió desde Beirut, mediante un vídeo, que no se olvidara a Siria. “Tenemos que seguir viajando e informando, porque hay millones de víctimas”, pidió, y tuvo un recuerdo para los más de cien activistas sirios que han muerto durante el conflicto y que han sido “un elemento crucial de la cobertura informativa”.
Marc Marginedas, enviado especial de El Periodico de Catalunya a Siria, fue secuestrado en 4 de septiembre de 2013 y liberado el 2 de marzo. En el vídeo enviado desde Barcelona, afirmó que “cubrir un conflicto no es un trabajo, sino una forma de vida”, y destacó la labor de Reporteros Sin Fronteras en defensa de los periodistas locales.
El fotógrafo Alberto Prieto, que acaba de llegar de Siria, explicó la decisión del profesional de adentrarse en un terreno en el que la situación es extremadamente complicada. “Lo maduramos muchísimo, porque no estamos solos”, aseguró. Además, reclamó la consideración que merece el trabajo del periodista: “me gustaría que el público pidiera información hecha por profesionales”.
El acto del 3 de mayo, Día Mundial de la libertad de prensa organizado por Reporteros Sin Fronteras cerró recordando las virtudes que Albert Camus atribuyó al buen periodismo: “lucidez, desobediencia, ironía, obstinación y honestidad».