ESPAÑA | LIBRO DE CONDOLENCIAS por la muerte de MALÉN AZNÁREZ

EN RECUERDO DE MALÉN AZNÁREZ

MARÍA DOLORES MASANA, ex presidenta de RSF-España y vocal en la actual directiva:

Conocí a Malén Aznárez de la mano de Soledad Gallego Díaz. Fue con ocasión de la vacante para la vicepresidencia primera de RSF a mitad de mi segundo mandato como presidenta. Soledad me dijo: “Será la mejor vicepresidenta que puedas imaginar. Se acaba de jubilar, es una gran profesional y una mujer muy motivada por las libertades en general y por la de prensa en particular con una gran voluntad y capacidad de trabajo”. En la primera Junta-Asamblea la incorporé a mi equipo directivo y a los dos años, cumplido ya un ciclo mío de ocho, la animé a presentarse con equipo propio a las elecciones para una nueva etapa de RSF. Fue en el mes de junio de 2011.

Con cautela al principio pero siempre pisando fuerte, Malén Aznárez ejerció su puesto con amor y dedicación absoluta dando un gran impulso a nuestra organización, que bajo su mandato ha seguido creciendo en prestigio y reconocimiento general.

Con Malén compartí muchas comidas de trabajo junto a la sede de RSF en Madrid aprovechando mi estancia para asistir a reuniones y asambleas como miembro de la Junta directiva. A menudo me decía, “María Dolores, sabes cuántas horas diarias dedico a esta ONG? Y luego sonriendo añadía, “Pero qué te cuento que tú no sepas”. Y sí, lo sabía, pero como a ella le dije en muchas ocasiones: “Malén eres la mejor presidenta que RSF podía tener nunca”.

Y así te recordaré siempre, buena amiga.

ALFONSO ARMADA, vicepresidente de RSF-España y periodista de ABC:

La muerte nos iguala. Sí, pero también nos desbarata. Echa a perder los planes que teníamos para intentar arreglar el mundo, para alentar una misión, aunque sea mínima. Como la que atizaba mi amiga Malén Aznárez al frente de Reporteros Sin Fronteras. Para cambiar el relato del mundo. Porque el relato del mundo puede hacer que el sufrimiento, la injusticia y la muerte tengan algún sentido: que la historia no está escrita, sino en nuestras manos. También o sobre todo en las de los periodistas, que dan cuenta de lo que sucede. Para que el estado de las cosas no se convierta en piedra.

Sigo en RSF por Malén Aznárez. Porque me persuadió (como a tantos otros) con su ejemplo y con sus palabras. Por su apelación constante a la responsabilidad individual, a la conciencia cívica. La que impide que el mal se salga con la suya. Porque si los buenos y generosos no se comprometen, no se manchan los zapatos y las manos, y optan por quedarse en sus casas en lugar de aportar su pequeño talento, su concreta honestidad, su tiempo para hacer algo por los demás, lo peor se extiende.

El relato de la realidad devorada por la actualidad, o los intereses, o la desidia, o la confusión, no es fácil. Malén Aznárez lo sabía muy bien. Reporteros Sin Fronteras no es una ONG más. Tenemos una obligación que cumplir, y la muerte de Malén, tan temprana, ha de servir al menos como acicate para que nos impliquemos más que nunca en hacer lo que es necesario. Para que los periodistas seamos ciudadanos impecables. ¡Cómo si no íbamos a relatar bien lo que sucede! Y hacer al mismo tiempo de contrapoder. Para impedir que la historia de los inocentes de tantas guerras e injusticias no se pierda en el silencio. En memoria de Malén Aznárez y de todos los que formamos Reporteros Sin Fronteras. Gracias, Malén.

ROSA MENESES, secretaria general de RSF-España y reportera de Internacional de El Mundo:

Te conocí personalmente cuando me incorporé a la Directiva de RSF-España como vocal, en 2014, y pronto me contagiaste sus ganas de trabajar por esta causa justa que es defender un pilar de nuestra democracia, de nuestra sociedad, como es la libertad de información. En nuestras incansables conversaciones sobre libertades civiles y periodismo, vi en ti un ejemplo de defensa y compromiso con la sociedad como he visto pocas veces. Y en nuestras conversaciones sobre la vida siempre me contagiabas tu optimismo, tu fuerza y tu seguridad. Te admiro, Malén, como persona y como profesional. Como pionera de una generación de mujeres periodistas que iniciaron el camino para las que seguimos su estela. Todavía nos falta a las mujeres periodistas salvar muchos obstáculos en esta sociedad, pero los que ya hemos logrado dejar atrás han sido gracias a mujeres valientes como tú.  Mi recuerdo emocionado y mi gratitud, querida Malén.

CARMEN RENGEL, tesorera de RSF-España y periodista del Huffington Post:

Malén Aznárez es la personificación del espíritu de Reporteros Sin Fronteras. Libre, fuerte, comprometida, franca, leal, sin miedos al poder, con un amor inmenso por el oficio y un convencimiento aún mayor de la necesidad de ejercerlo sin mordazas.

Malén es un imán, capaz de arrastrarte con una de sus miradas y sus frases rotundas. De ahí que en sus años de gestión haya embarcado en nuestro proyecto a todo aquel que pudiese arrimar el hombro, de la manera que fuese, periodista o no.

Malén es la dignidad. La peleona tozudez hecha mujer y dedicada en cuerpo y alma, incansable, a hacer que los colegas de todo el mundo puedan trabajar sin más objetivo que contarle a la gente lo que le pasa a la gente. Su dedicación a los apadrinados de RSF, su seguimiento caso a caso, fue para mí el ejemplo más claro de que su título de presidenta no era sólo eso que queda tan bien en un cartel, en una conferencia. Lo suyo era una promesa de entrega que quería cumplir cada día. Y lo hacía.

Luego estaba su desvelo más reciente, el de incorporar a los más jóvenes, el de encender luces rojas por la precarización de las condiciones del periodismo, los freelances. Porque eso también es Malén: las ganas de avanzar, la renovación, el ansia de no quedarse atrás. No tenía nada que demostrar, siendo una de las firmas más reconocibles de España, una pionera en los puestos de decisión de los medios. Lo que quería era aprender.

Y Malén es verdad. Es cariño cálido bajo la coraza. Es un legado de trabajo y de confianza que nunca le podremos agradecer lo suficiente. Malén es y será. Nuestra presidenta y nuestra colega. Lo que todos deberíamos aspirar a ser. Gracias por todo, Malén.

ALICIA G. MONTANO, vocal de RSF-España y periodista de TVE:

SIEMPRE QUISE SER COMO TÚ

Empecé a trabajar a los 23 años en una comunidad que sufrió mucho la violencia terrorista. Tras cada bomba, tras cada aviso de atentado, los primeros en salir disparados, los que recibían la primera llamada, en casa o en la redacción, eran los varones. Para nosotras se reservaban, salvo fuerza mayor, funciones más “apropiadas”: las declaraciones de los políticos, los funerales, las manifestaciones de protesta e incluso, el bonito trago de  entrevistar a los familiares de la víctima, un  cometido “sencillo” y sobre todo, muy femenino.

Lo cuento ahora porque me indignaba, porque no soportaba el machismo natural de la redacción y porque yo quería ser como Malén. Una profesional del periodismo sin restricciones, que no tiene que ganarse el derecho a informar de asuntos que durante décadas parecían cosa de hombres: opinión, política, cobertura de conflictos. Su firma, como la de otras grandes colegas  se convirtieron en la hoja de ruta de lo que para mí era el buen periodismo: riguroso, sin límites y sin concesiones.

Tras su bello nombre, Malén, siempre había contenido, información, compromiso y mucho sentido común. Odiaba la demagogia, el personalismo, el narcisismo tan asociado a esta profesión que parecía estar destinada a divorciados, dipsómanos y deprimidos. Pues mire usted: No. Ella era de las que para ayunar se ponía el traje de comer fideos. Las cosas se hacen, no se anuncian. Eficacia en estado puro y sin tonterías.

Tardé años en conocerla personalmente. Nos citamos en un restaurante asiático y recuerdo mi fascinación observando aquel rostro esculpido, esa mirada tan penetrante que costaba mantener;  el color azabache de sus ojos y su pelo; el rojo pasión de sus collares y pendientes, pura sangre; pura vida.

No voy a hablar de lo que ha hecho. Sobra y se sabe. Si quería destacar su voluntad; su insistencia en que no hay obra pequeña; su constancia y su dignidad en todos los cargos que ha ocupado a lo largo de su vida. Como Presidenta de Reporteros Sin Fronteras fue impecable. E implacable. Jamás se puso de perfil y con la misma energía con la que hablaba de los riesgos de informar en México denunciaba las leyes represivas en países democráticos como España, -la Ley Mordaza-,  o la insoportable situación de la libertad de prensa en Turquía. “Presentamos este informe, en unos momentos especialmente duros para la profesión, mientras se habla continuamente de ‘posverdad’ cuando deberíamos decir simplemente ‘mentira’, y cuando las falsas realidades se quieren imponer, a golpe de autoritarismo y matonismo, desde el poder” ¿Se puede decir más claro? Eran palabras de Malén.

El tres de mayo, Día Mundial de la libertad de información Malén ya no estuvo en el acto que RSF España había organizado en la Casa de América. Sabíamos que algo no iba bien, pero nadie preguntó mucho. Sabíamos de su deseo de gestionar la enfermedad con discreción. Confiábamos en que todo fuera un susto, pero a veces, la vida te dobla el pulso y hay que dejarse llevar.

Feliz viaje, querida y admirada Malén. Y perdona que haya tardado tanto tiempo en decírtelo. Ahora ya lo sabes: yo quería ser como tú.

GERVASIO SÁNCHEZ, vocal de RSF-España, fotógrafo y colaborador de Heraldo de Aragón:

Me entero de que ya no pilotas tu vida y siento una profunda tristeza aunque, como siempre, estoy a miles de kilómetros. Me parece injusto que una mujer como tú, capaz de sacrificar una jubilación tranquila por presidir una organización como Reporteros sin Fronteras, tenga que morir tan joven cuando tanta necesidad tenemos de personas generosas en nuestra sociedad paralizada por miedos atávicos y situaciones de gran injusticia.

Todavía recuerdo nuestra última conversación regada de lágrimas cuando me contaste tus sentimientos más profundos por la pérdida de tu pareja. Seguro que te animé a no rendirte y te pedí que siguieras luchando por valores universales en los que siempre has creído. Estoy seguro de que ya habrías recobrado la fuerza necesaria para continuar tu vida en solitario cuando, de repente, el látigo de la enfermedad volvió a cruzarse en tu camino. Hace unos meses te hubiera pedido que luchases sin cuartel. Pero ahora sólo puedo mantenerme callado. De que sirven las palabras en momentos como los que estás viviendo. Sólo resta el silencio y los buenos recuerdos.

Me gustaría recordar aquel viaje que hicimos juntos en mayo de 1991 en el Perú paralizado por el cólera. Quiero que sepas que faltó poco para que abandonase este oficio durante las semanas anteriores. Había pasado casi dos meses cubriendo la primera guerra del Golfo en Israel entre enero y marzo. Miles de periodistas informando puntualmente sobre lo que no veían con sus propios ojos y aceptando las leyes de la censura. Fue un bochornoso circo mediático. Después de pasar casi un mes en la penumbra decidí dejar de quejarme por el desastre generalizado de aquella cobertura y viajé a Perú, país que conocía desde hacía años.

Allí me enteré de que tú habías venido a preparar un largo reportaje y me invitaste a acompañarte. Durante una semana viajamos juntos por Chimbote, Chiclayo, los focos originarios de aquel brote que afectó a centenares de miles de peruanos y mató a casi dos millares, y  también a Cajamarca. Allí te vi trabajar como la gran profesional que siempre has sido. Me sentí muy orgulloso de que mis fotos acompañasen tus escritos.

Me han decepcionado muchos periodistas acostumbrados a hacer mesa cuando los he visto trabajar sobre el terreno. Aparece el miedo a hacer un mal trabajo, se centran en adornar sus crónicas con declaraciones oficialistas, obsesión de los mediocres, acaban sometidos al guion preconcebido, escriben lo que ellos querrían que les escribiesen si estuvieran en la redacción.

Pero no fue así contigo. Hay un periodista mediático que siempre me dice que a mí me gusta empujar hasta el borde del abismo. Y así fue durante aquel viaje: te empujé para llegar lo más lejos posible y acabamos viendo los escenarios del cólera más mortífero, el que ocurría en el altiplano, en las aldeas más recónditas. Aceptaste el reto y lo superaste con creces.

Querida Malén, sólo me resta decirte que fue un honor acompañarte durante todos los años que has estado al frente de Reporteros sin Fronteras y ojalá nos volvamos a encontrar en algún punto de la eternidad.

ÁLVARO VEGA CID, vocal de RSF-España y periodista de Canal Sur:

Llegué en su primer mandato y de su mano y de la de María Dolores Masana a la directiva de Reporteros y en estos años he aprendido lo que es un ejercicio de prudente firmeza ante una realidad, la de la libertad de información, y las dificultades extrínsecas, de quienes la atacan, e intrínseca, la de la precariedad de medios, para defenderla.

Me cuesta recordar un gesto torcido o una mala palabra de Malén para mantener un planteamiento, probablemente porque nunca lo haya visto en su cara o lo haya oído de su boca.

Malén poseía una firmeza que vinculaba con la capacidad de reflexionar ante los argumentos de los demás.

Hace unos meses, Pepa Bueno dijo en un acto público que Malén merecía un homenaje. Como casi siempre, se llega tarde, llegamos tarde. Haber aprendido de ella y haber estado a su lado es para mí su mejor legado, el mejor homenaje que ella nos ha tributado a los demás.

La admiré desde la lejanía, como defensora de los lectores de El País, y la he admirado en la cercanía.

Queda ahora su recuerdo, emocionado por la congoja de su pérdida, y reforzado por la dignidad de los últimos momentos compartidos.

ÁNGEL MARTÍNEZ, Vocal de RSF-España y jefe de Internacional de El Confidencial:

Desde el primer momento en que conocí a Malen me emocionó su profundo amor por esta profesión. No porque ella lo manifestara, sino porque, tras aceptar la evidencia, respondía con positivismo y animo combativo a cada uno de los casos personales que yo le relataba para evidenciar la debacle del periodismo internacional, las tremendas dificultades que padecen, la falta de seguridad y la precariedad, tantos periodistas españoles. Como si cualquier batalla, hasta la más difícil, debiese ser luchada. Especialmente si es en defensa de quienes a su vez luchan, y lo arriesgan y lo pierden todo, por seguir informando.

Con su compromiso, su sabiduría y su sentido del deber, Malen nos transmitió a todos que es absolutamente necesario vencer en cada una de esas batallas. Por las personas, y por el futuro de la profesión. Ella es el mejor ejemplo para quienes deben continuar su labor. En realidad, por su bondad y su fuerza, para cualquiera que tuvo la fortuna de conocerla.

Te echaremos de menos, compañera

ALFONSO BAULUZ, vocal de RSF-España y periodista de la Agencia EFE:

Todos más huérfanos

Cuando la admiración por la calidad profesional de una colega te acompaña tantos años, su pérdida resulta más familiar y cercana.

También más dolorosa.

Cruzando Normandía como cada año, y van unos cuantos, siempre tengo un recuerdo para nuestros compañeros, famosos y no tan famosos, que han muerto desde 1944 cubriendo conflictos a lo largo de la historia en todo el mundo. Al pasar por Bayeux junto al «Memorial des reporters» este año el recuerdo no puede ser más doloroso con la noticia de la muerte de Malén, nuestra Malén. La presidenta de Reporteros Sin Fronteras sección española con quien he tenido el honor de compartir ese pequeño esfuerzo en mi caso, ese despliegue de saber, conocimiento y rigor en el suyo.

Fue ella con quien no hace tanto me entrevisté para entrar a formar parte de la directiva como vocal y su empuje y lucidez no me sorprendieron y en cambio sí motivaron aún más mi determinación de tratar de estar a la altura del reto.

Su altura era enorme, a la par que su talla humana.

Te vamos a echar de menos pero confío que seamos capaces de intentar hacerlo también como tú lo has hecho todos estos años. Menudo desafío.

Descansa en paz y ten seguro que junto a esos grandes reporteros de guerra que, a veces, tenemos que apoyar desde Reporteros, cuentas con un gran sitio en ese memorial nuestro de los míticos periodistas que nos han dejado.

Cherburgo, 2017

MAYTE CARRASCO, vocal de RSF-España y periodista freelance:

Corría un año antiguo cuando te conocí. Cierro los ojos y pienso en ti. Es tu voz. Es lo que más recuerdo en estos momentos: esa voz serena y firme. Como toda tú. Y cuando te fui conociendo, me enamoró tu saber estar y tu forma de dominar la vida. La taladrabas con la mirada. Poseías ese bien amado don de la calma y de la seguridad que me transmitía sabiduría y protección. Vaya mujer, me dije yo aquel año antiguo en el que me uní a tu telaraña de sueños. Sabías dedicar una mirada perfecta a cada cual, sin herir y sin halagar; lo justo. Manejabas los malabares imposibles y el más difícil todavía con diplomacia y elegancia. Y eso que la inteligencia del alma apenas asoma en este mundo nuestro: es más difícil de domar que un mismísimo poeta necio; puedes ser un matemático brillante y amar al prójimo con la torpeza de un boxeador sonado. Pero creo yo, por lo que te conocí durante tu gobernanza de esa quimera en la que creemos unos pocos, que tú supiste unir lo pragmático y lo pasional con gran maestría. Corría un año antiguo que no recuerdo; yo era freelance independiente y tú mi guía en ese lugar en el que juntábamos horas, trabajo y esperanza. En este año, que ni es antiguo ni nuevo; es extraño… te nos vas. Pero a mí me dejas tus señales; oigo tu voz firme y serena que me acompaña. Tu fortaleza, tu firmeza y tu seguridad, que hoy te agradezco con estas palabras mudas, sin ti. Y te doy las gracias.

RAFAEL PANADERO, vocal de RSF-España y jefe de Internacional de Cadena Ser:

Uno no sabe lo que de verdad cuesta sacar adelante una organización como RSF hasta que no está dentro. Los últimos años han sido especialmente complicados, y sin personas como Malén, posiblemente RSF España no seguiría en pie. Incansable, comprometida, coherente, siempre dispuesta y con una capacidad para arrastrar, sin agobiar, que es muy difícil de encontrar. Malén no tenía que forzarte a nada porque sólo con escucharla y verla, te convencía. Era una referencia y lo seguirá siendo. Los que hemos compartido con ella este tiempo en RSF sólo podemos dar las gracias, en nuestro nombre, y también en el de todos los que aún quieren creer en este oficio.

LUCÍA CAMPOAMOR, responsable de contenidos informativos y coordinadora de la campaña de Apadrinados de RSF-España:

Hablar de Malén Aznárez es hablar de la magia de combinar pasión y constancia en todos los terrenos. Pocas personas serán capaces de disfrutar y mantener de una manera tan permanente la intensidad que aplicaba a todas las facetas de su vida, profesional y personal. Pero la fortuna de convivir con Malén va más allá de la tenacidad de su biografía, y de los aprendizajes profesionales evidentes en este intercambio de generaciones extraordinario con el que tuvo la generosidad de honrarme. Convivir con Malén ha sido un regalo de respeto, complicidad y humor desde el primer momento, lleno de detalles, tan insondables aquí como imborrables. Mi gratitud y mi recuerdo irán siempre unidos a su ejemplo vital maravilloso.

MALENA MANGAS, jefa de Prensa de RSF-España, ex vocal de la junta directiva entre 2005 y 2013 y tesorera de 2010 a 2011.

Todos aquellos que depositan su confianza en ti merecen el mejor de los recuerdos, pero en el caso de Malén Aznárez, ese apoyo lo es todo. Trabajar con ella supone dar el 150% de lo mejor de ti, a diario, y el 200% en los días movidos. Es la redactora jefe que siempre deseé tener, pero con la que, por desgracia para mí, no me crucé hasta 20 años después de comenzar mi carrera periodística.

Malén es tenaz, lúcida, sagaz, centrada, incansable, rigurosa y muy exigente. Y también increíblemente generosa. Nos ha dado todo lo que ha estado en su mano, siempre, sin guardarse un solo recurso que nos pudiera ser útil o valioso. Envidio a quienes hayan aprendido de ella en el máster de El País o en las redacciones, quienes han bebido de su sabio criterio y su experiencia cuando daban los primeros pasos en el periodismo.

Hemos pasado ocho años codo con codo, a diario, asistiendo a actos, preparando comunicados a horas intempestivas, atendiendo a medios a las tantas, sorteando crisis financieras angustiosas, aguardando con un nudo en la garganta el desenlace de secuestros, haciendo planes, peleando con cuestiones legales o administrativas y revisando kilométricas sartas de papeles.

También nos hemos reído muchísimo estos años, hemos hablado de libros, de películas, de viajes, de lugares comunes, de política, del pasado, del futuro, de feminismo, de maternidad, de la vida y, sobre todo, de periodismo. Rara vez coincidíamos, pero ambas somos de las que encontramos mucho más interesante la diferencia.

He podido contar con ella en mis momentos malos y me ha invitado a acompañarla en muchos de los buenos.

Es el tipo de personas que te devuelve la fe, no solo ya en la profesión que has elegido, sino también en ti misma.

Escribo en presente porque mis referentes nunca me abandonan. Sé que la voy a tener siempre conmigo, de muchas formas. Y que voy a querer recordarla cada día. Consultarle cosas. Decirle lo mucho que la quiero.

ELENA HERNÁNDEZ, Administración RSF-España:

Tengo a Malén como una de las personas con más fuerza y personalidad que conozco. Una mujer con un marcado carácter que siempre me ha transmitido seguridad.

FLORENCE TURBET-DELOF, Directora de Relaciones Institucionales de RSF-España:

¡A  mí me encantaba cuando me llamaba Florita! Era cuando realmente apreciaba un trabajo mío y ¡eso había que saber ganárselo! Te llevo conmigo en mi corazón y en mi actitud frente a la vida para siempre queridísima Malén.

EDITH RODRÍGUEZ, corresponsal de RSF en España:

Su fama de mujer extremadamente talentosa, exigente, con dotes de mando y parca en palabras le precedía. Así que, cuando fui a reunirme con Malén para integrarme en el equipo de RSF, estaba nerviosa.

¡A mis años!

Enseguida conectamos. «Las mujeres inteligentes nos atraemos», solía decir. Viniendo de ella, el halago me ponía en órbita.

Nunca dejó de imponerme, ni de transmitirme el respeto reverencial de las reinas de una profesión. Me gustaba que fuera así: sentirla maestra. Con el tiempo, fui descubriendo a la Malén completa, con la que me quedo para siempre. La persona íntegra, justa, empática, cariñosa y atenta, que se preservaba bajo un escudo fraguado en Cantabria y acaso curtido en años de duras batallas, en dominios masculinos.

Lo que quiero decir es que Malén era elegante, regia y discreta hasta para ser buena. Y aunque me invadan las ganas de ponerme sensiblona, no lo haré, porque si estuviera repasando mi texto, como solía hacer, me llamaría la atención por riesgo de cursilería. Aunque su cara estuviera conteniendo una sonrisa de satisfacción mal disimulada…

Te echaré infinitamente de menos, maestra. Gracias por abrirme una ventanita a tu persona.