FRANCIA / CHINA | Con periodistas, pero sin preguntas, en la firma de un acuerdo comercial
Reporteros Sin Fronteras (RSF) asistió a la cumbre franco-china el 2 de julio en Toulouse, en la que el primer ministro Manuel Valls, y su homólogo chino, Li Keqiang celebraron la cooperación entre los dos países. El encuentro evitó cuidadosamente la cuestión de los derechos humanos, incluyendo la libertad de información y ató bien corto a los periodistas que cubrieron el evento.
Dos representantes de Reporteros Sin Fronteras (RSF) se encontraban entre los acreditados para cubrir la cumbre, que incluía una visita a las instalaciones de Airbus en las afueras de Toulouse. RSF deplora el «pragmatismo» miope mostrado por los líderes franceses y chinos y el fracaso de los organizadores de la cumbre por no permitir que los periodistas hagan su trabajo correctamente.
Los periodistas no tuvieron ninguna oportunidad de acercarse a Valls o a Li, ni de hacerles ninguna pregunta.
Li celebró la firma de más de 50 contratos, entre ellos un acuerdo para la compra de 40 aviones Airbus, y dijo que quería «crear un entorno abierto, justo y transparente con el fin de consolidar el crecimiento de la economía china».
«Cuando nuestros dos países trabajan juntos, el resultado es que el mundo entero se beneficia», dijo Valls expresando optimismo sobre los frutos de la nueva y mayor cooperación con China.
» Las declaraciones de ambos primeros ministros eran descaradamente hipócritas», expresó la directora de Programas de Reporteros Sin Fronteras, Lucie Morillon. «China tiene uno de los gobiernos menos transparentes del mundo. Mete en la cárcel a todos aquellos que hablan sobre la corrupción o llaman la atención sobre la naturaleza totalitaria del partido comunista».
«En cuanto a los beneficios para el mundo que, supuestamente se, derivarían de la firma de estos contactos, nos hubiera gustado que Valls hubiera expresado su punto de vista sobre los más o menos 100 periodistas y blogueros encarcelados actualmente en China, pero por desgracia esto no fue posible».
Del grupo de periodistas acreditados para cubrir los acontecimientos del miércoles se esperaba claramente que se limitaran a dar publicidad al gobierno francés y a las empresas francesas y chinas que participan en los contratos.
Como no hubo rueda de prensa ni oportunidad de hacer preguntas a los dos primeros ministros, los periodistas no pudieron cumplir con sus obligaciones de informar correctamente. «¿Para qué estamos aquí si no les podemos hacer preguntas», comentó un periodista.
A pesar de que fueron llevados al las instalaciones de Airbus, donde se firmaron los contratos, a los cámaras no se les permitió grabar la firma. «Ni siquiera el cámara oficial pudo grabar correctamente por la aglomeración frente a la mesa del contrato», dijo otro periodista.
Para los reporteros fue aún peor. No pudieron hacer otra cosa que utilizar un comunicado de prensa de Airbus y hablar con el ingeniero a cargo del proyecto en China.
«Semejante control de los medios de comunicación y relegarlos al papel de publicistas del gobierno y el sector privado muestra cómo el gobierno francés cumple las demandas del gobierno chino sin pestañear «, dijo Benjamin Ismaïl, responsable de Reporteros Sin Fronteras para Asia y el Pacífico.
El gobierno francés ha desconectado casi por completo de la cuestión de los derechos humanos en China. Esta es también la opinión de las muchas organizaciones no gubernamentales que se reunieron en París el 30 de junio para denunciar el abandono de Francia de un verdadero diálogo, franco y abierto, sobre los derechos humanos en China. La firma de los contratos parece ser lo único en lo que piensan las autoridades francesas».
Airbus ha firmado un contrato con China Aviation Supplies Holding Company para la venta de 40 Airbus A330 y la promesa de 35 aviones adicionales por un total de más de 16 millones de euros. Este lucrativo contrato ha reforzado los lazos económicos entre los dos países tras la compra por parte de un consorcio chino de una participación del 49,9% en el aeropuerto de Toulouse-Blagnac, en abril.
Mientras tanto, China sigue siendo la mayor cárcel del mundo para quienes se dedican a informar. Una de las últimas víctimas es Gao Yu, ganadora del premio Guillermo Cano de la UNESCO en 1997, que fue condenado a siete años de prisión en abril. Está apadrinada por periodistas españoles en el marco de la campaña a encarcelados de RSF España.
El gobierno está endureciendo más que nunca sus medidas sobre los periodistas y blogueros, al tiempo que refuerza la censura de los medios de comunicación chinos, se dan directrices muy estrictas y se aplican medidas drásticas contra la cobertura de los movimientos prodemocráticos.
El gobierno chino también ha desarrollado uno de los sistemas más sofisticados del mundo para el control y la censura de Internet, lo que confirma que Reporteros Sin Fronteras lo haya incluido en la lista de «Enemigos de Internet».
China está clasificada en el puesto 176, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.