INFORME RSF #RespectPressCAT | Actualización 13.10.17 | La ruptura social: hacia una radicalización del conflicto
El auge de grupúsculos de la extrema derecha violenta ha sido una de las consecuencias indeseables, aunque previsibles, de la radicalización del conflicto catalán, una radicalización que los independentistas parecían buscar para captar la atención internacional y forzar una negociación con el Gobierno español sobre un referéndum legal, y contra la que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha reaccionado de forma drástica. La violencia y la tensión extremas se han apoderado de numerosas manifestaciones y movilizaciones, empezando por el propio referéndum ilegal del 1 de octubre, en el que la intervención de la Policía Nacional española y de la Guardia Civil causaron centenares de contusionados entre la población civil, según datos exclusivamente confirmados por el Govern catalán.
Entre esos heridos por porrazos de las fuerzas del orden, RSF ha detectado el caso de varios periodistas, como Xabi Barrena, de El Periódico de Catalunya, que recibió golpes y una patada por parte de la Policía Nacional, mientras grababa las cargas policiales en el colegio Ramón Llull, o como Sofía Cabanes, redactora de NacióDigital en la comarca de Terres de l’Ebre y colaboradora de la agencia EFE en la zona, que también fue agredida por agentes de la Guardia Civil, durante una carga en Sant Carles de la Ràpita (Tarragona).
El fotorreportero Jason N. Parkinson previno a la sección en el Reino Unido de RSF de que había sido aporreado varias veces en la pierna por agentes de la policía, mientras grababa para la agencia Verifeye Media el desalojo y las cargas contra civiles, en la escuela barcelonesa de Sant Gervasi.
La indignación generada en autoridades y partidarios independentistas por la brutalidad de las cargas policiales se tradujo en dos días de movilizaciones, incluido un “paro de país” (no fue una huelga propiamente dicha) con enormes niveles de tensión para la prensa española, durante cuya cobertura el periodista del Diari de Girona, Jesús Badenes, fue agredido hasta quedar inconsciente por un desconocido. Las increpaciones, insultos y agresiones a los reporteros de cadenas españolas de TV fueron in crescendo, motivando, en ciertos casos, la intervención de la policía para protegerlos. Así lo contó el conocido conductor del programa de debate e información política “Al Rojo Vivo”, de la cadena de TV LaSexta, Antonio García Ferreras, quien tuvo que salir con su equipo del Parlamento regional escoltado por la policía catalana, para no ser agredido por un grupo de independentistas que le amenazaron de muerte, insultaron y arrojaron cerveza. La también reportera de LaSexta, Ana Cuesta, también tuvo que ser protegida por la policía catalana, mientras daba cuenta de escraches de independentistas al hotel donde se alojaban policías españoles, mientras que su compañero de redacción, José Yélamo, se vio intimidado y presionado por la muchedumbre, hasta el punto de que tuvo que intervenir David Fernàndez, un conocido político de la formación independentista anticapitalista CUP, para evitar males mayores.
Los inéditos y peligrosos niveles de crispación que ha alcanzado una sociedad catalana fracturada han enrarecido aún más un ambiente para el ejercicio del periodismo, que era ya de por sí irrespirable. La masiva movilización en las calles de la llamada “mayoría silenciosa”, el 8 de octubre, fue testigo de insultos y una agresión en directo a Laura Catalán, una reportera de TV3, la televisión pública catalana, así como a varios periodistas de la cadena española Tele5. En las puertas de la Audiencia Nacional, donde prestaba declaración el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, un individuo arrebató el micro a la periodista de TV3, Marta Viladot, para escupir sobre él, al grito de “soy catalán y me dais asco”. A Mikel Valls, periodista del matinal “Programa de AR”, de Tele5, manifestantes independentistas lograron impedir el directo, mientras que un grupo de espontáneos ha realizado escraches en directo a la emisora Catalunya Ràdio.
Humillar, insultar, acosar y pagar con los periodistas, especialmente con los de las cadenas de TV por su presencia in situ, la ira desbordada que afecta a partidarios y detractores del independentismo se ha transformado en una peligrosa costumbre en la región, transformando el libre ejercicio del periodismo en Cataluña en una tarea arriesgada y compleja: lo nunca visto recientemente en España. RSF actualiza regularmente las agresiones que va detectando contra la prensa en Cataluña y constata con alarma la gravedad creciente de la situación.
Radios y televisiones públicas en entredicho
Parte de la ira que los civiles descargan contra las televisiones de España y Cataluña se debe a lo que consideran, por ambas partes, una clara manipulación de la información. Así como las cadenas privadas tienen derecho a adoptar la línea editorial que deseen, RSF sí aprecia un claro sesgo informativo tanto en RTVE (Radio Televisión Española), como en TV3, la televisión pública catalana, ambas en beneficio de sus respectivos Gobiernos central y regional.
Tanto el Consejo de Informativos de TVE, como el de RNE, (los órganos independientes de profesionales, que velan por la buena praxis periodística) se han quejado públicamente de la pésima cobertura que la televisión y la radio públicas españolas dieron intencionadamente al referéndum ilegal del 1 de octubre y han llegado a pedir la dimisión de la dirección de Informativos, con protestas en las redacciones. RSF ha apoyado todos los pronunciamientos de los Consejos de Informativos de RTVE relativos a este tema y lamenta que no haya un órgano de vigilancia profesional tan activo en sus denuncias en la CCMA (Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals), que engloba a TV3 y Catalunya Ràdio.
El 10 de octubre, el mismo día en que el presidente del Gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont se dirigía al Parlamento regional para realizar una declaración “descafeinada” de independencia, los periodistas Joan López Alegre e Ignacio Martín Blanco, habituales detractores del independentismo en las tertulias y debates políticos de TV3 y Catalunya Ràdio, comunicaban en el diario El País su decisión de abandonar ambos medios. Su texto es un retrato tan demoledor, como triste y revelador del enorme deterioro que sufre el libre ejercicio del periodismo en Cataluña. “Como colaboradores habituales de los medios catalanes, representantes de lo que ignominiosamente se ha dado en llamar ‘cuota unionista’, hemos llegado a la conclusión de que nuestra presencia en las tertulias de TV3 y Catalunya Ràdio es contraproducente, pues solo sirve como coartada para demostrar su supuesta”, señalan los periodistas. “Cuando la realidad se reduce a un único tema, la secesión, y las tertulias resultan monográficas, entonces la presencia de un solo tertuliano opuesto a la tesis de la tertulia (…) solo sirve para proyectar la idea de que se trata de una posición minoritaria, incluso marginal, en la sociedad catalana. En estas condiciones, el discrepante, por muy aguerrido que sea, acaba siendo un colaborador necesario, por no decir el tonto útil del proyecto separatista”, añaden López Alegre y Martín Blanco, para concluir: “Preferimos renunciar a nuestros emolumentos que seguir aguantando el desgaste emocional que supone participar en ese circo del odio a España y la carga moral de pensar que nuestra presencia lo legitima”.
El periodismo no es inmune a la gravísima fractura social que afecta a la política y a la sociedad catalanas, al contrario, está siendo víctima directa y colateral de todas sus tensiones. RSF confía en una relajación del clima de enorme crispación que se ha instalado en la región y en que ésta se traduzca, lo antes posible, en la restauración de un entorno de respeto a los periodistas, en su derecho a informar y a los ciudadanos, en su derecho a ser informados.