IRAK | Las autoridades dificultan la cobertura informativa de las protestas
Cubrir la gran ola de protestas que se producen en Irak desde principios de julio se ha convertido en una tarea difícil y peligrosa a causa de las detenciones, las intimidaciones a periodistas y el bloqueo de internet. Reporteros Sin Fronteras (RSF) recuerda a las autoridades iraquíes que tienen el deber de proteger a los periodistas y de no obstaculizar la libertad de informar.
Entre las víctimas se cuentan Ahmad al Abdi, jefe de la oficina de Dijlah TV en la ciudad sagrada de Najaf (a 160 km al sur de Bagdad), y dos de sus cámaras que, a pesar de estar claramente identificados como periodistas, fueron aturdidos por pistolas Tasers, insultados, amenazados y detenidos durante tres horas cuando cubrían las protestas en el aeropuerto de local, el 13 de julio.
El corresponsal de Al Nujaba TV, Issa al Atwany, también estaba claramente identificado como periodista el 14 de julio cuando cubría las protestas en la provincia de Babilonia, que linda con el sur de Bagdad. No obstante, fue atacado por policías y le rompieron un brazo.
Atwany recibió una disculpa del jefe de relaciones públicas de la policía local, pero se trata de una excepción desde que comenzó esta ola de protestas contra el desempleo, la corrupción y la mala gestión, en la que han muerto 14 personas. Los periodistas han estado expuestos repetidamente a la violencia y la intimidación.
«Todos los incidentes registrados por RSF desde el comienzo de esta ola de protestas apuntan a un claro deseo de las autoridades iraquíes de obstruir el trabajo de los periodistas, lo que es preocupante e inaceptable», apunta Sophie Anmuth, directora del departamento para Oriente Medio de Reporteros Sin Fronteras. «En lugar de arrestar, amenazar e incluso de atacar a los periodistas, el gobierno debe garantizar su seguridad y permitirles ejercer libremente el derecho a informar».
Advertencias, detenciones e intimidación
Varios periodistas han explicado a RSF que han recibido mensajes de advertencia o que habían sido amenazados directamente por personas claramente vinculadas con las fuerzas de seguridad o las milicias progubernamentales. Haydar Saleh, periodista de de AsiaSat, cuenta que él y su fotógrafo fueron detenidos brevemente el 13 de julio por miembros de Asaib Ahl al Haq -una milicia chií afiliada al gobierno saliente-, mientras cubrían las manifestaciones en Nayaf. Tras ser entregados a la policía, tuvieron que firmar un compromiso para dejar de cubrir las protestas.
No es un caso aislado. Según la información reunida por el Observatorio de Libertades Periodísticas (JFO ), organización socia de RSF en Irak, las fuerzas de seguridad iraquíes obligaron a al menos otros cuatro periodistas a firmar declaraciones por las que se comprometían a abandonar la cobertura del movimiento de protesta.
Haydar Saleh también da cuenta de otra forma de intimidación. Según el periodista de AsiaSat, al día siguiente de su detención en Najaf, la policía le lanzó una granada aturdidora mientras esperaba fuera de la oficina del gobernador para entrevistar al mandatario. También estaba claramente identificado como periodista. Tuvo que someterse a una operación por la lesión resultante en su oído.
Un periodista en Najaf que pidió no ser identificado dijo que, a través de una fuente cercana a los servicios de inteligencia, se había enterado de que estaba en una lista de periodistas que circulaba por la policía. En Karbala, otra ciudad santa chiita a 100 km al suroeste de Bagdad, Haider Hadi , considerado uno de los pocos periodistas independientes de la localidad, fue seguido a su casa por individuos no identificados el 20 de julio, inmediatamente después de cubrir las protestas.
Bloqueo de internet y de las redes sociales
Irak se vio privado de internet de manera repentina en la mañana del 14 de julio, seis días después de que comenzaran las protestas, que iban creciendo en magnitud y llegando a la capital. Las redes sociales estuvieron completamente inaccesibles durante varios días, incluso después de que se restaurase parcialmente la Red el 15 de julio por la noche.
Las conexiones a internet siguen siendo muy lentas, lo que obliga a la mayoría de los periodistas a usar redes VPN y afecta a los pocos medios de comunicación independientes, que en su mayoría publican o transmiten por vía digital.
Aunque en un principio negó haber tenido nada que ver con el apagón de los servicios de internet y los achacó a problemas técnicos, el gobierno iraquí acabó dándose por vencido. El ministro de Comunicaciones, Hassan al Rashed, admitió a principios de esta semana que el gobierno desconectó internet y luego bloqueó las redes sociales por razones de seguridad. «Los manifestantes habían estado abusando de ellos», alegó.
Esta es la primera vez que Irak sufre una pérdida tan masiva de internet desde la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003. Hasta ahora, el bloqueo de la Red había sido solo parcial, como en 2014, en un intento por desacelerar el avance del Estado Islámico o durante los exámenes escolares, medida destinada a evitar trampas.
«Con el bloqueo las redes sociales y las intimidaciones de periodistas el objetivo del gobierno no es limitar el número de manifestantes. Su objetivo principal es poder tomar medidas enérgicas contra las manifestaciones sin ser visto y restringir la cobertura de los medios internacionales tanto como sea posible», afirma Oday Hatem, periodista y escritor iraquí afincado en Francia que dirige la Asociación de Defensa de la Libertad de Prensa.
IraK ocupa la posición 160, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la libertad de prensa 2018 publicada por Reporteros Sin Fronteras. Ver también el Informe Anual de la organización.