IRAK | Nueva oleada de ataques e intimidaciones a periodistas
Irak sigue siendo un país peligroso para los profesionales de los medios de comunicación. El pasado mes de agosto, el parlamento iraquí aprobó la Ley para la protección de los periodistas. Sin embargo, los profesionales del gremio continúan siendo blanco de ataques e intimidaciones.
El 9 de octubre, varios francotiradores abrieron fuego contra el reportero de la cadena Al-Iraqiya, Abd Al-Hasan Al Rukaabi, mientras conducía entre la ciudad de Nasriyah y la ciudad de Al-Refai. Resultó herido en la nuca tras abandonar su vehículo para escapar de los disparos, pero, según los médicos que le atendieron en el hospital, está fuera de peligro. Al Rukaabi, que trabaja para Al-Iraqiya desde 2003, afirma desconocer el motivo de este intento de asesinato.
El 17 de octubre, varios soldados asaltaron la casa del reportero de Al-Sharq, Khalil Al-Alwani, en la localidad de Fallujah. El periodista ha declarado en un comunicado que la incursión se llevó a cabo fuera de la legalidad, sin orden judicial, probablemente con el propósito de arrestarle por los artículos que escribe sobre los problemas cotidianos de Anbar, donde se han disparado los crímenes violentos. Las autoridades niegan estar relacionadas con esta redada.
Al día siguiente, varios periodistas y activistas protagonizaron una protesta pacífica para pedir una investigación sobre la incursión militar en la casa de Al-Alwani. Reporteros Sin Fronteras urge a las autoridades que garanticen la seguridad del periodista e inicien sin demora una investigación que aclare lo ocurrido.
El 1 de octubre, un juez de la ciudad kurda de Sulaymaniyah ordenó la detención del directivo de televisión Hoshyar Abdallah, por acusar de corrupción al ex-ministro kurdo Abdul Latif Muhammad Jamal. Fue puesto en libertad dos días después, a cambio de una fianza de 90 euros. Abdallah dirige la KNN, una cadena de televisión con sede en Sulaymaniyah, afiliada al movimiento de oposición kurda Change.
También se ha sabido que el periodista estadounidense, Daniel Smith, estuvo detenido del 21 al 26 de octubre, después de cubrir la manifestación semanal que tiene lugar en la plaza Tahrir de Bagdad, sin que el gobierno iraquí informase de su detención. Smith pasó varios días incomunicado, sin poder ponerse en contacto con nadie, ni con otros periodistas, ni con sus familiares, ni con los miembros de la diplomacia estadounidense.
El periodista freelance fue trasladado a un centro del ejército donde le interrogaron en varias ocasiones sobre su presencia en las manifestaciones. El 25 de octubre fue trasladado a una celda de un edificio del Ministerio del Interior con una orden de deportación. Y finalmente fue puesto en libertad tras la intervención del primer ministro.
Reporteros Sin Fronteras urge a las autoridades iraquíes a que pongan fin a estos abusos contra los profesionales de los medios de comunicación. La organización pide igualmente que se garantice la seguridad de los periodistas, amparada por legislación aprobada por el parlamento iraquí el pasado mes de agosto.