IRÁN | La República Islámica, líder en impunidad de los asesinatos de periodistas

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| La República Islámica, líder en impunidad de los asesinatos de periodistas
08.12.2016 12:35

Con motivo del 18 aniversario de los asesinatos de periodistas, intelectuales y otros defensores de la libertad de expresión que tuvieron lugar en Irán a finales de 1998, Reporteros Sin Fronteras quiere recordar el necesario juicio pendiente a los perpetradores e instigadores de estos crímenes, algunos de ellos en puestos gubernamentales actualmente.

La Asociación de Escritores Iraníes y familiares de las víctimas intentaron manifestarse el 2 de diciembre, con motivo de este aniversario, pero, como de costumbre, fueron dispersados por oficiales de Inteligencia que utilizaron la fuerza para detener algunos de ellos, como Nasser Zarafshan, abogado que representa a las familias. Fueron puestos en libertad horas después.

Entre los periodistas e intelectuales asesinados en 1998, están Darioush Forouhar y su mujer Parvaneh, ambos emblemáticos miembros del partido liberal, que fueron hallados apuñalados hasta la muerte en su domicilio de Teherán,  el 11 de diciembre de 1998.


Además, fueron también asesinados los periodistas y escritores Majid Charif, Mohamad Mokhtari y Mohammad Jafar Pouyandeh. Desaparecieron del 25 de noviembre al 11 de diciembre de 1998. Sus cuerpos fueron hallados pocos días después en un suburbio de Teherán. Meses antes, en agosto, había desaparecido el editor de periódico Pirouz, Pirouz Davani. Su cuerpo nunca fue encontrado.

La oleada de asesinatos provocó una amplia reacción en los medios reformistas y la comunidad internacional que culminó con el inicio de una comisión de investigación para aclarar las muertes. En enero de 1999, el ministerio de Inteligencia reconoció formalmente que algunos de sus operativos habían estado involucrados y anunció la detención de decenas de sospechosos.

Un total de 15 agentes del ministerio de Inteligencia fueron condenados en enero de 2001 por el asesinato de Forouhars. Tres de ellos fueron sentenciados a muerte. Los otros doce recibieron penas de prisión y tres de los sospechosos fueron absueltos. El Tribunal Supremo confirmó el veredicto, pero al final la máxima condena, a dos de los acusados, se quedó en 15 años de cárcel. 


Las familias de las víctimas denunciaron fallos en la investigación, que nunca puso nombre ningún instigador, y llevaron el caso a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en noviembre de 2002. 


Proteger a los instigadores

Pese a haberse demostrado la participación de figuras de alto nivel, nunca ha habido un deseo político de llevarlas ante la justicia. Entre los sospechosos están Mostafa Pourmohamadi (actual ministro de Justicia), Gholam-Hossein Mohseni Ejei (actual portavoz del sistema judicial) y Ghorbanali Dorri-Najafabadi (ministro de Inteligencia cuando se produjeron los asesinatos). Ninguno ha sido interrogado o detenido.

Sólo 15 operativos del ministerio de Inteligencia fueron condenados a penas de entre tres y 12 años. Todos están en libertad en la actualidad. 


La impunidad impide a los defensores de los derechos humanos que representan a las familias hacer su trabajo. De hecho, los abogados han sido también juzgados. La Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi, tuvo que dejar el país; Mohammad Seifzadeh cumplió una pena de cárcel; y Abdolfatah Soltani la está cumpliendo en la actualidad.

Uno de los abogados más emblemáticos Nasser Zarafshan, que pasó cinco años en la cárcel de 2002 a 2006 por cargos de divulgación de pruebas de una investigación judicial, ha contado a Reporteros Sin Fronteras que la investigación sobre los asesinatos de 1998 está lejos de estar terminada: “La investigación nunca ha llegado a una conclusión y  en el camino han desaparecido pruebas para proteger a oficiales. Los periodistas y escritores necesitan seguridad para hacer su trabajo (…) Estos asesinatos mandaron un mensaje claro, que debían callarse. La impunidad de estos crímenes es ahora la continuidad de este mensaje”.

La artista y escritora Parastou Forouhar, hija de Darioush y Parvaneh Forouhar, ha estado sometida agresiones, interrogatorios judiciales y amenazas psicológicas. Reside actualmente en Alemania, pero regresa a Teherán anualmente para organizar un evento conmemorativo en la casa de sus padres, que las autoridades siempre le impiden desarrollar.

“No se ha hecho justicia a todas las víctimas de estos asesinatos políticamente motivados y a todos aquellos que fueron asesinados por sus opiniones, así que esta gente todavía no está enterrada”, afirma.

Forouhar espera la intervención del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas que, hasta la fecha, se ha limitado a dirigir a las familias al sistema judicial iraní.

Cabe recordar que ha habido muchos otros asesinatos de periodistas en Irán, cuyos autores e instigadores nunca han sido interrogados o detenidos.

Entre las víctimas están Ebrahim Zalzadeh, que desapareció en marzo de 1996 y cuyo cadáver fue hallado, apuñalado, un mes después; Zahra Kazemi, fotógrafa que murió en prisión en 2003; Ayfer Serçe, reportera kurda para la agencia Firat asesinada en 2006; Omidreza Mirsayafi, bloguero que murió en prisión en 2009; la periosta Alireza Eftekhari, muerto en junio de 2009 tras un ataque cerebral provocado por una agresión; Haleh Sahabi, periodista y activista de los derechos humanos asesinada en junio de 2011; Hoda Saber, periodista que murió en prisión ese mismo mes; y Sattar Beheshti, bloquero que murió también bajo detención en 2012.

Irán ocupa el puesto 169 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.

Consulta más información sobre la situación de la libertad de prensa en Irán en el Informe Anual elaborado por RSF-España.


*La Asociación de Escritores Iraníes es la organización civil más antigua en el país y ha estado siempre prohibida, tanto bajo el gobierno del Sha, como después bajo la Revolución Islámica.