KOSOVO | Libertad de prensa: quizá aún puede salvarse
Informe de Reporteros sin Fronteras sobre el estado de la libertad de prensa en el joven país balcánico.
Unas horas antes del examen por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la legalidad de la proclamación de independencia de Kosovo, Reporteros Sin Fronteras publica un informe sobre la situación de la libertad de prensa en ese joven Estado.
La organización se ha entrevistado con un grupo de periodistas y de blogueros principiantes de Pristina, que intentan trabajar respetando la deontología profesional para dar acceso a una información libre sin las influencias políticas y mafiosas presentes hasta ahora en el país.
El resultado no es satisfactorio porque además de tener dificultades financieras y un estatuto profesional precario, los periodistas reciben amenazas de los activistas nacionalistas o de los extremistas de cualquier índole. Las sanciones profesionales o financieras caen rápidamente sobre los que denuncian los numerosos escándalos diarios en las actividades de cualquier área de Kosovo. La violencia física respecto a los profesionales de los medios de comunicación no es usual pero las continuas represalias económicas con sus familias les lleva muy a menudo a practicar la autocensura.
Sobre el terreno, la mayoría de los periodistas son frecuentemente criticados por la clase política por su “falta de profesionalidad” y su supuesta traición supuesta si critican el funcionamiento de las instituciones. Entre bastidores, cada esfera del poder, oficial u oficiosa, intenta controlar y desarrollar su influencia en gran parte de las líneas editoriales. Si en la prensa escrita, los dos principales rótulos, Koha Ditore y Zëri resisten todavía a las presiones, no es así con los medios audiovisuales. En un mercado publicitario restringido y manipulado, bajo el control del gobierno, la radio televisión pública RTK es soberana en las pantallas de televisión. Las cadenas independientes resisten pero como están amordazadas por el funcionamiento truncado del mercado, intentan muy pocas veces ir más allá de los límites de la autocensura, lo que se constata tanto en sus redacciones como en las de los medios de comunicación públicos. La difusión de nuevas cadenas por los proveedores de Internet ofrece poco a poco espacios de independencia y de libertad, pero la ausencia de modelo económico rentable retrasa su influencia.
El primer ministro Hashim Thaçi lo repite incansablemente: Kosovo debe de pertenecer a la Unión Europea. Para eso, tendrá que asegurar rápidamente serias garantías sobre el respecto de la libertad de prensa lo que se puede conseguir por medio de acciones simples y concretas sin necesidad de grandes reformas. La comunidad internacional, todavía muy presente al lado del joven Estado, mantiene un poder de influencia que debería utilizar con mayor eficacia. La Unión Europea estudia bien lo que se halla en juego respecto a la libertad de prensa con la entrada de Kosovo junto a los 27 Estados miembro. Sin embargo, su voz es muy discreta sobre el tema a nivel local. Los recursos puestos en marcha, aunque mejor administrados, siguen siendo insuficientes para invertir la tendencia. Sin embargo, si no se hace nada, la influencia creciente de los métodos mafiosos en el sector de los medios de comunicación se fortalecerá y podría acabar con los periodistas más resistentes.
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