La paz no garantiza la seguridad de los periodistas

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15.01.2018 20:57

Cada año Reporteros Sin Fronteras analiza detenidamente el “Balance Anual” de los periodistas asesinados, secuestrados, encarcelados en todo el mundo. Variaciones, tendencias, causas y elementos a destacar. Las cifras en sí son desoladoras y muy preocupantes: 67 periodistas, muertos en el desempeño de su trabajo, 54 de los que se perdió el rastro hace tiempo y alrededor de 350, entre rejas. Nos preguntamos las causas e inmediatamente señalamos las guerras y los conflictos armados, lo cual nos lleva a declarar a Siria, Irak, Afganistán, Yemen, como países más peligrosos para el ejercicio del periodismo a día de hoy. Pero cuando entramos en el capítulo de las estadísticas comparativas resulta que el 46 por ciento de los profesionales de la información que perdieron la vida durante 2017, lo fueron en países que no sufren ninguna guerra Y vamos a peor porque el año anterior ese porcentaje fue del 30 por ciento.

Las cifras no dejan lugar a dudas. El país con más periodistas muertos fue Siria, con 12, pero es que a continuación, casi a la zaga, está México, con 11 muertos. Y Filipinas, con 4. Y en el propio seno de la Unión Europea, la periodista asesinada en Malta. Cabe resaltar que Daphne Caruana  es el primer caso de asesinato en el seno de la unión comunitaria desde el de los periodistas del semanario francés Charlie Hebdo en 2015. ¿Qué está pasando?

México ostenta el deshonor de figurar a la cabeza del ranking de países asesinos de periodistas en Iberoamérica, desplazando desde hace un par de años a Colombia. ¿Acaso hay guerra, algún conflicto bélico en México? No. Pero sí hay cárteles del narcotráfico, crimen organizado, grupos paramilitares, asesinos a sueldo de políticos locales corruptos, “maras” de distinto pelaje y todos tienen en el punto de mira a los periodistas. Matar al mensajero para que no cuente los atropellos contra los derechos humanos que allí ocurren cada día. Y lo peor, lo más indignante, es que todos estos crímenes quedan en la más absoluta impunidad. Para siempre.

Lejos del país azteca, Malta. Y allí nos encontramos con que la denuncia de temas de corrupción, tráfico ilegal, sobornos, cuentas “offshore”  en la pequeña isla, algunos delitos salpicando al entorno del primer ministro en el caso de “los papeles de Panamá”, le costaron la vida a Daphne Caruana.  Este asesinato causó gran conmoción a escala local e internacional y ocupó  las portadas de los principales diarios y los “prime time” de los visuales. De nuevo un golpe en el seno de la europeidad. ¿Se sabrá algún día quién dio la orden? Lo dudamos mucho.

No podemos pasar por alto el extraño caso de Kim Wall, colaboradora de “The New York Times” y “The Guardian”. Kim Wall, reportera con años de experiencia halló la muerte en Dinamarca a bordo de un pequeño submarino cuando iba a entrevistar al inventor del artefacto. Su cuerpo apareció troceado en el mar. En este caso, el danés Peter Madsen está siendo juzgado por asesinato.

Siguiendo el análisis constatamos que se ha duplicado el número de reporteras asesinadas con respeto al año anterior: diez. En la India, en Irak, México, en Malta, en Dinamarca. Es un hecho que las mujeres también se van incorporando a profesiones arriesgadas como ésta aunque el hecho de que merezca una suma aparte, significa que aún distamos de ser consideradas como iguales.

Otro dato a destacar del Balance 2017 es que de los 67 periodistas asesinados, únicamente 7 eran extranjeros. El resto fueron periodistas, y colaboradores locales. En Siria, en Irak, en Afganistán, etc… Estos casos que también quedan en la impunidad  más clamorosa, además, no tienen eco mediático. No conocemos sus nombres ni sus rostros porque hasta en este ámbito somos selectivos, por decirlo suavemente, en nuestras sociedades democráticas. Solo un apunte: ellos representan un noventa por ciento del conjunto de todos os profesionales asesinados en el mundo. Sirva para rendirles homenaje. A todos.

María Dolores Masana Argüelles

Ex presidenta y miembro de la Junta directiva de Reporteros Sin Fronteras