Mala praxis informativa
[Sobre el derecho a la rectificación]
El código de la profesión periodística, promulgado por la Asamblea de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, en noviembre de 1993, dice en su Artículo III, punto b. “Advertida la difusión de material falso, engañoso o deformado, el periodista estará obligado a corregir el error sufrido con toda rapidez y con el mismo despliegue tipográfico y/o audiovisual empleado para su difusión. Asimismo difundirá a través de su medio una disculpa cuando así proceda.”.
Uno de los últimos actos celebrados por la Presidencia Española rotatoria de la Unión Europea, tuvo lugar el 4 de junio en Madrid, en la sede del Instituto Cervantes. Encuentro de Medios: los nuevos desafíos. La jornada reunió a personalidades y asociaciones de editores de medios de comunicación europeos, por una parte, y a periodistas y federaciones de prensa, por la otra. Ni que decir tiene que la colisión estaba servida desde la primera de las tres mesas que se celebraron a lo largo de la jornada. Los intereses del primer grupo iban en dirección contraria, o cuando menos divergente, a los del segundo. Especialmente, en las exposiciones de la segunda Mesa. “Modelo europeo de protección de los derechos de autor” y de la tercera, “La Publicidad a debate”. No entraré en el análisis pormenorizado de las mismas porque merece un artículo aparte. Sólo apuntar que algunas de las formulaciones expuestas por editores de medios europeos eran torpedos en la línea de flotación de la excelencia profesional periodística.
Sin embargo, lo que sobrepasó la capacidad de asombro de los profesionales de la información fue asistir a un torticero cumplimiento de uno de los principios fundamentales del periodismo: el derecho a la rectificación.
Al término de las sesiones se firmó la llamada Declaración de Madrid que eleva a la Unión Europea una serie de propuestas para que “la profesión periodística se adapte a las nuevas realidades de redacciones integradas y organizaciones globales”, siempre “con el pleno respeto a los derechos de los periodistas”. Pues bien, antes de que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, clausurara el encuentro, y tras la lectura de los 20 puntos de la Declaración de Madrid, se pasó a enumerar las asociaciones que la habían suscrito. La portavoz de la Presidencia española en Bruselas, Cristina Gallach, que actuó de maestra de ceremonias del encuentro, citó por este orden a los firmantes: la Asociación española de Radiodifusión Comercial (AERC), la Asociación Europea de Radios, la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), la Asociación española de Editoriales de Publicaciones Periódicas (AEEPP), la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (UTECA), la Asociación de Televisiones Comerciales Europeas (ACT) , la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y la Federación Internacional de Periodistas (FIP).
El tema que nos ocupa es que la FIP no había suscrito el documento y, como es natural su representante, Paco Audije, pidió explicaciones y una inmediata rectificación. La parte implicada argumentó que “por error se habían colado las siglas de la FIP” tras un debate sobre pequeñas modificaciones que retrasó media hora la clausura del acto. Bien. Plausible.
Pero la rectificación fue como sigue. Tras los aplausos a las palabras de clausura de la vicepresidenta, la explicación transcurrió en estos términos: “Un momento, tenemos que hacer una rectificación a la lectura anterior de los firmantes de la Declaración”. Y repitieron, en el mismo orden, los nombres de las asociaciones firmantes -arriba detalladas- desde la primera hasta la penúltima. Es decir, únicamente se dejó de citar a la última, a la FIP. Y punto final. Casi nadie de los asistentes se enteró porque la pregunta era “¿qué es lo que han rectificado?”.
Ni disculpas ni cita expresa de cuál era la rectificación, que no podía ser otra que decir. “La FIP no ha suscrito la Declaración de Madrid, como por error hemos afirmado antes.” Dada la entidad de esta organización que representa los intereses de más de 600.000 profesionales de todo el mundo, está claro que se hurtó la verdadera noticia de cómo terminó el Encuentro Europeo de Medios propiciado por la Presidencia Española de la UE si tenemos en cuenta que la otra asociación de periodistas presente y firmante, la FAPE, agrupa poco más de 14 mil periodistas españoles.
A este proceder se le llama mala praxis del código deontológico de la profesión periodística.
María Dolores Masana Argüelles
Periodista