La desaparición del periodista sinaloense José Luis Romero, de 40 años, ha provocado una oleada de conmoción y rabia en esa región del noroeste de México, que se ha hecho tristemente célebre porque en ella reina la organización criminal del Cartel de Sinaloa, uno de los principales carteles de la droga del país. José Luis Romero, especialista en asuntos criminales y policiales del informativo radiofónico Línea Directa, fue secuestrado el 30 de diciembre de 2009, en Los Mochis, por un grupo de hombres armados que le abordaron violentamente y, a empujones, le obligaron a subir a una camioneta. Pocas horas después de producirse el secuestro, apareció asesinado el jefe de policía que se había hecho cargo del caso, Jesús Escalante.
“La situación de los periodistas en México es más que dramática y el año 2009 ha terminado con un balance catastrófico. Esta nueva desaparición ha tenido lugar menos de dos meses después de la de María Esther Aguilar Cansimbe y eleva a diez el número de periodistas desaparecidos en México desde 2003. La violencia llega incluso al punto de paralizar el trabajo de las autoridades encargadas de garantizar seguridad y justicia, como pone de manifiesto el asesinato del policía encargado de la investigación. Ante una escalada del terror de tal magnitud se hace más necesaria que nunca la intervención de las autoridades federales, en estrecha colaboración con las organizaciones profesionales y de defensa de los derechos humanos”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
Según el balance anual que Reporteros sin Fronteras hizo público el 30 de diciembre de 2009, el narcotráfico es una de las principales amenazas para los periodistas en el continente americano. En 2009 mataron a trece periodistas en México; el móvil profesional ha quedado perfectamente establecido en tres de los casos.
En esa parte de México ya se habían producido desapariciones de periodistas. El 2 de abril de 2005, Alfredo Jiménez Mota, redactor del diario El Imparcial en Hermosillo, desapareció también en el Estado de Sonora, vecino del de Sinaloa. Desde entonces, Reporteros sin Fronteras viene denunciando el estancamiento de la investigación sobre el secuestro del periodista, del que sigue sin tenerse noticias.