CHINA | La persecución de periodistas y disidentes se extiende al extranjero

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| La persecución de periodistas y disidentes se extiende al extranjero
20.11.2015 20:08

Un caricaturista político chino que vivía en Tailandia desde hacía siete años fue detenido recientemente a petición de Beijing y deportado a China. La extradición de otros dos disidentes chinos muestra que la influencia de China y sus políticas opresivas están llegando más allá de sus fronteras.

La policía tailandesa detuvo al dibujante Jiang Yefei (姜野飞) el 28 de octubre, lo confinó en una prisión para inmigrantes ilegales en Bangkok durante algo más de dos semanas y, finalmente, lo embarcó en un avión fletado por el gobierno chino el 13 de noviembre, tras negarle cualquier contacto con su familia durante los últimos ocho días.

La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha reconocido, no obstante, su condición de refugiado y Canadá los había aceptado a él ya su familia. Antes de huir a Tailandia, en 2008, había sido encarcelado y torturado por las autoridades chinas por criticar la gestión del terremoto de Sichuan.

«Hacemos un llamamiento a las autoridades para que liberen a Jiang Yefei de inmediato y sin condiciones o, en su defecto, para asegurarse de que no es torturado ni maltratado en prisión», dijo Benjamin Ismaïl, responsable de Reporteros Sin Fronteras para Asia.

«También pedimos la derogación de la nueva ley de seguridad nacional, cuya redacción vaga y amplia aplicabilidad permiten que las autoridades asuman el derecho de amordazar a los críticos más allá de las fronteras chinas».

La extradición de Jiang desde Tailandia no es ni mucho menos un hecho aislado. Dong Guangping (董广平), disidente y activista de los derechos humanos, y Gui Minhai (桂 民 海), un editor de libros críticos con el gobierno chino, también fueron devueltos a China en el mismo avión, el 13 de noviembre, con la complicidad del gobierno tailandés.

Dong llevaba en Tailandia desde septiembre y también tenía la condición de refugiado. Gui, que nació en China y había adquirido la nacionalidad sueca, había estado desaparecido en Tailandia desde mediados de octubre. Trabajó en Hong Kong para la Mighty Current, una editorial especializada en libros sobre política de la China continental, las luchas de poder y los escándalos que involucran a funcionarios de alto nivel.

«No es la primera vez que Tailandia extradita a presos políticos», agregó Ismail. «Aunque no sea signatario de la Convención de las Naciones Unidas de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y su Protocolo de 1967, recordamos a las autoridades tailandesas el principio de no devolución, según el cual nadie debe ser devuelto a un país donde su vida o su libertad se ven amenazada por sus convicciones políticas».

Repatriación por motivos de «seguridad nacional»

La ley de seguridad nacional, aprobada el 1 de julio con obligación de «defender los intereses fundamentales del pueblo,» parece representar un papel clave en la determinación de China de perseguir a los disidentes en el exilio.

No satisfechos con la exportación de su sistema de censura y control de la información, el gobierno está usando ahora la «seguridad nacional» como motivo para extender su represión más allá de las fronteras de China continental y pedir con frecuencia a sus vecinos que repatríen a quienes huyen del régimen de Xi Jinping.

Bao Zhuoxuan (包 卓 轩), hijo de una pareja incomunicada -la abogada de derechos humanos Wang Yu (王宇) y el activista Bao Longjun (包 龙 军)-, fue detenido en Birmania el 6 de octubre, enviado de regreso a China, y asignado a la región de Mongolia Interior, donde está ahora bajo arresto domiciliario.

Situada en el puesto 176, de 180 países, en la Clasificación Mundial de la libertad de prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras, China sigue aprovechándose del silencio de la comunidad internacional para expandir sus prerrogativas contrarias al derecho internacional.