Un ex funcionario de los servicios de inteligencia colombiano es inculpado por la muerte del periodista, ocurrida hace diez años
Reporteros sin Fronteras celebra el avance de la investigación sobre el homicidio del periodista Jaime Garzón, ocurrida hace más de diez años. El procurador general inculpó el 30 de junio pasado a un ex funcionario del servicio nacional de inteligencia colombiano, José Miguel Narváez, por su implicación en el asesinato del periodista.
José Miguel Narváez, ex director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) (ver el informe chuzaDAS), se encuentra encarcelado desde agosto de 2009 por espionaje ilegal de numerosas personalidades del país, entre ellas jueces, periodistas, opositores políticos y dirigentes de organizaciones defensoras de los derechos humanos.
En marzo de 2004, la justicia colombiana condenó en ausencia a Carlos Castaño, jefe del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), a 38 años de prisión por el asesinato del periodista. Desaparecido en esa época, Castaño nunca fue arrestado. Los dos hombres sospechosos de haber ejecutado el asesinato fueron liberados por falta de pruebas.
Jaime Garzón, periodista y humorista político de la emisora Radionet y del canal Caracol Televisión fue asesinado a balazos en Bogotá el 13 de agosto de 1999. En enero de 2002 el juez de instrucción encargado de la investigación cerró el caso concluyendo que el asesinato fue ordenado por Carlos Castaño. Sin embargo, en 2004 el juez Julio Roberto Ballén Silva ordenó la apertura de una investigación a fin de determinar la implicación de diez funcionarios del DAS y de identificar a los verdaderos responsables del crimen.
Parte civil en la época de los hechos, Reporteros sin Fronteras recibe con satisfacción la inculpación de uno de los funcionarios implicados en este asesinato, en una investigación que continúa después de casi una década. Esta decisión es un signo alentador en la lucha contra la impunidad que, sin embargo, no debe ocultar el hecho de que Colombia sigue siendo uno de los países donde los crímenes perpetrados contra los periodistas, la mayoría de las veces, no reciben seguimiento.