Precariedad y desinformación

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27.05.2010 17:12

Publicado en el Diario de Cádiz el 27 de mayo de 2010

DESDE hace años la precariedad periodística es el principal problema de los profesionales de la información. La crisis global que golpea a numerosos sectores económicos tiene un efecto especialmente grave cuando analizamos su impacto sobre los medios de comunicación. Seguramente mayor que en otros ámbitos a causa de factores negativos que ya incidían sobre la profesión: nuevos soportes, nuevas tecnologías, intrusismo, concentración de medios, leyes reguladoras, presiones, amenazas, agresiones.

Desde noviembre de 2008 hasta finales de 2009, el número de puestos de trabajo destruidos en los diversos medios de comunicación de nuestro país sobrepasaba la frontera de los 3.000, según el Observatorio de la Crisis que dirige la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). A día de hoy, el Observatorio, en un año y medio de vida, contabiliza al menos 30 expedientes de cierre de medios de comunicación y hasta 62 cabeceras (Internet, radio, televisión prensa escrita) con recortes de plantilla, bien por bajas incentivadas, prejubilaciones o expedientes de regulación de empleo, los tristemente famosos ERE. En España hay actualmente 70.000 licenciados en Periodismo y cuarenta y dos facultades que gradúan 2.500 nuevos profesionales cada año. A este ritmo y con una crisis galopante cuyo fin no se vislumbra, las listas de destrucción de puestos de trabajo en los medios de comunicación se ampliará en los próximos años.

El desmantelamiento de las redacciones es un torpedo en la línea de flotación de la excelencia periodística. Porque la precariedad laboral hace que a menudo se prescinda de profesionales de reconocida experiencia y cualificación. Y un periodismo sin profesionalidad, sin seguridad, sin independencia es un periodismo desacreditado. Vivimos una situación alarmante para la salud ciudadana que exige tomarse muy en serio sus causas. Una sociedad desinformada es una sociedad fácil de manipular.

El siniestro golpea también a nivel internacional. Los despidos son masivos. Desde enero de 2008, en los medios estadounidenses -por citar a uno de los grandes- se ha suprimido más de 20.000 puestos de trabajo. ¿Nos hallamos al borde del precipicio? Hay analistas que vaticinan la desaparición de la prensa escrita, la que presenta mayor vulnerabilidad ante la crisis: mengua de publicidad, bajón de suscriptores, prensa gratuita, diarios digitales… Buscando cómo sobrevivir, los medios de comunicación tienden a convertirse en nuevas empresas de producción de contenidos, ya sea en prensa escrita, radio, televisión o Internet.

Se encienden las alertas porque la política de reducción de costes pone en peligro algunos principios irrenunciables de la profesión como son el periodismo de investigación que hoy prácticamente ha desparecido, el contraste de las informaciones con más de una sola fuente, la búsqueda de elementos que contextualicen la información, por citar sólo los más importantes.

Esta semana se celebra en Cádiz y San Fernando el Congreso anual de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) con el debate focalizado en: empleo, ética y democracia. Esta organización sindical mundial ha señalado repetidamente los peligros sociales que la actual crisis económica comporta para una información plural y de calidad. El pasado noviembre lanzó un llamamiento a la movilización general en defensa de los puestos de trabajo y del derecho del ciudadano a estar bien informado, con un lema: «Nuestra precariedad es tu desinformación».

En Reporteros sin Fronteras tenemos un lema parecido: «Lo que no se cuenta no existe» y la consecuencia inmediata es que cae la impunidad sobre los crímenes contra los derechos humanos que se cometen a diario en todo el mundo. Defender el libre ejercicio de la profesión periodística hoy es harto difícil. Vivimos un tiempo y un mundo donde prolifera cada vez más la voluntad de desvirtuar los hechos, de transformarlos en medios al servicio de intereses determinados y así desactivar la razón crítica. En una palabra, se vulnera directamente el derecho de los ciudadanos a disponer de una información fiable y de calidad, hoy más importante que nunca porque sólo la prensa libre es garante de una democracia consolidada.

María Dolores Masana Argüelles

Presidenta De Reporteros Sin Fronteras-España