REPÚBLICA CENTROAFRICANA | Golpes desde todos los bandos para la libertad de información

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| Golpes desde todos los bandos para la libertad de información
23.12.2013 21:59

Un año después de que la coalición Seleka comenzase su rebelión, Reporteros Sin Fronteras retrata el panorama de la libertad de prensa en la República Centroafricana, donde los periodistas se encuentran aún en peligro, a pesar del despliegue de fuerzas de paz francesas y africanas. Prácticamente, ningún periódico de Bangui se ha publicado desde el 20 de diciembre por el incremento de la violencia y los disturbios.

El panorama de los medios se había normalizado gradualmente durante la década anterior a la rebelión gracias a la relativa estabilidad impuesta por el gobierno del presidente François Bozizé.

Hubo avances legislativos notable en 2005, incluida la promulgación de una ley sobre la libertad de prensa, la despenalización de los delitos de prensa y la creación de un organismo regulador denominado Consejo Superior de Comunicación.

Los medios de comunicación del país, no obstante, continuaron sufriendo los problemas habituales, derivados de la inseguridad económica, la falta de equipos y la capacitación, y el acoso por parte de funcionarios del gobierno.

La evolución experimentada en la última década terminó con la aparición de la dispar coalición rebelde Seleka, que tomó la capital, Bangui, el 24 de marzo de 2013 y el derrocó al presidente Bozizé.

La situación ha empeorado desde los acontecimientos del 5 y 6 de diciembre, cuando los ataques coordinados, presuntamente dirigidos por «anti-Balaka» partidarios de Bozizé, desencadenaron violentas represalias de antiguas milicias de Seleka, proceso que ha ido acompañado de una creciente polarización en torno a la identidad religiosa. Los «ex-Seleka» son de mayoría musulmana y las fuerzas que apoyan a Bozizé, mayoritariamente cristianas.

Cobertura partidista

Con el incremento de las agresiones físicas y las amenazas a los medios de comunicación y periodistas durante 2013, muchos periódicos han radicalizado su discurso y no han logrado mantener la objetividad periodística.

En un intento por apuntalar el desmoronado régimen de Bozizé, Radio Centrafrique y otros medios de comunicación de propiedad estatal se dirigieron a los rebeldes de Seleka, en un principio, con mensajes de división y de odio. Radio Centrafrique se ha centrado en detallar las agresiones de Seleka.

Christophe Gazam Betty, ministro de Comunicación nombrado después de que Seleka tomara el poder, prohibió a los medios hablar de las acciones de Seleka, notificándoles que todas las informaciones necesitarían la autorización de su oficina, y recordando a los medios estatales que debían apoyar la política del gobierno en virtud de un decreto existente.

El comportamiento de la prensa escrita ha estado dominado por los intereses financieros. Los principales periódicos -como Le Citoyen, Le Confident e Hirondelle- se alían con los políticos que les ofrecen más dinero.

Radio Ndeke Luka, una emisora de radio que cuenta con el apoyo de la ONG suiza Fundación Hirondelle y de donantes internacionales, es el único medio de comunicación que se ha mantenido relativamente neutral durante este período, limitándose a informar de las atrocidades sin comentarios.

Intimidación y agresiones

Cuando Seleka estaba en el proceso de toma de Bangui, en marzo de 2013, sus hombres armados se focalizaron en los medios de noticias. Las sedes de muchos medios de comunicación fueron saqueadas e incluso fueron tomados los equipos de Radio Ndeke Luka, a pesar de su ubicación privilegiada dentro del complejo utilizado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD).

«A menudo recibimos amenazas por parte de miembros de Seleka, por teléfono o vienen directamente a la emisora», ha explicado Sylvie Panika, redactora jefe de Radio Ndeke Luka, a Reporteros sin Fronteras.

Las emisoras de radio comunitarias del centro del país tuvieron que cerrar cuando las fuerzas de Seleka avanzaron. Presionadas por funcionarios locales o por los rebeldes, y cada vez más expuestas a la violencia, las radios se vieron obligados a dejar la cobertura de los enfrentamientos. Las que intentaron resistirse fueron silenciadas o saqueadas.

Después de que Seleka derrocara al Gobierno de Bozizé, Reporteros Sin Fronteras pidió a las nuevas autoridades que garantizaran que los medios de comunicación serían capaces de operar con libertad y seguridad.

A pesar de la promesa del presidente interino Michel Djotodia, hecha el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, de que «no habría periodistas encarcelados por hablar » y de que «las nuevas autoridades garantizarían (.. ) la libertad de expresión», se produjeron numerosas amenazas por parte de funcionarios del gobierno y miembros Seleka durante los siguientes meses.

El acoso y la intimidación del gobierno a los medios de comunicación privados se incrementaron a finales de julio y en agosto. Un periodista fue secuestrado durante varias horas el 3 de agosto y otros fueron amenazados por los representantes gubernamentales.

La anunciada disolución de Seleka en septiembre no se llevó a cabo en la práctica y sólo contribuyó a aumentar el peligro para los medios de comunicación. Una nueva fuerza de policía secreta dirigida por un antiguo miembro de Seleka, el general Mahamat Nouradine Adam, empezó a acosar sistemáticamente al personal de medios de comunicación en octubre, a detenerlos arbitrariamente, y a amenazar a los editores de tres diarios de Bangui.

Crisis de diciembre

Los enfrentamientos en Bangui, el 5 y 6 de diciembre, coincidiendo con el despliegue de las tropas francesas bajo mandato de la ONU para desarmar a las antiguas milicias de Seleka, sumieron al país en un apagón informativo. Todas las emisoras de radio dejaron de transmitir y los periódicos desparecieron durante varios días.

Las tres principales emisoras de radio de Bangui –Radio Ndeke Luka, Radio Centrafrique y Radio Notre Dame– reiniciaron sus emisiones el 8 de diciembre a instancias del presidente Djotodia, quien convocó a los periodistas a su oficina para grabar y transmitir su llamamiento a la calma.

Pero las amenazas no han cesado. Al menos en una ocasión, los exmilicianos de Seleka que debían escoltar a periodistas amenazaron a los periodistas de radio y los expulsaron de su emisora. Las estaciones de radio siguen restringiendo sus horas de emisión con el fin de respetar el toque de queda, fijado para las 18:00.

A la prensa escrita le llevó más tiempo reanudar su actividad debido a las dificultades de impresión y distribución en una ciudad paralizada. Algunos periódicos, como Le Citoyen, Le Confident y Le Quotidien de Bangui, volvieron a publicar el 16 de diciembre, pero Le Citoyen tuvo que trasladarse a un lugar más seguro.

En el resto del país, algunas emisoras de radio comunitarias han reanudado las transmisiones, la mayoría difundiendo llamamientos a la calma. Los medios locales sufren continuas amenazas.

Los cuatro periodistas que trabajan en Radio ICDI, de Boali, a unos 95 kms al norte de Bangui, se vieron obligados a abandonar la emisora y huir cuando antiguos pistoleros de Seleka fueron a la estación y los amenazaron, el 16 de diciembre.

Radio ICDI es la única emisora que cubre una amplia zona al norte de la capital, y difunde información de otras radios a ciudades y pueblos que ahora están aisladas del resto del país.

Debido a los riesgos, algunos medios de comunicación están teniendo mucho cuidado con la forma en que están dando las noticias, y en algunos casos se censuran a sí mismos. Le Citoyen dice que prefiere reproducir noticias de Radio France Internationale en lugar de proporcionar su propia cobertura.

Los periodistas siguen siendo amenazados y los que aún cubren los enfrentamientos están asumiendo riesgos. Un equipo de medios de comunicación extranjero fue amenazado por dos antiguos miembros de Seleka y por milicianos anti-Balaka la semana pasada, y tuvo que ser escoltado por las tropas francesas. Se supone que cualquier información conlleva una toma de posición política. Los periodistas, especialmente los periodistas locales, se encuentran amenazados por los dos lados.

El aumento de la tensión en los últimos días obligó a casi todos los periódicos de la capital a cesar de nuevo la publicación el 20 de diciembre. Algunos periodistas han dicho a Reporteros Sin Fronteras que sienten que las amenazas a quienes trabajan en los medios crecen día a día.

Reporteros sin Fronteras recomienda:

  • que los medios de comunicación de la República Centroafricana se abstengan de utilizar un discurso violento o polarizado, que informen de los hechos sin distorsión, y que traten de aliviar la tensión y promover el diálogo con el fin de evitar una escalada de la violencia.
  • que los grupos armados dejen que amenazan a periodistas y respeten su condición de no combatientes, además de su papel como testigos neutrales de los acontecimientos.
  • que las autoridades de transición continúen alentando las actividades de los medios de comunicación para que puedan informar a la población acerca de los acontecimientos políticos y de seguridad.
  • que las fuerzas internacionales desplegadas en la República Centroafricana protejan a los periodistas, tal como dicta la Resolución 1738 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la protección de los periodistas en zonas de conflicto.