Ruedas de prensa sin preguntas

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14.02.2013 20:00

No deja de sorprenderme, aunque no debiera, que tras una decena de años batallando contra las ruedas de prensa sin preguntas, todavía se conviertan en las  protagonistas de una rueda de prensa, está sí con preguntas, dónde  la cifra de cientos de periodistas asesinados, encarcelados, secuestrados, u obligados a  huir de sus países en todo el mundo, que se daba a conocer a los medios de comunicación, sonaba como una auténtica bofetada digna de ocupar un buen espacio en la información, y por supuesto de empequeñecer, ese día, cualquier otra noticia relacionada con los periodistas. Pero no fue así.

Presentaba Reporteros Sin Fronteras su Informe Anual de la Libertad de Prensa en el Mundo, el correspondiente a 2012, y podía ver desde la mesa de participantes las caras atónitas de los numerosos periodistas que seguían, con interés sin duda, el panorama desolador de un año nefasto para los informadores de medio mundo. El peor de los últimos 17 años. Podía sentir la emoción de la sala, mientras la ruandesa Epiphanie  Ndekerumukobwa    relataba, al borde de las lágrimas contenidas, cómo los esbirros del presidente ruandés Paul Kagame asesinaron a su marido, el periodista Jean Leonard Rugambage, con tres tiros a la puerta de su casa, por haber publicado una información que implicaba a los servicios secretos de Kigali. Y cómo ella, y su hijo de tres años, tuvieron que huir a Uganda y, poco después, a España porque ni siquiera en Uganda su vida estaba segura. Un relato conmovedor. Y podía ver su asombro ante las palabras del periodista turco Nedim Sener, que pasó un año encarcelado acusado de pertenecer a la trama golpista Ergenekon, en un país, Turquía, que tiene en estos momentos a 75 periodistas en sus cárceles.

Sin embargo, cuando llegó el momento de hacer preguntas esto quedó prácticamente olvidado y  la cuestión que concitó toda la atención, y hasta el aplauso, fue la pregunta, valga la redundancia, sobre las ruedas de prensa sin preguntas. ¿Qué pensaba yo como presidenta de RSF?

Y yo dije lo que pienso. Nada que no haya repetido muchas veces a lo largo de los últimos años. Por eso me sorprendió su repercusión mediática.

Para empezar, pienso que las ruedas de prensa sin preguntas no deben llamarse ruedas de prensa porque no lo son. La labor de los periodistas es preguntar para poder luego dar información. Y si no pueden preguntar con libertad no hay información que valga. Lo que hay, es una moda indecente, iniciada hace unos años por algunos políticos y que lamentablemente ha ido creciendo hasta extremos intolerables.

Y es intolerable, porque los que convocan esas ruedas de prensa, especialmente los políticos que están obligados a informar a los ciudadanos, no deberían mentir tan descaradamente. No deberían manipular esas comparecencias en las que los periodistas sirven únicamente de comparsas televisivas, de mediático atrezzo, para dar ante las cámaras la sensación de que contestan las preguntas planteadas por los informadores. Comparecen sí, pero sólo para soltar un monólogo,  lo que siempre ha sido “un comunicado”. Y para leer un comunicado no hace falta convocar a los periodistas, menos ahora cuando el correo electrónico facilita una inmediatez total.

Es una indecencia, si, de la que tristemente también los periodistas somos culpables. Empezando por los directores de los medios, que hace mucho tiempo deberían de haberse puesto de acuerdo para negarse a participar en semejantes parodias informativas, que no hacen más que confundir a los lectores. Siguiendo por los periodistas – en estos momentos los últimos y más jóvenes llegados a las redacciones-, que acuden a semejantes fraudes informativos. Porque no deberían de acudir, si se ha anunciado previamente que no habrá preguntas, o deberían darse media vuelta si la modalidad se anuncia sobre la marcha. No vale luego con decir en la información, ¿de verdad podemos llamarla información?, la ya acuñada frase “en una rueda de prensa donde no se admitieron preguntas”. Sigue siendo un engaño para el lector, televidente u oyente. Claro que en un momento de crisis brutal para el sector, cuando los periodistas se quedan sin trabajo por miles, es difícil negarse a cumplir órdenes. Aunque deberíamos.

Se comprende perfectamente que presidentes de gobierno, ministros, políticos de todo tipo, empresarios o dirigentes públicos, por citar sólo algunos  protagonistas de esta indecente moda, estén encantados con la misma. Para ellos es perfecta. No tienen que dar explicaciones. Nada de preguntas incómodas. Nada de sofocos. Digo lo que quiero, eso sí en medio de una multitud de cámaras, micrófonos y grabadoras que forman un decorado perfecto, y me voy tranquilamente a casa encantado de haber cumplido con mi gran papel mediático.

Es una vergüenza informativa de la que me gustaría dejar de hablar y escribir. Es una vergüenza en un país donde todavía no existe una ley de Transparencia y Acceso a la Información – el único  de Europa con más de un millón de habitantes-, y donde todavía nos enteramos de los múltiples escándalos de corrupción por la prensa. Claro que no precisamente a través de las ruedas de prensa…

Malén Aznárez

Presidenta de Reporteros sin Fronteras España