RUSIA | Periodistas acosados sistemáticamente durante las protestas antimovilización de tropas en Ucrania
Decenas de periodistas en toda Rusia han sido objeto de acoso policial, sufriendo desde intimidación hasta violencia por cubrir las protestas en contra de las movilizaciones «parciales» anunciadas el 21 de septiembre. Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena esta obstrucción al trabajo periodístico y urge a las autoridades rusas a dejar de acosar a los medios de comunicación.
«Tal y como ha evidenciado la eliminación de medios de comunicación tan emblemáticos como Novaya Gazeta, la prensa independiente es uno de los objetivos principales del Gobierno, que pretende sofocar cualquier voz que aporte una versión de los hechos distinta a la que Vladimir Putin quiere imponer», afirma el Área de Europa del Este y Asia Central de RSF. «Alabamos la valentía de los periodistas independientes en medio de esta guerra contra la información y exigimos a las autoridades que dejen de atacar a los medios».
Entre detenciones, intimidaciones, violencia física y confiscación de material, al menos 20 periodistas han sufrido acoso por cubrir las protestas en más de 10 ciudades rusas desde el anuncio de la movilización parcial el 21 de septiembre.
Entre los objetivos se encuentra la corresponsal de Radio Free Europe/Radio Liberty, Yulia Vishnevetskaya, arrestada por cubrir las protestas en Majachkalá, capital de la república sureña de Daguestán, el 26 de septiembre y condenada al día siguiente a 5 días en prisión por «participar en manifestaciones no autorizadas, interfiriendo con las operaciones de los servicios públicos». A continuación, las autoridades informaron falsamente de que iba a ser trasladada a otro lugar y ocultaron su paradero durante varias horas para impedir que su abogado la visitara.
La persecución ha adoptado diversas formas. Tras ser arrestado en la ciudad norteña de Arcángel el 21 de septiembre, el corresponsal de Rusnews, Andrei Kichev, volvió a ser detenido el 24 de septiembre a pesar de llevar un chaleco que indicaba «prensa». Esta vez, además de ser acusado de «participación en manifestación no autorizada interfiriendo con los servicios públicos», también recibió un aviso de reclutamiento militar y se le comunicó que había sido expulsado de su universidad, perdiendo así la protección que su estatus de estudiante le ofrecía contra la llamada a filas.
El director de Rusnews, Sergei Ainbinder, también ha sido arrestado dos veces. La primera vez fue el 24 de septiembre en Moscú, cuando estaba en el metro con su chaleco de prensa. La segunda fue mientras estaba grabando las protestas en Majachkalá el 26 de septiembre. En esta segunda ocasión, la policía dañó su equipo, le dio una paliza y lo retuvo toda la noche en comisaría. Finalmente, fue puesto en libertad sin cargos.
Las víctimas de la violencia policial que se extiende por las protestas en toda Rusia incluye al corresponsal de SOTAvision, Fedor Orlov, arrestado mientras cubría una manifestación en la ciudad de Voronezh el 21 de septiembre. Sufrió contusiones en la cabeza a causa de la violencia empleada por la policía cuando se lo llevaba a comisaría, donde estuvo esposado durante dos horas. Sus jefes saben que ha sido condenado a 15 días de prisión, pero desconocen los cargos que se le imputan y no han podido contactar con él durante la última semana.
Muchas otras violaciones del derecho a la información se han registrado a lo largo de todo el país, incluyendo Ekaterimburgo, capital de la región del Ural, donde tres reporteros (Irina Salomatova, de Rusnews; Kristina Khaker, de Rosderzhava; y Alevtina Trynova, de Vecherniye Vedomostis) fueron arrestados varias veces el 24 de septiembre. Sus teléfonos fueron confiscados en comisaría, lo que les impidió comunicarse con sus familias y sus jefes, además de poner en peligro su información personal.
También se produjeron detenciones en relación con las protestas en las dos mayores ciudades de Rusia. En Moscú, la reportera de Baza, Ksenia Khabibulina, estaba grabando una entrevista cerca de una oficina de alistamiento militar el 23 de septiembre, cuando agentes de policía salieron y se la llevaron a comisaría. Fue puesta en libertad el mismo día. En San Petersburgo, la policía irrumpió en el domicilio de la fotoperiodista Viktoria Arefieva durante la madrugada del 24 de septiembre y la retuvo durante dos días acusada de «terrorismo telefónico». SOTA, el sitio de noticias web para el que trabaja, dice que todo fue diseñado para intimidarla y evitar que cubriese las protestas.
Este acoso a los periodistas refleja el endurecimiento de la legislación sobre medios de comunicación llevada a cabo desde que Rusia iniciase la invasión de Ucrania. En virtud de una importante modificación de la Ley de 2019 sobre desinformación que se aprobó el 4 de marzo, los periodistas pueden ser condenados hasta a 15 años de cárcel por publicar información acerca de las fuerzas armadas rusas que las autoridades consideren «falsas» o que las «desacrediten». Además de esta enmienda, modificada varias veces desde entonces, en los últimos siete meses se han aprobado al menos otras seis leyes igualmente orwellianas.
Rusia ocupa el puesto 155 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 de RSF.