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MANUAL DE SEGURIDAD PARA PERIODISTAS

Guía práctica para reporteros en zonas de riesgo

  • Una herramienta de trabajo para todos aquellos que se enfrentan a situaciones peligrosas durante su labor informativa. 
  • Descarga directa y gratuita, en formato PDF, pinchando en la imagen de la portada:

El Manual que Reporteros Sin Fronteras publica este 15 de diciembre de 2015 comprende consejos prácticos para trabajar en todo tipo de contextos que puedan afectar a la integridad física y psíquica del periodista: desde la línea de fuego en áreas de guerra, hasta la cobertura sobre el terreno de epidemias y desastres naturales, manifestaciones con riesgo de violencia o probables secuelas derivadas de una misión periodística que obliga a enfrentarse a situaciones duras. 

La nueva versión se edita en español, inglés, francés y árabe, y se distribuye de forma gratuita, en formato PDF descargable de forma directa y anónima desde cualquier punto del planeta.

El mundo ha cambiado desde que Reporteros Sin Fronteras publicase su primera su primera Guía de Seguridad para periodistas, en 1992. La versión actual aporta nuevas medidas de protección para nuevos peligros, como el secuestro, y aborda el reto de la seguridad informática durante una misión en zona de riesgo, esencial para la protección de las fuentes, la información y la integridad de quienes realizan la cobertura.

Con un enfoque realista, el Manual se centra en señalar todo lo que un periodista y el medio para el que trabaja pueden hacer para optimizar su seguridad. Está elaborado a partir de consejos de reporteros veteranos, hombres y mujeres que cada día pisan terrenos peligrosos con la misión de informar. También aporta las prácticas implantadas en grandes medios y agencias de información destinadas a reducir los posibles medios derivados de una misión informativa en áreas de riesgo.

Además de su misión de trabajar para hacer que la retroceda la censura, denunciar las violaciones del derecho a la información en todo el mundo y socorrer a periodistas en dificultades, Reporteros Sin Fronteras mantiene un firme compromiso con la seguridad de los periodistas. Tanto en el Secretariado Internacional de París como en la Sección Española se prestan de forma gratuita chalecos antibalas y cascos para los freelance que parten hacia zonas de riesgo sin el amparo de una gran cabecera. También se tramitan pólizas de seguros médicos y de accidentes adaptados a la naturaleza de su trabajo en zonas de conflicto. 

El programa ‘A vivir‘, dirigido por Javier del Pino y emitido cada fin de semana en la cadena SER, dedicó al Manual de Seguridad para periodistas de RSF su espacio ‘El oficio de contar‘ el domigo 17 de enero de 2016.

Puedes escuchar el espacio completo,  titulado ‘Sin seguridad no hay información‘ y que contó con las intervenciones de Gervasio Sánchez, Sandra Balsells, Rosa Meneses, Imane Rachidi, Antonio Delgado, Luis Miquel Hurtado y Javier Bauluz.

CONSEJOS DE PERIODISTAS CON EXPERIENCIA EN ZONAS DE RIESGO

Siempre trabajé sin manual de seguridad, pero nunca olvidé la lección aprendida en mi primera cobertura en El Salvador, en 1984: “acércate a los veteranos y amamántate de su generosidad. Es la mejor garantía para cometer menos errores”.

Durante mis años de aprendizaje, mi manual fueron aquellos compañeros experimentados que respondían a tus dudas y que te aconsejaban prudencia. Viéndolos trabajar y escuchando sus reflexiones en silencio conseguí forjarme como periodista especializado en conflictos armados.

Este manual resume la experiencia de las personas que asumen riesgos para documentar lo que ocurre en las zonas oscuras del mundo violento en el que vivimos y se va a convertir en una guía imprescindible para cualquier periodista.

Muchas veces me preguntan si los periodistas se han convertido hoy en objetivos principales de los actores armados de cualquier conflicto. Respondo que siempre fue así y recuerdo que cuando llegué a El Salvador hace tres décadas, lo primero que me mostraron fue la lista de periodistas (encabezada por estadounidenses) amenazados de muerte por los escuadrones de la muerte.

Garantizar la seguridad del informador es lo más importante de cualquier cobertura. Hacer un gran trabajo y regresar sano y salvo al hogar deberían ser nuestros principales objetivos. En memoria de nuestros compañeros muertos o desaparecidos.

GERVASIO SÁNCHEZ

Enviado Especial de Heraldo de Aragón

Si fuera un personaje de «Pedro Páramo», diría: «Ojalá lo hubiera leído a tiempo». Como tengo la suerte de seguir todavía con vida, diría: «Prometo tenerlo muy presente si vuelvo a cubrir un conflicto. Este manual es tan útil como un buen compañero de viaje».

ALFONSO ARMADA

Cubrió el cerco de Sarajevo, el genocidio de Ruanda y el ataque contra las Torres Gemelas

El día que yo sentí miedo por primera vez fue en Gori, en la guerra de Georgia. Me crucé con unos milicianos chechenos y kazajos que se dedicaban violar, robar y matar en el territorio tomado por los rusos. Quisieron llevarse los coches y salvamos la vida gracias a un compañero veterano francés que sabía bien cómo tratar con aquellos matones. Aquel mismo día concluí que, por mucho que digan aquello de ‘shit hapens’, lo mejor es sabérselas todas y retardar en lo posible el ‘rendez-vous’ con la de la guadaña. En las guerras sucesivas que he cubierto, desde Afganistán hasta Malí y pasando por todas la revoluciones árabes, he constatado que, efectivamente, la guerra es ese sitio donde no se debe pensar que te va a pasar algo malo, sino cuándo te va a pasar. Porque siempre pasa. Y ahora pasa más, porque los conflictos de hoy, esos que llaman de forma rimbombante “asimétricos”, “difusos” o de “cuarta generación”, son en lenguaje  llano guerras cada vez más jodidas y confusas, donde los actores son mucho más variados y variopintos, crueles e inesperados; guerras donde los periodistas son, más que nunca, objetivo de los bárbaros, cachos de carne mercadeada o utilizada en el teatro tenebroso y global de los maestros del terror. De ahí que el ‘Manual de Seguridad’ de RSF me haya parecido imprescindible para adentrarse en ese terreno cada vez más impenetrable, inaccesible e impredecible. No viajéis sin él.

MAYTE CARRASCO

Periodista freelance. Ha cubierto, entre otras las guerras de Georgia, Afganistán, las revueltas de la Primavera árabe, Malí y  Siria.

Nuestra seguridad cuando cubrimos un conflicto también depende de nosotros mismos, de nuestros conocimientos y nuestro modo de actuar, y leer este manual es esencial para saber moverse en entornos hostiles. Nunca vayas a ciegas y no subestimes tu seguridad. Esta guía puede salvarte la vida.

ROSA MENESES

Reportera de El Mundo. Ha cubierto la guerra del Líbano, la revolución tunecina y los conflictos de Siria y Libia. En Misrata, recibió un disparo al que sobrevivió gracias a un chaleco antibalas.

‘¿Qué hay que hacer para ser reportero de guerra?´, me preguntan muchas veces. Pues bien, la primera parte de la respuesta a partir de ahora será “leer el Manual de Seguridad para periodistas”. El antes, durante y después de cualquier misión está bien explicado en las más de cien páginas de este manual dedicado a la seguridad de los profesionales que cubrimos conflictos o post conflictos. La lectura es obligatoria para los que empiezan y para los veteranos, que son los que mejor saben lo caro que puede resultar el exceso de confianza en este tipo de situaciones. Este es un manual de máximos, que cada uno debe adecuar a su misión, un manual que repasa desde la preparación de la mochila hasta la superación del estrés postraumático. Ir, ver, contar y volver son los cuatro pasos clave que no podemos olvidar los que nos dedicamos a este tipo de periodismo.

MIKEL AYESTARÁN

Periodista Freelance

Creo que antes de empezar a trabajar como fotoperiodista hay que tener unas bases que yo entiendo que pasan, ante todo, por aprender a viajar solo, idiomas y una experiencia gradual en países en los que los índices de peligrosidad se vayan incrementando de forma escalonada. Los países en conflicto no están permanentemente en situación de guerra, y éstas pueden variar mucho en función de la zona y momento en que se dan, por ello es muy importante manejar siempre información a tiempo real. Todos estos factores nos darían la experiencia, aunque no tenemos que olvidar que al final el componente de la suerte jugará un papel muy importante en el desarrollo de nuestro trabajo.

1) Aprende a viajar solo.

2) Idiomas: inglés,  francés y  a ser posible árabe, según la zona.

3) Tener una bolsa económica, un trabajo alternativo para poder pagar los primeros viajes y subsistir con independencia.

4) Ir adquiriendo experiencia de forma progresiva, no entrar de buenas a primeras en conflictos.

5) Hacer un curso médico y, si es posible, también de de seguridad.

Es una carrera de fondo. Se necesita tiempo y tenacidad.

RICARDO GARCÍA VILANOVA

Reportero freelance

La mejor medida de seguridad para sobrevivir en una guerra es no ir. En el caso de tozudez, el periodista debería tener en cuenta algunas pautas.

1) Nunca correr a la zona sin prepararse. Las prisas de los que nos mandan no deben ser nuestras prisas. A veces basta con 24 horas de pausa: informarse con otros reporteros que estén dentro o hayan estado recientemente sobre mejores rutas, condiciones, contactos seguros y consejos para el viaje.

2) Una vez dentro tomarse un par de días para comprender el terrero y después decidir.

3) Estar siempre localizado; tener con la sede unos códigos claros para ponerse en contacto e informar de problemas.

4)  Tener un seguro de vida y de accidentes que cubra zonas de guerra.

5) Pasar un curso de entrenamiento con los ex SAS o ex Royal Marines en Inglaterra. Salvan vidas, dan pistas de cómo comportarse en caso de peligro.

6) Tener conocimientos de primeros auxilios. No para uno, sino para socorrer a un compañero.

7) Seguir el excelente Manual de RSF.

8) Exigir respeto por el trabajo, un pago justo.

9) Y no olvidar que un freelance también es un periodista.

RAMÓN LOBO

Periodista freelance. Ha cubierto los conflictos de Bosnia-Herzegovina (1993-1995), Kosovo, Chechenia, Afganistán, Irak, Ruanda, Liberia, Sierra Leona, Uganda, Haití, Zimbabue…

Leo el ‘Manual de Seguridad para Reporteros’ y reconozco, ampliada y mejorada, la lista de las recomendaciones que llevo en todos los viajes. Son apenas un par de folios en los que me recuerdo echar en la maleta desde adaptadores de enchufe a un gps; desde un gran cartel en el que se lea bien claro ‘PRESS TV’ para pegarlo en el parabrisas del coche a un sencillo botiquín. Las más de cien páginas de este (imprescindible) manual no tienen desperdicio. Está preñado de detalles que te pueden facilitar el trabajo o, simplemente, salvar la vida. Personalmente, he añadido a ese par de folios que siempre me acompañan todo lo relacionado con la ciberseguridad; el buen uso de los dispositivos móviles o la protección de contraseñas.

Pero a todos los consejos y recomendaciones de este manual, en el que hay mucho de sentido común y mucho de experiencia, quiero añadir un elemento bastante sensorial.

Quien sufre analgesia nunca detectará una enfermedad a través del dolor que produce. Quien no tiene miedo –un miedo controlado, un miedo lógico- nunca detectará el peligro. Por eso es muy importante aprender a tener miedo (la primera lección de ese aprendizaje consiste en vacunarse contra el pánico). El miedo hay que saber gestionarlo, hay que saber interpretarlo, pero es imprescindible porque en definitiva te recomendará detenerte cuando percibas que a la vuelta de una esquina puedes toparte con el verdadero peligro. El miedo es, sin duda, nuestro mejor chaleco antibalas.

JOSÉ ANTONIO GUARDIOLA

Director de «En Portada» de TVE

El mundo se está convirtiendo en un lugar mucho más peligroso para ejercer el periodismo. Hoy día abundan los continuos ataques y asesinatos a compañeros, por el hecho de ser periodistas, de informar, además de que no se puede negar el alarmante aumento de ataques, violaciones y acoso sexual a mujeres periodistas en todo el mundo. Necesitamos actualizar nuestros protocolos de seguridad para saber reaccionar ante situaciones semejante en la medida de lo posible.

Por otra parte, las organizaciones de noticias se apoyan cada vez más en trabajadores independientes para cubrir conflictos, disturbios civiles y otros escenarios que usualmente resultan peligrosos. Sin embargo, el apoyo prestado a los periodistas independientes -la formación, seguro de vida, seguridad en el terreno, equipo-, no ha mejorado, más aún teniendo en cuenta el ritmo al que los riesgos han aumentado.

Lo más importante que un periodista tiene que tener en cuenta, sin importar cuánta experiencia posea, es tener una formación adecuada en zonas de riesgo. Hay muchos profesionales que trabajan sin formación médica, sin chaleco antibalas, sin una idea real de lo que están haciendo o cuán grande es el peligro es que les rodea. La mayoría de estas personas son ‘freelancers’, los cuales no pueden pagar una buena formación de seguridad, ni el material adecuado para hacer su trabajo, arriesgando más de lo debido para competir en esta industria. Una industria que se desentiende de ellos, manteniendo su status de “freelance” para no tener que responsabilizarse si sucede algo en el terreno.

Los trabajadores independientes no tenemos respaldo alguno, por lo que tenemos que hacer verdaderos esfuerzos extra para estar seguros y seguir siendo competitivos. Lo cual, a veces, es como la pescadilla que se muerde la cola. ¿Cómo podemos ser competitivos, si no contamos con los recursos necesarios para una seguridad adecuada? Y viceversa. ¿Cómo podemos conseguir esos mismos recursos para trabajar adecuadamente si no mantenemos un nivel adecuado de competitividad?

Considero esencial una buena formación médica y de seguridad para tener un enfoque correcto y responsable para el trabajo que hacemos. Desde un punto de vista personal, como mujer periodista y después de vivir en Cairo por un tiempo – lugar especialmente peligroso, sobre todo para mujeres – además de haber cubierto otros conflictos de diversa índole en otras partes del mundo como Siria, Gaza, el Este de Ucrania, Crimea, Egipto, Myanmar, etc, me he dado cuenta de que es vital trabajar bien mis herramientas de seguridad y aprender cómo reaccionar mejor en una situación potencialmente violenta/peligrosa. En este trabajo, es realmente necesario saber cómo reaccionar para protegernos y proteger a quienes trabajan con nosotros; para poder seguir con vida y ejercer nuestro derecho a informar libremente. Y para ello, esta industria – individuos, empresas, y demás organizaciones y medios de comunicación – ha de hacerse responsable de ello y mejorar en consonancia.

MAYSUN
Fotoperiodista

Antes de entrar en una zona de riesgo, hazte las siguientes preguntas: ¿estás suficientemente bien entrenado para afrontar las situaciones de todo tipo que puedan surgir durante tu misión? ¿Sabes lo suficiente de la región y las partes del conflicto? ¿Qué protocolos has previsto para manejar cualquier problema que pueda surgir? Todo esto debes prepararlo cuidadosamente de antemano. También es esencial que tengas a tu jefe informado a diario de tus planes para la jornada y de cómo reanudarás el contacto por la noche.

Tienes que estar muy familiarizado con las tradiciones de la región a la que viajas. Si no eres considerado, podrías tener serios problemas. Por lo tanto, tienes que familiarizarte lo más posible con la ropa y las costumbres locales, y también adaptarte su manera de hablar. Por último, si planeas visitar una zona de conflicto de alto riesgo, lo que necesitas saber es qué grupo controla la zona y pedir permiso antes de ir hasta allí. Si hay más de un grupo que reivindica el territorio, debes ser extremadamente cuidadoso, porque sólo habrá rivalidad entre estas facciones y podrías encontrarse atrapado en el medio.

IQBAL KHATTAK

Periodista y corresponsal de RSF en Pakistán

Hay que documentarse mucho. Llama a colegas o compañeros en la zona que puedan aconsejarte y recomendarte a un ‘fixer’. Contacta también con diplomáticos, entre ellos a la Embajada de Francia, que te puedan dar ‘una fotografía del país’ en el momento en que vas a ir. En cuanto a la vestimenta, sé lo más neutral posible: pantalones anchos, gran camisa o túnica suelta, que no revele formas. Trabaja en equipo, si es posible, con un colega masculino cuya mera presencia pueda intimidar a los acosadores potenciales.

No confíes en nadie: no bajes la guardia ni te dejes llevar por una noche de confidencias. Hasta la persona más agradable puede volverse contra ti. No le digas al conductor la noche antes dónde iréis ir al día siguiente, de lo contrario, podría tener tiempo para advertir a la gente a su alrededor. Espera hasta que esté en el coche para decirle a dónde va y no le des el programa completo de la jornada sino a cada hora. Hay que saber escuchar al ‘fixer’, que conoce el país. Si él dice que ‘damos media vuelta’ porque siente que las cosas se pueden torcer, no hay que tentar a la suerte. En una manifestación violenta o un motín, prevé un casco por si se lanzan piedras. Sobre todo, no te metas por callejuelas estrechas y detecta las calles principales por las que puedas salir y las tiendas donde refugiarte en caso de necesidad.

STÉPHANIE PÉREZ

Periodista de France 2

El ‘fixer’ es esencial en todas las áreas peligrosas, pues te servirá como traductor, pero también te advertirá de los peligros. Tienes que elegir a alguien de tu confianza. También es muy importante tener un buen conductor y un buen coche. Si falla, es muy problemático, y si ocurre en el lugar equivocado, lo es aún más. Es mejor no ahorrar por ese lado.

En cuanto a la seguridad informática, parto de la base de que nos escuchan y vigilan, así que lo mejor es poner las cosas comprometedoras en memorias USB, dejarlas en casa antes de salir, y, durante el reportaje, mantener siempre el ordenador portátil contigo. Puedes también establecer contraseñas y seudónimos para proteger a tus fuentes. Cuando hay riesgo de secuestro, como en Bagdad, es aconsejable no fijar las citas con anticipación, presentarse sin previo aviso, y cuando se entrevista a alguien, evitar permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar: al cabo de media hora, es mejor irse. A veces sólo tienes que confiar en tu instinto, y cuando no estás totalmente cómodo, decir ‘ya he tenido suficiente, me voy’ y no darle mayor importancia.

Para mantener una vida familiar estable durante las misiones, creo que hay que hablar con los hijos, tranquilizarlos, enviarles fotos de donde estás, mostrarles la habitación del hotel, la gente con la que interactúas… cuando se pueda hacerlo, para desdramatizar.

CHRISTOPHE BOLTANSKI

Reportero de Le Nouvel Observateur

Durante las violentas manifestaciones de la plaza Maidán en Kiev, al principio recomendamos a los periodistas locales que se distinguieran con un símbolo de color naranja. Pero pronto nos dimos cuenta de que la policía iba a por ellos, así que decidimos fabricar pegatinas en blanco y negro con la palabra ‘PRESS’ en inglés y les dijimos a los periodistas que los usaran en sus cascos y chaquetas. Entonces, la policía tuvo miedo de dispararles, porque podría tratarse de corresponsales extranjeros, y querían evitar problemas… Esta identificación los protegió. Sin embargo, debe ser de quita y pon, como una pegatina, por si uno se ve en medio de una multitud hostil.

Al comienzo de las manifestaciones teníamos cascos de obrero, pero, aunque nos podían proteger de una pedrada, no se sostenían bien. Así que, con la ayuda de RSF, compramos cascos de snowboard. Ésta es la solución ideal porque protegen tanto de las balas de goma como de las piedras. También usamos gafas balísticas y máscaras para protegernos de los gases lacrimógenos.

Por último, se utilizó una comunidad secreta de Facebook. Los periodistas, a través de sus teléfonos inteligentes, podían informarse mutuamente de sus posiciones, enviar alertas y volar al rescate de un colega en peligro.

OKSANA ROMANIUK

Corresponsal de RSF en Ucrania y directora de la ONG ucraniana Institute of Mass Information (IMI)

Si tengo un consejo es que nunca hay que ir solo; siempre ‘embedded’ (empotrado) con alguien y confiarse a su seguridad, ya sea un ejército o un grupo rebelde. Si crees que las autoridades están haciendo todo lo posible para evitar que vayas al escenario de las operaciones, entonces puedes arriesgarte y tratar de ir de todos modos. Pero es mejor hallar la manera de prevenir al que está enfrente de que vas a pasar, para que no te tomen por alguien que acaba de entregar las armas y se disfraza de periodista.

Al enfrentarte con combatientes que cortan la carretera y que están dispuestos a matarte por tu reloj, tienes que mantener un perfil bajo y no hacerte el listo. Sé paciente. Cuando a uno lo retienen en contra de su voluntad, no se sabe cuánto tiempo va a durar. Debemos cooperar, pero no dar los nombres y direcciones de personas que puedan sufrir por ello. Hay que aprenderse más cosas de memoria y tener pocos números de teléfono apuntados. Deja atrás tu ordenador y tu teléfono inteligente y sal con casi nada encima.

Un día, en pleno reportaje, todo iba tan bien que me sonó una alarma en la cabeza y me dije  ‘ten cuidado, has agotado tus reservas de suerte’. Y ahí detuve el periodismo de guerra. Nunca sabré si mi instinto me aconsejó bien o mal, pero todavía estoy aquí, ¡y eso es algo!.

PAUL STEPHEN MANIER

Periodista de televisión, documentalista y miembro de la directiva de Reporteros Sin Fronteras

La mayoría de las veces, las zonas de conflicto son lugares completamente impredecibles, así que debemos partir con un fotógrafo o cámara con el que nos llevemos bien y con el que tengamos el mismo sentido del peligro, alguien de confianza con el que podemos contar en un accidente. Sobre todo, que uno no fuerce al otro, porque eso puede salir realmente mal. También hace falta un buen calzado y una buena preparación física, ya que lo de correr no se improvisa.

Cuando voy a Siria, mi iPhone está apagado y lo dejo al otro lado de la frontera, en Turquía, para evitar que me descubran por una señal que las tropas de Bashar al-Assad –con la ayuda de los rusos – seguro que pueden detectar. Y si uso un teléfono por satélite para ponerme en contacto con la redacción, tardo sólo 10 segundos: digo ‘todo bien’, y cuelgo.

Creo que lo más importante es que se trata es una cuestión mental. Cuando se vuelve muy peligroso, es normal tener miedo. El miedo puede hacerte reaccionar bien. Sin embargo, no hay que caer en el pánico. El pánico es contagioso y siempre lleva a tomar malas decisiones. Por lo tanto, debemos tener una mente fuerte y estar con gente que tiene una mente fuerte. Ocurre que puedes verte obligado a pasar horas escondido en algún lugar, sin posibilidad de moverte. Tenemos que aprender a esperar, a no entrar en pánico.

MARTINE LAROCHE-JOUBERT

Periodista de France 2

Siempre hay que tener un plan y prepararse para lo peor. Cuando mi fotógrafo y yo fuimos detenidos en Etiopía durante un reportaje sobre un grupo de rebeldes separatistas, habíamos acordado previamente un protocolo: teníamos que llamar a un allegado cada día, y si perdíamos el contacto, esa persona daría la voz de alarma. Funcionó. Cuando se enteró de que habíamos sido detenidos, inmediatamente cambió las contraseñas de nuestros correos electrónicos y de nuestras cuentas en las redes sociales. Es lo que habíamos convenido con ella antes de salir para que no nos hicieran revelar nuestras contraseñas en un interrogatorio fuerte.

Durante el cautiverio, primero había que romper el hielo con los captores y conseguir que nos vieran como seres humanos. Bromeamos sin cuestionar su autoridad, siempre cooperando. Lo que hicimos cuando fuimos detenidos fue hablar de fútbol: ¡realmente es un lenguaje universal, especialmente cuando se trata de Suecia y se habla de Zlatan Ibrahimovic! Por último, pueden humillarte y torturarte, pero no decidir quién eres. Eres periodista, y si tomas distancia, puedes pensar en cómo vas a contar tu historia. Hazte con lápiz y papel, toma notas y ocúltalas. Haz ejercicio incluso en una estrecha celda. Puede saltar, caminar dibujando un ocho (para evitar el mareo), recitar poemas y cantar canciones para infundirte coraje.

MARTIN SCHIBBYE

Periodista independiente sueco encarcelado 438 días en Etiopía

En Honduras, la libertad de expresión es débil y se reprime a los periodistas. Mi vida diaria está bajo vigilancia. Recibo regularmente amenazas de muerte, mi familia está amenazada. Mi coche fue saboteado, nuestro abogado fue asesinado, me tuve que cambiar de casa varias veces. La seguridad es la mitad del presupuesto de mi familia. Es muy difícil vivir, pero ¿cómo iba dejarles mi país en estas condiciones a mis hijos? Eso es lo que me sostiene.

Para protegerme, nunca estoy sola. Tengo hombres armados ante mi casa. Nunca concierto citas por correo electrónico o por teléfono, retiro la batería de mi celular antes de salir y no voy al lugar sin haber comprobado que no me están siguiendo. Los siguientes encuentros, sólo los arreglo cara a cara. De antemano, me informo bien del perfil de la persona que estoy a punto de conocer, para evitar trampas, y también de en qué medida esa persona se pone en peligro por hablar conmigo. Siempre hay que ser conscientes del riesgo que se corre y que se hace correr a nuestros contactos. Encripto mis datos y los guardo en múltiples tarjetas de memoria escondidas en lugares seguros.

Cuando uno está amenazado, es importante crear una red de apoyo internacional para ganar visibilidad y protección. Cuando sentimos que se trata de demasiado peligro, hay que considerar marcharse, formarse, por ejemplo, en seguridad informática, y encontrar aliados para un mejor regreso.

DINA MEZA

Periodista y corresponsal de RSF de investigación en Honduras

La seguridad depende del equipo. Como dicen nuestros entrenadores: ¡a solas se va más rápido, pero en grupo se llega más lejos! En general, nos movemos en equipos compuestos por redactores, fotógrafos y cámaras acompañados de un conductor y un ‘fixer’. Cuando se ve necesario, nombramos en el equipo a un referente en seguridad, que no es necesariamente la persona con más experiencia, sino quien mejor conoce el terreno, el que habla el idioma. En este caso, el equipo hace cada mañana una puesta a punto de seguridad, el ‘fixer’ aporta su punto de vista y la redacción está prevenida.

Al acercarse a un puesto de control del que se desconfía, a veces hay un corto espacio de tiempo en el que todavía se está a tiempo de dar la vuelta y salir. Por eso debemos estar siempre muy atentos al entorno. Cualquier situación anormal (por ejemplo, la carretera queda desierta de repente, o bien hay mucho tráfico en sentido contrario, densidad inusual, coches inmovilizados, etc.) puede ser un signo de un problema más grave y esto nos debe alertar antes de que los guardias de un posible ‘checkpoint’ nos vean. En situación de peligro, siempre recomendamos activar el sistema de seguimiento de alerta (tracking) que se proporciona de manera rutinaria a nuestros periodistas que trabajan en zonas delicadas. Saber que el redactor jefe está al tanto también puede cambiar la manera en la que manejamos una situación difícil.

EMMANUEL SEROT

Periodista encargado de asuntos de seguridad en AFP

El periodista no es sólo un testigo, sino también un objetivo prioritario por motivos de dinero y, cada vez más, por razones políticas. Por lo tanto, debe tener mucho cuidado cuando utiliza su teléfono móvil, ya que con la geolocalización puede ser detectado rápidamente. La protección de las fuentes y la codificación de los datos son, pues, fundamentales para no poner en peligro a los contactos.

Para los freelancers, ¡cuidado con la carrera por el reconocimiento y la adrenalina, pues puede llevarles a ponerse en peligro! La crisis de la prensa y la competencia extremadamente violenta entre los periodistas a veces los lleva a asumir riesgos excesivos y se vuelven más vulnerables.

Mi consejo final es mostrar humildad, respeto y seguir los usos y costumbres del país en el que te encuentres. La condescendencia y el desprecio sólo ponen en peligro al periodista y a todos sus colegas.

ALAIN MIGNAN

Fotógrafo y miembro de la directiva de RSF

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