Seis meses de guerra de Trump contra la prensa: el presidente de EEUU, clave en el movimiento global contra el periodismo

A seis meses del inicio del segundo mandato del presidente estadounidense Donald Trump, su administración se ha vuelto cada vez más hostil hacia la prensa, imitando y, a la vez, inspirando a regímenes autoritarios o inmersos en derivas autoritarias de todo el mundo. Reporteros Sin Fronteras (RSF) advierte del peligro de este movimiento transnacional contra la prensa que comparte tácticas más allá de las fronteras y que ha encontrado en el presidente estadounidense uno de sus más poderosos defensores hasta la fecha.
Donald Trump se ha convertido en una figura clave de un movimiento político global contra el periodismo que ha contribuido al reciente declive de la libertad de prensa en todo el mundo. Esta tendencia se manifiesta con especial intensidad en Estados Unidos, apenas seis meses después del inicio de su segundo mandato. Los regímenes hostiles a la prensa suelen adoptar tácticas similares entre sí —desde el acoso verbal a periodistas hasta el desmantelamiento de medios independientes— lo que revela la existencia, implícita o deliberada, de un manual compartido para controlar, intimidar y castigar a la prensa libre.
“Puede que Donald Trump esté imponiendo barreras al comercio internacional, pero cuando se trata de atacar a la prensa, las ideas circulan libremente entre países con un historial deficiente en materia de libertad de expresión. Desde que asumió el cargo hace seis meses, Trump ha complementado años de ataques verbales contra periodistas con medidas concretas destinadas a restringir la labor de los medios. Muchas de estas tácticas no son nuevas: forman parte del mismo manual que han utilizado durante años los depredadores de la libertad de prensa en distintas partes del mundo. Sin embargo, Trump ha amplificado este fenómeno, envalentonando e inspirando a otros líderes a adoptar medidas cada vez más drásticas contra sus propios medios nacionales. El resultado es un grave retroceso para la libertad de prensa a nivel global”.
Clayton Weimer | Director de RSF en EE.UU.
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Guerra jurídica y presión económica
Una de las tácticas favoritas de Donald Trump para enfrentar cualquier forma de crítica son las demandas, un sello distintivo de su cruzada contra la prensa. Ha demandado repetidamente a medios por coberturas que no le son favorables, utilizando el sistema judicial como arma para intimidar y desgastar a periodistas y editores. Esta “guerra jurídica”, o el uso estratégico de leyes y procedimientos legales para obstaculizar a un adversario, es una herramienta recurrente entre líderes autoritarios que buscan silenciar a la prensa. Un ejemplo claro es el presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien, desde que declaró el estado de emergencia en marzo de 2022, ha intensificado la represión contra el periodismo independiente, sometiendo a medios y periodistas a onerosos juicios, auditorías fiscales y acoso institucional.
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Los afines toman el control de los medios
La demanda de Donald Trump contra Paramount, empresa matriz de la cadena CBS, concluyó con un acuerdo que allanó el camino para que David Ellison, director ejecutivo de Skydance y cercano al expresidente, asumiera el control de la compañía. Colocar a aliados o “compinches” al frente de los principales medios es una táctica bien conocida para someter la prensa a intereses políticos. En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán ha utilizado estrategias similares: empresarios vinculados a su gobierno han adquirido numerosos medios, permitiendo a su partido controlar aproximadamente el 80 % del mercado de información política del país. En 2020, casi todo el personal del mayor sitio web de noticias de Hungría, Index.hu, dimitió después de que su redactor jefe fuera despedido por presión política.
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Desmantelamiento de los medios públicos independientes
Trump ha convertido a los medios de comunicación públicos en blanco de sus ataques al intentar revocar la financiación aprobada por el Congreso para las emisoras públicas nacionales National Public Radio (NPR) y Public Broadcast Service (PBS), y ha amenazado también con cortar los fondos destinados a emisoras locales e independientes.
De manera similar, figuras como el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, cuyo gobierno espió ilegalmente a periodistas, medios y a Reporteros Sin Fronteras (RSF), trató de desmantelar la emisora pública Empresa Brasil de Comunicação (EBC).
Además, los recortes de Trump a la ayuda exterior y el desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM) han debilitado significativamente el respaldo estadounidense a medios independientes en el extranjero. Esto ha sido recibido con entusiasmo por regímenes autoritarios, que están aprovechando la oportunidad para llenar el vacío dejado. La prensa estatal rusa celebró el cierre de Voice of America (VOA) como una “decisión impresionante”, mientras que Hu Xijin, exredactor jefe del medio estatal chino Global Times, calificó la paralización de Radio Free Asia (RFA) y VOA como “realmente gratificante” y expresó su deseo de que fuera “irreversible”. Incluso un alto asesor del primer ministro húngaro Viktor Orbán afirmó que “no podría estar más contento” con los recortes de la USAGM.
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Violencia contra periodistas que cubren protestas
RSF ha documentado al menos 60 actos de violencia contra periodistas durante las recientes protestas en Los Ángeles contra las políticas migratorias de Trump. Esta agresividad hacia los periodistas ha sido una constante de la política trumpista. La brutalidad y la detención de periodistas que cubren protestas contra el gobierno también son habituales en países como Serbia, Turquía y Georgia. En marzo, cuatro periodistas fueron detenidos en Estambul mientras informaban sobre las manifestaciones contra el gobierno turco. En Georgia, más de 70 periodistas fueron agredidos mientras cubrían las protestas en 2024.
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Prohibición de palabras y frases indeseables
El 11 de febrero, la Casa Blanca vetó a la agencia Associated Press (AP) el acceso al Despacho Oval, al Air Force One y a varios actos oficiales, en represalia por el uso del término «Golfo de México» para referirse a la masa de agua frente a la costa sur del país, que Trump rebautizó como «Golfo de América». Además, el equipo de prensa de la Casa Blanca ha llegado a ignorar los correos de periodistas que incluyen pronombres de género en sus firmas. En términos generales, el Gobierno ha eliminado frases clave que considera «progresistas» o «woke».
La vigilancia del lenguaje se hace eco de las tácticas del Kremlin. En 2022, días después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, Putin ordenó a los medios que eliminaran las noticias que calificaban la agresión a Ucrania de «ataque», «invasión» o «guerra», minimizando la invasión al referirse a ella como una «operación militar especial». La difusión de información considerada «falsa» o «desacreditadora» sobre las fuerzas armadas rusas fue castigada con penas de hasta 15 años de prisión. Los periodistas y medios que se desviaron de la narrativa oficial se enfrentaron a multas, penas de prisión y el exilio forzoso. Posteriormente, Rusia bloqueó, prohibió, censuró y sancionó a numerosos medios, tanto nacionales como internacionales, y encarceló a periodistas por infringir la nueva legislación. En los territorios ucranianos ocupados, las fuerzas rusas también detuvieron a reporteros independientes.
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Acusaciones infundadas contra medios
Poco después de que Elon Musk, en coordinación con el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), iniciara el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a la que calificó sin pruebas como una «organización criminal» —a pesar de su papel clave en el financiamiento de medios independientes en todo el mundo—, el Gobierno serbio llevó a cabo una redada en las oficinas del Centro de Investigación, Transparencia y Rendición de Cuentas (CRTA). Esta organización no gubernamental gestiona Istinomer.rs, uno de los principales sitios de verificación de datos del país.
La intervención fue justificada por el fiscal general serbio basándose en declaraciones de la administración Trump, que acusó sin evidencias a los beneficiarios de los fondos de la USAID de «malversación» y «blanqueo de dinero».
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Campañas de desprestigio contra periodistas
Trump también destaca por su retórica abiertamente hostil hacia la prensa. En el mismo continente, esta tendencia también se puede encontrar en el presidente argentino Javier Milei. En abril de 2025, Milei comenzó a utilizar públicamente el eslogan «No odiamos lo suficiente a los periodistas». Al igual que Trump, ha desatado campañas de desprestigio contra periodistas y ha amplificado el acoso en línea contra ellos. En mayo de 2025, Milei presentó denuncias por difamación y calumnias contra tres periodistas en represalia por la cobertura crítica que hicieron sobre su gestión.
Este intercambio de ideas, tácticas y narrativas entre líderes que comparten una visión confrontativa hacia la prensa ha dado lugar a un círculo vicioso autoritario. A veces es difícil determinar exactamente quién inspira a quién, pero el resultado final es claro: un mayor riesgo para el periodismo en todo el mundo.