SUDÁN DEL SUR | La guerra civil deja en suspenso la libertad de información
El país más joven del mundo cumple tres años. En el aniversario de su independencia, Reporteros Sin Fronteras evalúa la situación actual de la libertad de información y las esperanzas truncadas en Sudán del Sur, dividido por la guerra civil desde mediados de diciembre de 2013.
Fue un aniversario triste, el de este 9 de julio. Sudán del Sur parecía encarnar una nueva esperanza de estabilidad y democracia en la región, a pesar de todos los obstáculos. Pero recayó enseguida en los conflictos divisorios que azotaban el territorio y a sus habitantes antes de la independencia.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios eleva a varios millares los muertos, hasta el momento, que ha causado la guerra civil que comenzó el 15 de diciembre. El número de desplazados sobrepasa el millón.
Después de visitar el Sudán del Sur en julio de 2013, Reporteros Sin Fronteras publicó un informe sobre los desafíos que afrontaba el país, incluyendo la censura y la necesidad de formar a los periodistas. Esos retos parecían posibles entonces en este joven estado, donde las fuerzas de seguridad y los periodistas se reunían regularmente y mantenían un diálogo saludable, y en el que una ley de medios progresista iba camino de aprobarse.
Pero este frágil progreso ha sido destrozado por la extrema violencia que se ha apoderado de Sudán del Sur durante los últimos seis meses.
Los periódicos, primeras víctimas del conflicto
La prensa independiente de la capital, Juba, lo tenía difícil incluso antes de que estallara el conflicto el 15 de diciembre.
La última edición del diario en lengua árabe Almasier fue confiscado el 7 de diciembre después de que recogiera unas declaraciones críticas con el presidente Salva Kiir, efectuadas en rueda de prensa por los miembros del gobernante Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM), opuesto a Kiir. Al mismo tiempo, el Servicio de Seguridad Nacional (NSS) llamó al director y el consejero delegado de Almasier para ser interrogados.
Nhial Bol, director del diario independiente en inglés The Citizen, fue detenido el 10 de diciembre, y la tirada de su último número fue incautada durante una redada de las fuerzas de seguridad al día siguiente. Tanto The Citizen como Almasier ya habían sufrido intimidacioes similares en el pasado, mientras que la edición inglesa de Almasier fue prohibida en 2011.
Fuera de Juba, aún peor
La violencia contra los medios de comunicación es muy real en las áreas sometidas al control de la «oposición SPLA», los rebeldes encabezados por el ex vicepresidente Riek Machar. Pocos periodistas pueden seguir trabajando allí: o han huido al exilio, o han acabado en campamentos para personas desplazadas. Los equipos de muchas emisoras de radio ha sido destruidos sistemáticamente.
Algunas de las pocas radios que se han salvado han sido requisadas para transmitir los mensajes de los rebeldes. En Bentiu, en el estado de Unity, las emisoras rebeldes han recurrido incluso a la incitación al odio. Radio FM Bentiu hizo llamamientos a eliminar a ciertos grupos étnicos y a violar a sus mujeres. Cientos de personas murieron en la masacre posterior, en abril de 2014, según la ONU.
Aun cuando los periodistas siguen trabajando, se informa poco. Algunos periodistas con acceso a las zonas controladas por los rebeldes han preferido no utilizar las entrevistas realizadas por temor a poner en peligro a los entrevistados o ellos mismos.
A medida que el conflicto político ha tomado tintes étnicos, los periodistas miembros de la tribu Machar Nuer se consideran automáticamente partidarios de la oposición, mientras que los que pertenecen al grupo étnico del presidente Kiir, los dinka, no pueden trabajar en el territorio controlado por los rebeldes.
Periodismo «patriótico»
La cantidad de asuntos inabordables se ha ido expandiendo de manera constante por todo el país. A los funcionarios de Sudán del Sur les agrada el periodismo «patriótica» y les importa su reputación.
El ministro de Información, Michael Makuei, dijo a los periodistas en Juba en marzo que corrían el riesgo de ser detenidos o expulsados por hacer «propaganda hostil» si se entrevistaban con miembros de la oposición. Los medios de comunicación deben tener «una posición neutra que no agite contra el gobierno», dijo.
Pocos días después, el presidente Kiir prohibió a los periodistas cubrir su vida privada, alegando que se trataba de una «clara violación de nuestra constitución.»
Los editores de periódicos escribieron recientemente al gobierno solicitando una explicación de las amenazas verbales recibidas de agentes de seguridad, quienes les habían ordenado no publicar ningún artículo sobre temas de gobernabilidad o federalismo.
«El gobierno no ha emitido ni emitirá nunca ninguna directiva, verbal o escrita (…) para censurar el debate o la publicación de artículos sobre el federalismo o cualquier otro asunto de interés público «, dijo el ministro de información el 2 de julio en una carta en la que negaba la existencia de ningún tipo de órdenes.
«El debate sobre el federalismo o cualquier sistema de gobierno está consagrado bajo la libertad de expresión en virtud del artículo 24 de la Constitución, por lo que no se puede restringir la libertad de expresión de nadie, sobre cualquier sistema de gobierno que quiera eventualmente discutir», declaró el portavoz presidencial Ateny Wek Ateny el 2 de julio.
Censura y autocensura
A pesar de estas declaraciones, ese mismo día fueron requisados los 15.000 ejemplares de la tirada de Juba Monitor’s, después de que publicase un artículo sobre el federalismo. Ya habían sido confiscadas las ediciones del 18 de marzo y del 10 de abril por hacer referencia a un avance de los rebeldes y por entrevistar a un exministro que se unió a la oposición.
Cuando los 3.000 ejemplares de The Citizen se incautaron en una redada el 7 de julio, un funcionario le dijo al Sudan Tribune que el motivo era «problemas de seguridad», más que cualquier intento de amordazar a los periodistas.
El director de The Citizen, Nhial Bol Aken , dijo que los ataques están causando grandes pérdidas y que están poniendo en peligro el futuro económico del periódico.
¿Está Sudán del Sur tratando de utilizar tácticas económicas para estrangular o presionar a sus medios de comunicación, al igual que su vecino del norte? A principios de este año, se propuso firmemente a Citizen TV, propiedad del mismo grupo, que debería dar más protagonismo al presidente en sus contenidos y que deberían ponerlo en la apertura de sus informativos.
Según Oliver Modi, líder de la Unión de Periodistas de Sudán del Sur (UJOSS), ha habido al menos cinco casos de periodistas convocados para ser interrogados o detenidos en Juba y otros diez o más casos en otras partes del país, desde el inicio del conflicto en diciembre. Es la manera de mantener a los profesionales de los medios bajo presión.
La autocensura, que los periodistas y los medios de comunicación los observadores dicen que ya era un problema en Sudán del Sur antes de la crisis, ha alcanzado proporciones alarmantes.
«Los medios de comunicación ya no pueden desempeñar labor de alerta, de vigilancia», apuntó un observador de los medios. «Siempre ha habido un cierto grado de autocensura, pero si quieres seguir viviendo y trabajando como periodista en Juba hoy en día, hay que evitar las preguntas controvertidas, y esto quiere decir todo lo que tenga que ver con la seguridad».
Incluso el personal de Radio Miraya, gestionada por la ONU, y que solía ser más críticos, han sido amenazados y temporalmente evacuados. Algunos acusan a la emisora de que ahora no habla nada más que de asuntos poco conflictivos.
Reformas legislativas en espera
Por último, la ley de medios que se debería haber votado en diciembre de 2013, se ha aplazado indefinidamente ante la consternación de los periodistas, a quienes les gustaría liberarse lo antes posible del control del Ministerio de Información, al que están sujetos en ausencia de legislación de los medios. Esto a menudo da lugar a abusos, como que los periodistas tengan que registrarse en el ministro para poder trabajar.
Aunque no es perfecto, el proyecto de ley de medios se adhiere a los estándares internacionales, garantizando el respeto de los intereses públicos, la creación de un organismo regulador bajo la supervisión parlamentaria y la participación de la sociedad civil en el nombramiento del director de la emisora pública, dicen los periodistas.
Cuando una delegación de periodistas fue al Parlamento el 20 de junio para solicitar información sobre el estado de la ley de medios propuesto, se les respondió que «la ley de medios no es la prioridad. La seguridad y la paz son la prioridad».
Reporteros Sin Fronteras pide al gobierno que no cometa el error de sacrificar el respeto por las libertades civiles a la seguridad. Como estado creado en reacción a la violencia y la arbitrariedad que su población sufrió a manos de su vecino del norte, Sudán del Sur debe seguir tratando de garantizar una prensa libre e independiente. Los requisitos son que se apruebe la ley de medios, que acabe la crisis de los periódicos y que se ponga fin al acoso contra los periodistas.
Sólo de este modo se puede evitar que quede comprometido el futuro de este joven país, que, desde su creación, ha retrocedido sistemáticamente en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras. En la actualidad ocupa el puesto 119 entre 180 países.