UZBEKISTÁN | RSF pide la libertad de dos periodistas presos hace 16 años

| RSF pide la libertad de dos periodistas presos hace 16 años

11.06.2015 19:20

Reporteros Sin Fronteras y la Asociación para los Derechos Humanos de Asia Central piden la puesta en libertad del periodista Muhammad Bekjanov la víspera de la visita del Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-Moon a Uzbequistán.

Bekjanov, galardonado con el Premio Reporteros Sin Fronteras a la Libertad de Prensa de 2013, es el periodista más longevo de los que están encarcelados en el país. Tiene ahora 60 años, está casado, es padre de tres hijos, y lleva 16 años preso.

Fue editor de la publicación Erk (Libertad) a finales de los 90, cuando intentó empezar un debate sobre el estado de la economía, el uso de trabajos forzados en la industria del algodón y el desastre ambiental del mar Aral. Como resultado, se convirtió en uno de los peores enemigos del Presidente Karimov, que sacó ventaja de los atentados de Tashkent en 1999 para acallar a sus críticos. Como muchos activistas prodemocráticos, Bekjanov fue juzgado como cómplice y sentenciado a 15 años de cárcel. Su sentencia fue reducida en 2003, pero en enero de 2012, apenas unos días antes de ser puesto en libertad como le correspondía, fue condenado a cuarto años y ocho meses de cárcel por desobediencia a los oficiales de la prisión bajo el artículo 221 del código penal del país. 

Yusuf Ruzimuradov, compañero del periódico Erk, también fue detenido en la misma fecha y lleva preso desde entonces. 

Las autoridades están impidiendo en la actualidad que Ruzimuradov pueda ver a su abogada, Polina Braunerg. Cuando ésta fue a la prisión, el 29 de abril, para ver a su cliente, se le dijo que Ruzimuradov estaba en la “lista negra” de los Servicios de Seguridad Nacional y que no le podían dar información sobre él.

“Esperé para ver a mi cliente más de cinco horas a 38º, sin que nadie me explicara dónde estaba”, cuenta Braunerg.

Reporteros Sin Fronteras y la Asociación para los Derechos Humanos de Asia Central están muy preocupadas por esta última violación de los derechos de Ruzimuradov.

“Ruzimuradov tiene derecho a tener asistencia médica y legal con carácter de urgencia. Las condiciones de la prisión han afectado gravemente a su salud ”, afirma Nadezhda Atayeva, responsable de la Asociación para los Derechos Humanos de Asia Central.

“Casi 16 años después de su primera condena, es inaceptable que tanto Bekjanov como su familia o su abogado, no puedan tener acceso a las copias de las decisiones judiciales sobre el caso”, afirma Benjamin Ismaïl, responsable de Reporteros Sin Fronteras.

Bekjanov es un rehén del régimen. Su hermano, el conocido poeta y opositor Muhammad Salikh, fue el único candidato opositor a las elecciones presidenciales de diciembre de 1991. Oficialmente obtuvo menos de 13% de los votos, pese a que los observadores internacionales afirmaron que había ganado. Las fuerzas de seguridad emplearon la violencia para dispersar las manifestaciones estudiantiles de apoyo al Salikh
 y los periódicos de la oposición fueron cerrados. 

Bekjanov, ha sido repetidamente torturado desde que fue detenido. Durante la investigación inicial fue agredido y llegó a perder la conciencia. Le rompieron una pierna en otra agresión en 2003 y le negaron tratamiento médico. Ha perdido muchos dientes y parte de la audición como consecuencia una tuberculosis prolongada durante mucho tiempo.

Cuando su mujer, Nina Bekjanova, le visitó en 2014 notó que se quejaba de un hernia inguinal desarrollada por los trabajos de la prisión. Su estado físico y mental es extremo.

La detención prolongada de prisioneros políticos bajo el artículo 221 del código penal es una práctica común en uzbekistán. Se les condena con falsos testimonios, violando sus derechos a un juicio justo. Las sentencias suelen ampliarse de tal forma que se convierten en una cadena perpetua en la práctica. 

Reporteros Sin Fronteras y la Asociación para los Derechos Humanos de Asia Central mandan también una copia de esta nota de prensa a los relatores especiales de Naciones Unidas sobre torturas y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión.